Desde niño, Fabián aprendió a convivir con el olor a humo y las sirenas, por lo que sus primeros juegos consistían en treparse a las máquinas y escuchar las historias de los rescates de su padre: un bombero.
Se trata de Fabián Martín González Ávila, actual sargento de Bomberos en Ciudad Juárez, cuenta que desde que tiene memoria ha seguido los pasos de su padre, Fabián González Ríos, quien fuera capitán del Departamento de Bomberos.
Hoy su padre disfruta de la jubilación, pero dejó en su hijo una herencia que va más allá del apellido, pues esa influencia marcó su vida a tal grado que ahora el sargento asegura que prácticamente lleva 34 en el oficio, pues la vocación le fue inculcada desde niño.

“Mi papá siempre me decía: ‘Estudia, estudia’. Hice seis semestres de universidad de Ingeniería Industrial, pero me di cuenta de que no era lo mío. Hablé con él y le dije: ‘Yo sé que quieres que estudie, pero yo siento que lo mío es otra cosa y voy a ser bombero’”, relata.
Sin embargo, esa decisión cambió por completo el rumbo de su vida, pues a la fecha acumula 13 años de servicio en el cuerpo de bomberos de esta frontera y, aunque su formación académica parecía apuntar hacia una carrera en la industria, su vocación terminó guiándolo hacia un trabajo que describe como dinámico, exigente y profundamente humano.
La responsabilidad del cargo
El sargento González tiene bajo su mando tareas que no se limitan al combate de incendios, pues su responsabilidad incluye el manejo de unidades de emergencia, el cuidado del personal a su cargo y la supervisión de que cada estación cuente con el mobiliario y los recursos necesarios para operar.
“Sobre todo la responsabilidad, el amor a la familia es lo que hace que se sacrifique el elemento que está aquí trabajando con nosotros. Además de la valentía, porque con ella es con la que se enfrentan los desafíos constantes”, enfatiza.
Pero más allá de la logística, está el peso del compromiso, pues quien busque un puesto en esta profesión, debe poseer ciertas características que lo vuelvan íntegro para ejercerlo adecuadamente.
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Resalta que esa ética del deber marca cada jornada, por lo que el sargento insiste en que no hay día igual al anterior.
“Afortunadamente el trabajo del bombero es uno donde no haces lo mismo todos los días. Voy a cumplir 13 años de servicio en el departamento y ningún día ha sido igual. Y eso que trabajamos los 365 días del año. No hay una rutina aquí, todo es muy dinámico y es lo bonito de este trabajo, que no es monótono y te toca hacer muchísimas cosas”, apunta.
Estrés, hermandad y confianza
Si algo caracteriza a esta labor, explica, es la certeza de que las situaciones de tensión siempre estarán presentes.
Dice que enfrentarse a emergencias no sólo implica pericia técnica, también exige manejar el estrés cotidiano, así como la clave para lograrlo radica en la convivencia diaria con los compañeros.
“Hay en ocasiones que se convierte en una sala de juegos porque la mejor manera de desestresarse es con juegos, con bromas, con la convivencia diaria. La confianza en los compañeros hace una hermandad, aunque quizás no de sangre, pero sí de espíritu y de corazón porque en las manos de mi compañero está mi vida y la vida de él está en mis manos”, comenta.
Asegura que ese lazo va más allá de la amistad, pues se trata de una confianza que se construye en medio de las emergencias, pero que cada segundo cuenta y la vida de todos depende de la coordinación.
Más allá del fuego
Aunque la percepción común asocia a los bomberos únicamente con incendios, la realidad es mucho más amplia.
Explica que el Departamento de Bomberos atiende diversas denuncias, desde explosiones, accidentes vehiculares, descarrilamiento del tren, choques con el tren, incluso el rescate de animales, como la captura de reptiles, felinos, caninos.
También que parte de la función del bombero es dar pláticas, cursos, capacitaciones a empresas maquiladoras o a escuelas, por ejemplo, en la prevención de incendios, uso y manejo de extintores.

El sargento reconoce que estas actividades muestran que ser bombero es un servicio permanente a la comunidad, por lo que la presencia del cuerpo de Bomberos no se limita a los momentos de tragedia sino también a la prevención, la educación y la respuesta inmediata a incidentes cotidianos.
En este sentido, admite que el ámbito económico nunca ha sido el motor de su carrera, pues para él, la verdadera recompensa está en otra parte.
“El orgullo es de siempre regresar a la estación con la satisfacción del deber cumplido (…) A lo mejor uno puede ganar más dinero, pero la satisfacción, el cariño y el aprecio que le demuestra la gente al bombero, eso no se puede pagar con nada material aquí en este mundo”, expresa.
Esa convicción ha guiado su trayectoria y lo mantiene firme en un oficio que, según sus palabras, exige valentía, entrega y un profundo sentido de servicio.

Por ello, historias como la suya muestran que, aunque los reconocimientos oficiales puedan marcar fechas en el calendario, la verdadera conmemoración está en la vida diaria de quienes deciden dedicarla a proteger a los demás.
Aunque, cabe resaltar que el Día del Bombero, conmemorado el pasado 22 de agosto, el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, dio a conocer que se realizará un aumento en el salario de los bomberos, rescatistas y paramédicos.
El mandatario anunció que este incremento es con la intención de que los sueldos de los bomberos queden a la par de los elementos de la Policía Municipal, luego de que la diferencia es de alrededor de mil 800 pesos.
“Mi compromiso es que a partir de enero de 2026, si el Cabildo lo aprueba, homologuemos los sueldos. Es decir, que ganen lo mismo un policía raso que un bombero raso”, señaló el presidente municipal.