Me levanto y la única misión del día es poner palabras en la pestaña de Word abierta en mi computadora. Desde hace un par de años la vida me llevó a vivir en el extranjero investigando temas de movilidad, ciudades y género en Saltillo, pero el síndrome de la página en blanco ataca por lo menos una vez al mes. Intento ayudarme haciendo cosas que me motivan, que me emocionan; es un día helado y gris en Aarhus, Dinamarca −en donde estoy visitando a una de mis mejores amigas− y encuentro una biblioteca pública donde trabajar.
¿Tranvía, camión, bicicleta o caminar? Qué chulada es estar en una ciudad que te ofrece tantas opciones de transporte. Por hoy elijo subirme al tranvía porque las ganas de curiosear nuevos sistemas de transporte público siempre ganan. Aarhus es una ciudad caminable, incluso yo diría que es una ciudad “pequeña”, tiene casi un tercio de la población de Saltillo y su mancha urbana es mucho más compacta; podría caminar a la biblioteca y llegar en 17 minutos, pero las ganas de chismearles sobre transporte público ganan y decido caminar 15 minutos para tomar el tranvía por otros 10.
Primer set
Saco mi celular y descargo la app del transporte público −porque en el norte global siempre hay una app para el transporte público. En las estaciones del tranvía hay una máquina donde puedes comprar boletos, pero no en las paradas de los camiones del transporte público. Su sistema de transporte está integrado y cuando compras tu boleto pagas por el uso de autobuses y tranvías por una hora en ciertas zonas de la ciudad dependiendo de dónde hayas comprado tu boleto; 22 coronas danesas[1] después tengo mi boleto de tranvía y si tuviera bicicleta tendría que comprar un boleto adicional por 13 coronas para poder subirla en el tranvía.
Segundo set
En el interior de los vagones del tranvía existen espacios flexibles que por lo general son los designados para personas con discapacidad o para quienes llevan bebés en carriolas. Los asientos son retráctiles y pueden utilizarse como lugares regulares en horas pico, o como espacio específico para sillas de ruedas, bicicletas o carriolas. Solamente estoy en el tranvía por cuatro estaciones antes de llegar a mi destino, y mientras mi amiga me explica que el sistema funciona un poco diferente si eres residente de Aarhus. Con tu número de seguridad social te permiten sacar una tarjeta de transporte público y pagas una tarifa preferencial dependiendo del recorrido utilizado; tienes que pasar tu tarjeta por el checador de entrada y salida en cada autobús y estación de tranvía.
Los boletos regulares como el mío no los escaneas en ningún lugar, pero puede que algún inspector se suba al vagón y te pida ver tu boleto. Pero, Diana, si nadie te checa tu boleto entonces ¿qué te detiene de subirte al tranvía o al camión sin pagar? Una fabulosa multa de casi 2 mil pesos en caso de que un inspector te cache sin boleto en el transporte público.
Tercer set
Llegamos a la biblioteca pública después de 30 minutos y por hoy acaba el recorrido en transporte público. Debería estar escribiendo, pero me encuentro a mí misma pensando en dónde habría estaciones de tranvía si tuviéramos uno en Saltillo…