Entre la arena y el silencio del desierto, la vida lucha por sobrevivir en los Médanos de Samalayuca, una de las regiones naturales más emblemáticas del norte de México, catalogado como Área de Protección de Flora y Fauna.
En este lugar habitan especies que enfrentan un riesgo real de desaparecer, tales como coyotes, pumas, gatos monteses, puercoespines, serpientes de cascabel, águilas reales, tortugas terrestres y reptiles adaptados al árido paisaje forman parte de este ecosistema único.

Muchas de estas especies están catalogadas en la Norma Oficial Mexicana NOM-059 como amenazadas o en peligro de extinción, lo que convierte a Samalayuca en un refugio de biodiversidad vital.
La flora no se queda atrás: cactus y otras plantas endémicas también aparecen en los listados de especies en riesgo, creciendo en un entorno que parece inhóspito, pero que alberga vida invaluable.
Laura Heredia, técnica operativa y guardaparque de la reserva, explicó que el desierto esconde una riqueza biológica que pocos conocen.
“Sí hay muchas especies que proteger, muchas de ellas no se encuentran en ningún otro lugar más que aquí”, señaló en entrevista con Circuito Frontera.
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Su labor implica vigilar, documentar y proteger a los habitantes de las dunas, además de fomentar la conciencia ambiental en la comunidad.
Señaló que una de las amenazas recientes es la contaminación por microplásticos, derivados de la basura que dejan los visitantes en la zona de Samalayuca.

Indicó que, de acuerdo con especialistas, la basura abandonada se descompone y termina mezclándose con la tierra, afectando directamente a los animales al ingerir partículas tóxicas.
Además, persiste el riesgo latente de la actividad minera cercana, pese a que actualmente está suspendida, Heredia adviertió que su reactivación podría traer impactos negativos para el equilibrio ecológico de la región.
Talleres y educación ambiental
Debido a los riesgos inminentes en esta reserva natural, este sábado 26 de abril se llevó a cabo una jornada de talleres ambientales en los Médanos de Samalayuca, impulsada por la Secretaría de Turismo y organizaciones como Ecología.
Roberta Ortega, líder organizacional de Ecología, informó que el evento incluyó la recolección de basura, donde se espera la participación de cerca de 100 voluntarios.
Además, se capacitará a senderistas y visitantes para realizar sus actividades de forma respetuosa con el entorno, minimizando el impacto en las dunas y su frágil biodiversidad.
Sin embargo, las acciones no se detendrán ahí, pues el 30 de abril, en colaboración con ECOM y el Programa de Aves Urbanas (PAU), se llevarán a cabo actividades dirigidas a niños, buscando sembrar conciencia ambiental desde temprana edad.
“Queremos que conozcan las aves, los reptiles, los mamíferos que aquí viven y que entiendan por qué es importante protegerlos”, comentó Heredia.
La reserva también utiliza redes sociales, como la página de Facebook APFF Médanos de Samalayuca, para difundir información sobre las especies locales y sus esfuerzos de conservación.

El mensaje es claro: proteger lo invisible, lo que vive en silencio entre las dunas, es proteger nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Esta estrategia de educación ambiental no es nueva, pero se ha vuelto crucial ante las amenazas crecientes que enfrentan los ecosistemas desérticos.