Los datos preliminares de la consulta sobre revocación de mandato nos dan varias lecturas. Unas pesimistas, diciendo que hay un fracaso en las convocatorias del titular del ejecutivo federal en su llamado a las urnas y otras muy ostentosas diciendo que fue un éxito rotundo el resultado de la participación ciudadana que votó escandalosamente por abrumadora mayoría para que AMLO se quede como presidente de México. Son verdades a medias, punto final.
En estos mismos espacios había ya comentado que desde muchos meses antes que no había necesidad de dicha consulta, ya que no iba a ser vinculante porque no iba a existir un 40 por ciento de participación ciudadana porque además los números iban a favorecer en ese sentido a AMLO.
Bien pudieron ahorrarse los más de mill 500 millones de pesos y utilizarlos en la compra de vacunas o bien en los tratamientos contra el cáncer que bien lo necesitan niños y adultos que sufren estas terribles enfermedades que les quitan la vida.
La primera conclusión es que los ciudadanos desatendieron el llamado a las urnas y nos les interesó participar en forma masiva ante un proceso inédito en la nación.
La participación en los primeros resultados que daban cuenta el INE alcanzaba los 15 – 20 puntos. Habrá que preguntarse ¿Qué pasó? pues ante las expectativas que generó la campaña, los datos nos indican entonces que no hubo interés ciudadano, mucho ruido y si, muy pocas nueces.
Una jornada sin mayores problemas, muy tranquila y sin inconvenientes arrancó en un día festivo – religioso, pues un “Domingo de Ramos” no era un día adecuado ante la feligresía que sí acudió al llamado de las campanas para hacer las procesiones de los ramos bendecidos en los altares de las iglesias.
Un primer apunte como conclusión nos dice que hubo un abstencionismo elegante en donde los intentos de llevar gente a votar no prosperó.
También hubo un llamado para no acudir, quizá por apatía o bien por señalar que efectivamente, no tenía caso, cualquiera que haya sido la excusa, pega en los porcentajes de participación, el abstencionismo también es un rechazo al sistema.
Un negativo que destacar en los tiempos actuales fue la magnitud de la violación del estado de derecho que quita legitimidad ante quienes de forma sistemática violaron la ley electoral, en la cual se incluyen los procesos alternos de participación ciudadana.
Siendo claros, hubo uso de recursos públicos y materiales para manipular la elección con la participación de funcionarios que por ley están impedidos para hacerlo.
Sabemos que la autoridad en materia de delitos electorales y de procesos de participación ciudadana, como los órganos anticorrupción, no harán nada, pero no se puede quedar así, sin un antecedente que garantice los procesos democráticos en el país.
Existen procesos especiales sancionadores, esperemos las resoluciones de los tribunales electorales.
¿Qué nos dicen los números? Si bien es cierto que hay una proporción de 9 a 1, el resultado no sorprende. Es una mínima participación y el gasto sobre el mismo, es excesivo.
Ya sabíamos el resultado y lo habíamos comentado desde hace meses. También, que más del 80 por ciento de los ciudadanos no salieron a votar y que es un jalón de orejas a los actores promotores de la revocación.
Mil 500 millones de pesos es el costo de un capricho del gobierno federal que rompe con el esquema de austeridad republicana. Los números nos dicen que una cosa son los discursos y otra las realidades tangibles, en este caso los caprichos cuestan caros.
La prueba política de MORENA es en el mejor de los casos un ejercicio de movilización que le permitió saber quién es quién.
Hicieron su chamba, llevar gente a votar, pero muy por debajo de las grandes expectativas de los más de 200 mil votos que sacaron en la elección de Ayuntamiento el año pasado y no se diga el comparativo de los datos de AMLO en los cuatro distritos federales donde obtuvo un poco más de 300 mil votos (sumando los totales de los 4 distritos federales en la elección del 2018 sin quitar la votación de otros municipios que integraban a uno de los distritos en mención) que representaban un poco más del 50 por ciento de los votos y/o los 228 mil votos de la elección de sindicatura que obtuvo la coalición MORENA – PT – PES en el año 2018.
Lo anterior en el contexto del municipio de Juárez, a nivel estatal y nacional fue algo muy parecido, los números por debajo de sus propias expectativas.
En conclusión, la comparación con los resultados del 2018 y 2021 nos indican que no es el mismo potencial político, sin embargo, la oposición al sistema no logra mover los hilos del poder, se ve una oposición con debilidad y sin credibilidad.
La oposición debe cambiar sus discursos y sus acciones para retomar el poder que ya tuvieron y que dejaron mucho a deber a la sociedad en su conjunto.
Las formas de participación ciudadana deben mejorar en la aplicación de la ley, para que la misma no se violente como en el actual proceso de revocación de mandato.