Eran casi las siete de la tarde de este domingo cuando integrantes del colectivo “Justicia para Nuestros Deudos” llegaron al crematorio Plenitud con pintura roja, esténcil y un objetivo claro: cubrir la barda del inmueble con 386 corazones, uno por cada cuerpo encontrado en su interior el pasado 25 de junio.
La tarde comenzaba a oscurecer mientras también comenzó a caer la lluvia, cuando los manifestantes se distribuían en silencio para colocar sus mensajes de amor, en memoria de quienes fallecieron y podrían encontrarse entre los 386 cuerpos localizados en el crematorio Plenitud.
Algunos corazones llevaban nombres escritos; otros permanecían vacíos, esperando ser identificados, pero entre los trazos, aparecían también pancartas con reclamos de justicia, mensajes de indignación y fotografías de sus seres queridos.

No es la primera vez que este colectivo, conformado por más 130 familias, ha realizado protestas, vigilias y denuncias públicas.
Sin embargo, esta acción tenía un peso simbólico distinto: visibilizar el dolor y el vacío que deja la ausencia, en medio de una investigación que avanza lentamente y que, hasta ahora, no ha derivado en sanciones contra autoridades responsables de las omisiones.
Cabe resaltar que el 25 de junio, las autoridades encontraron 386 cuerpos sin incinerar y en condiciones insalubres dentro del crematorio Plenitud, algunos almacenados desde la pandemia de 2020.
Este hallazgo sacudió a la ciudad entera, pero también a todo el país, pues es la primera vez que se sabe de un hecho de esta índole, por lo que se abrió un expediente que, a más de mes y medio, sigue sin respuestas claras para las familias.
Mientras pintaban, los asistentes compartían historias, recordaban fechas y discutían sobre el lento avance de las diligencias, donde muchos coincidieron en que los corazones son más que un acto de protesta, pues se trata de una forma en que los muertos, aún sin sepultura digna, no sean olvidados.
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La acción concluyó entrada la noche, cuando los 386 corazones quedaron marcados en la fachada, pero el colectivo prometió seguir con estas intervenciones hasta que la justicia llegue y se esclarezca quiénes fueron responsables de permitir que cientos de cuerpos permanecieran abandonados durante años.
Cada corazón pintado es un compromiso con la memoria, pero además es una advertencia de que, aunque pase el tiempo, la exigencia de justicia no se borrará.