Al exterior de una concurrida plaza comercial en Ciudad Juárez, dos niños fueron separados de su madre y la pareja de ella, por agentes estatales.
A simple vista, podían parecer como cualquier otro menor que acompaña a su familia, pero la intervención de la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género y a la Familia (FEM) reveló que los niños eran víctimas de abuso y de trabajos forzados.
Según el reporte oficial de la Fiscalía Zona Norte, al lugar acudieron agentes de la Unidad de Combate al Delito de Trata de Mujeres, Niñas y Niños tras el seguimiento de un caso de trata de personas que apuntaban a la presencia de menores en riesgo en esa zona.

Los menores fueron ubicados en el centro comercial, ubicado sobre avenida Adolfo López Mateos y bulevar Óscar Flores, luego de que existía la posibilidad de que fueran víctimas de trabajo o mendicidad forzada.
De acuerdo con información proporcionada, el protocolo exigía trasladarlos a la FEM para exámenes médicos y psicológicos, algo que generó resistencia por parte de la madre, de origen venezolano, y su pareja, también venezolana.
Las evaluaciones realizadas horas después fueron contundentes. El niño mayor, de 7 años, nacido en Venezuela, y el menor, de 5, originario de Colombia, presentaban indicios claros de haber sido víctimas de delitos sexuales en el pasado.
Por lo que está confirmación no sólo activó la intervención del DIF para su resguardo, sino que abrió un nuevo capítulo en las investigaciones del Ministerio Público para dar con los responsables y garantizar que los menores no regresen a un entorno de riesgo.
En una ciudad marcada por el tránsito de familias migrantes que cruzan fronteras en busca de seguridad, casos como este evidencian las brechas de protección para la niñez en movilidad.
Instituciones y organizaciones civiles ya trabajan en su atención, pero el desafío va más allá del rescate: implica asegurarles un futuro sin que su historia vuelva a repetirse.