En los extensos paisajes del desierto chihuahuense se estima que habitan alrededor de 37 parejas de águila real, una especie emblemática que juega un papel clave en el equilibrio de los ecosistemas.
Estos ejemplares recorren territorios de hasta 100 kilómetros cuadrados en busca de sus presas, por lo que son consideradas como importantes controladores de población de pequeños mamíferos, contribuyendo así a mantener su equilibrio.

De acuerdo con información de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, la presencia del águila real tiene una importancia estratégica, pues se le considera una especie indicadora del buen estado de los pastizales.
Por lo que la conservación de esta especie permite evaluar la salud de los ecosistemas y el manejo sustentable de los recursos naturales.
Hábitat
El ciclo reproductivo de esta ave rapaz se desarrolla en zonas montañosas, donde construye sus nidos en árboles o en acantilados que alcanzan entre 3 y 30 metros de altura, así como en el estado de Chihuahua se le puede observar en la Reserva de la Biosfera de Janos y en la Sierra Tarahumara, dos regiones reconocidas por su riqueza natural.
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El águila real ha sido reconocida como especie bandera dentro del plan de acción nacional para su conservación, al ser clave en la recuperación de hábitats críticos que también albergan a otras especies de gran relevancia ecológica y económica.
Entre ellas destacan las aves de pastizal, dispersoras de semillas que favorecen la regeneración de los suelos y, con ello, impulsan la actividad ganadera en el estado.
Cada 13 de febrero se conmemora el Día Nacional del Águila Real, una fecha que busca sensibilizar a la población sobre la necesidad de proteger a este símbolo natural de México, tanto para su conservación como para la permanencia de un equilibrio en los ecosistemas del estado.