Un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez trabaja en un proyecto que podría transformar la manera en que se enfrenta a una de las enfermedades más extendidas en regiones cálidas y húmedas del país y del mundo: el dengue.
El doctor Javier Alfonso Garza Hernández, profesor investigador adscrito al Departamento de Ciencias Químico-Biológicas, ha desarrollado un bioinsecticida innovador, actualmente en proceso de patente, que busca disminuir las poblaciones del mosquito Aedes aegypti, transmisor de esta enfermedad.

“La problemática surge, porque, a nivel mundial, incluyendo México, lo que es el uso de insecticidas químicos, pues ha sido constantemente indiscriminado.”, explica el doctor Garza Hernández.
El proyecto, que ha tomado 10 años de investigación, se distingue por su enfoque sustentable que el mismo doctor Garza Hernández impulsó durante su trayecto académico en el IPN con el estudio de los vectores.
No estamos exentos
Para quienes no estamos familiarizados con el tema del dengue en regiones como la nuestra, el catedrático enfatiza que “el dengue es una enfermedad que es causada por un virus, del mismo nombre, teniendo cuatro serotipos: uno, dos, tres y cuatro”.
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Los síntomas de alarma son cuando el paciente presenta hemorragias y puede agravarse hasta llegar a la muerte.
Sin embargo, gran parte del estado de Chihuahua está completado por municipios de zonas subtropicales, como Batopilas y Guadalupe y Calvo, específicamente en la sierra baja Tarahumara donde, según el doctor Garza Hernández, “hay un potencial de que comiencen a generarse muchos casos de dengue”.
Mientras que, en las zonas altas y en donde hay fríos muy marcados, como Ciudad Juárez, “prácticamente los casos que se han registrado no han sido endémicos, sino que han salido como exportados de otros estados”, así lo da a conocer el doctor Javier Alfonso.
La investigación cobra sentido cuando se traduce en soluciones para la vida diaria
Este tipo de innovaciones no solo tienen un impacto en la salud pública, sino también en la forma en que se concibe la relación entre ciencia y sociedad.
A diferencia de los insecticidas químicos convencionales, el bioinsecticida desarrollado por el equipo de la UACJ utiliza compuestos biológicos diseñados para afectar exclusivamente al mosquito, sin alterar de manera significativa el equilibrio ecológico.
Aunado a esto, cuando el insecto se alimenta o está expuesto al bioinsecticida —RNA de interferencia—, el RNA migra al RNA mensajero de la especie de vertebrados y evitan que se expresen esas hormonas, al no hacerlo, no hay producción de estas, causando su muerte inmediata.
Aunque el producto aún se encuentra en fase de pruebas de campo y semi campo, los resultados preliminares son alentadores.
El investigador destaca que el siguiente paso será validar su eficacia en distintas regiones y climas, para asegurar que su uso pueda escalarse a nivel nacional.
El doctor, finalmente, no deja de subrayar la relevancia que tiene este tipo de investigaciones en un contexto global.
Con la patente en trámite y la mirada puesta en nuevas etapas de validación, el bioinsecticida de la UACJ se perfila como un ejemplo del potencial que tiene la ciencia universitaria para enfrentar los grandes problemas de salud pública.