El pasado 8 de marzo, en sesión del Consejo de Gobierno del Instituto Para la Cultura del Municipio de Juárez se aprobó el nombramiento de Myrna Judith Barajas Martínez, bajo el argumento de contar con 10 años de trabajo y que además formó parte del anterior Consejo de Gobierno del IPACULT.
En un boletín de prensa se afirma que “esto puede ser una buena base para mantener una relación sólida que aporte al crecimiento en las líneas de trabajo”.
Pero tal vez el boletín de prensa del Gobierno Municipal olvidó referir información de otro boletín, donde el 18 de octubre de 2022, Myrna Barajas “agradeció el apoyo económico que el Gobierno Municipal ha brindado a los jóvenes músicos, quienes ahora cuentan con instrumentos y otras cosas que requerían para llevar a cabo sus actividades”.
Mientras que Miguel Ángel Mendoza Rangel informaba que estaba por firmarse un convenio para otorgar en comodato la Academia Municipal de Artes de Zaragoza, en beneficio de “Agrupaciones Musicales Comunitarias Cd. Juárez”, la asociación civil que dirige Myrna Barajas.
Y es que no me mal interpreten, me parece maravilloso y loable todo trabajo que se realice en beneficio de niños, niñas y adolescentes, sin embargo, como siempre he dicho, esta administración municipal y sus aliados-cómplices hacen cosas buenas que parecen malas.
Y no, no necesariamente el fin justifica los medios, pues al final del día si bien se han desarrollado los talentos en población vulnerable, mediante el equipamiento de instrumentos musicales con gasto del erario municipal, también son ellos, los menores de zonas vulnerables quienes realizan un trabajo no remunerado en beneficio de la imagen del Ipacult y de Cruz Pérez Cuéllar.
Lo anterior se sustenta revisando lo que la página web www.ipacult.org informa respecto a “Sinfonías Comunitarias”, el cual presentan como “un plan anual orquestal que hasta ahora los fronterizos han podido disfrutar en las diferentes parroquias”.
Agregan en el portal que cuentan con un promedio 30 alumnos de entre 7 y 17 años participando en cada agrupación, con lo que buscan “dar a conocer sus avances en la práctica y destreza dentro del arte musical”.
Es decir, por una parte el alcalde, Pérez Cuéllar, y el ex director de Ipacult, Mendoza Rangel, han brindado beneficios de tipo económico al menos durante 2022-2023 a la organización civil que dirige Barajas Martínez, de quien ya se ha dicho, fue integrante del Consejo de Gobierno de Ipacult, quedando expuesto los lamentablemente habituales conflictos de interés en los opacos gastos y manejos de la cultura en Ciudad Juárez.
Y es que Barajas aun siendo consejera de gobierno, ella y su organización se vieron beneficiados, tal como actualmente sucede con Felipe Rojas Portillo, Consejero de Gobierno de Ipacult (2024-2026) y representante de la Fundación Juan Gabriel, A.C.
Que, al día siguiente de tomar protesta como consejero recibe mediante el cheque número 343187 un importe de 5 millones 254 mil 800 pesos para la construcción de un museo sobre Juan Gabriel, espacio que inicialmente se manejó abriría en marzo, pero recientemente se informó que será hasta agosto.
Y es que parece que los negocios con motivo de la cultura van mejor que nunca, pues como señalé en una colaboración anterior, Miguel Ángel Mendoza Rangel ha sido incorporado en la nómina municipal en el área de Centros Comunitarios, esto pese a haber salido de Ipacult tras acusaciones de nepotismo y presuntos actos de corrupción.
Esto fue confirmado Oficialía Mayor, mediante el oficio OM/T-084/2024, el cual se gira en respuesta a la solicitud de acceso a la información del Sistema de la Plataforma Nacional de Transparencia, identificada con el número de folio 080155924000487 y en donde se informa que desde del 22 de febrero del año en curso, Mendoza Rangel se desempeñaba como encargado de área, percibiendo un sueldo mensual bruto por la cantidad de $44,600 pesos.
Por otra parte, me parece importante referir que la actual directora del Ipacult, fue candidata a diputada federal por el distrito 1 del Partido Encuentro Solidario en las elecciones de 2021.
Partido cuya ideología podríamos referir como de Derecha y Fundamentalismo cristiano, además de ser abiertamente opositor a los derechos humanos de las mujeres y la diversidad sexual.
Hago referencia a esto porque me preocupa como persona de la población LGBT+ que los derechos de ésta y otras poblaciones históricamente vulneradas sigan sin ser contempladas en la elaboración de políticas públicas culturales.
Incluso ha llamado mi atención que creyendo en la declaración de la hoy directora de Ipacult que hizo el día que tomó protesta de dicho cargo, cuando dijo que “trabajaría de puertas abiertas”, pese a la solicitud de un servidor en tomar su palabra, no se ha podido concretar una reunión, en cambio, sin ser mi contacto en una red social, ha decidido regalarme un “like” en una publicación de 2018, cuando exponía las dificultades para obtener mi acceso a la terapia de reemplazo hormonal en el IMSS.
A esto podemos sumar que el alcalde ha presumido en redes sociales que el sábado 6 de abril ha acudido a acompañar a la comunidad cristiana (evangélica) en el retoque de las icónicas letras de “lee la biblia es la verdad”.
Y es que la libertad de creencias religiosas es indiscutible, lo cuestionable es el daño ecológico que han señalado por años las organizaciones y activistas defensores del medio ambiente y lo cuestionable es aquel vago recuerdo cuando quedaron expuestos los nexos de Pérez Cuéllar con Naasón Merarí Joaquín García, líder religioso de la Iglesia La Luz del Mundo, quien en junio de 2022 fue condenado a más de 16 años por los cargos de abuso sexual en perjuicio de menores de edad.
Aquí el asunto es ¿Cuándo llegará la transparencia en el manejo de la cultura en el municipio de Juárez? ¿Hasta dónde intervienen las creencias religiosas en la toma de decisiones?
Esto, pensado desde la generación de políticas públicas o la exclusión o limitación del acceso a los derechos culturales, que no son otra cosa que derechos humanos, en los cuales, la cultura tiene el papel de dignificar la vida de las personas y justo en el mes en que celebramos a la niñez es que exclamo: ¡Alguien quiere pensar en los niños y niñas!
Y es que la llegada de una nueva dirección al Instituto Para la Cultural del Municipio de Juárez ha traído (como es común) una ola de despidos, entre los cuales destaca personal de la Dirección de Desarrollo Cultural y Artístico, el área encargada del diseño y ejecución de programas que tienen impacto directo en las infancias y otros públicos.
Esperamos que quien ha venido a “rebareajear la cultura”, con sus decisiones, no afecte o interrumpa las intervenciones a corto plazo del Ipacult, el cual por una parte requiere urgentemente una renovación para brindar mejores servicios a la ciudadanía, con la inclusión del talento local.
Sin duda quienes nos apasionamos por el arte y la cultura lo que deseamos es que las cosas se hagan bien y, a nivel personal, aspiro a que mantengamos el principio de Estado Laico y el respeto a los derechos humanos de todas las personas.