El caso de Edeer Ávila, quien en tres días pasó de matar a un perro a asesinar al pastor de un albergue antes de fallecer bajo custodia estatal, expuso el vacío institucional que enfrentan personas con trastornos mentales y consumo de sustancias en Ciudad Juárez.
El episodio mostró fallas en el sistema: hospitales sin espacios disponibles, centros residenciales saturados, personal insuficiente, protocolos limitados y una red fragmentada, donde la responsabilidad se desplaza entre policías, albergues, instituciones religiosas y unidades médicas.

En el norte del estado, sólo existe un espacio público con capacidad para internar a pacientes psiquiátricos en crisis: el Hospital Civil Libertad. Esto agrava la atención, tras al aumento de casos relacionados con psicosis, consumo de sustancias sintéticas y episodios violentos.
La saturación obliga a las autoridades a buscar espacios en albergues religiosos o centros de rehabilitación sin personal médico capacitado, infraestructura adecuada o protocolos clínicos, lo que pone en riesgo tanto a los pacientes como a quienes los reciben sin preparación profesional, como ocurrió en el caso del pastor asesinado.
120 anexos clandestinos
Durante el 2024, autoridades estatales afirmaron que existían 39 centros residenciales con permiso oficial en Ciudad Juárez, además de espacios ambulatorios como los CECOSAMA, declaró meses atrás Lizeth Gutiérrez Pérea, titular de la Comisión Estatal de Atención a las Adicciones (CEAADIC).
Sin embargo, de acuerdo con el padrón oficial entregado por Transparencia, el 6 de marzo del 2025, únicamente 8 centros residenciales cuentan con autorización estatal para operar en Ciudad Juárez, cifra muy inferior a los 39 centros certificados que refirió la CEAADIC.
La funcionaria refirió también que, según estimaciones propias, se estima la existencia de más de 120 centros clandestinos, los cuales operan sin permisos, supervisión o controles básicos, que regulen la estancia y tratamiento de las personas ingresan.
Los CECOSAMA, antes conocidos como CAPA, representan la principal vía pública para atención ambulatoria en adicciones, aunque su capacidad resulta limitada frente a una ciudad donde cientos de jóvenes solicitaron apoyo psicológico, principalmente en el rango de los 12 a 29 años.
Datos oficiales revelaron que durante el 2024, los CECOSAMA en la entidad atendieron a 4 mil 52 personas, donde la capital del estado ocupó el primer lugar con mil 526 y Ciudad Juárez el segundo lugar con 943 personas.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
En entrevista con Circuito Frontera, el doctor Guillermo Patiño, director del Hospital Civil Libertad, señaló que la plantilla actual resulta insuficiente para atender los casos psiquiátricos graves, los cuales en su mayoría provienen de centros residenciales o albergues, especialmente cuando existen riesgos de autolesión o agresiones hacia terceros.
Esto da como resultado un sistema que ofrece rutas parciales y fragmentadas, incapaces de garantizar continuidad en una ciudad donde la combinación de pobreza, consumo de drogas, crisis psiquiátricas y violencia produce perfiles complejos sin acceso a vigilancia médica estable.
Déficit de psiquiatras
Los datos más recientes del INEGI y la Secretaría de Salud confirmaron que Chihuahua ocupa el primer lugar nacional en suicidios, luego de que, en el 2023 se registraron 572 defunciones y en el 2024 la cifra alcanzó 535 suicidios en la entidad, un porcentaje considerable de los casos ocurre en personas de 15 a 34 años.
Entre el 2016 y el 2020, la tasa estandarizada de suicidio para jóvenes de 15 a 29 años fue de 18.5 por cada 100 mil habitantes, la más alta del país en ese lapso, lo que revela un problema sostenido sin estrategias de prevención efectivas de prevención.

En Ciudad Juárez, la atención de pacientes con trastornos mentales graves enfrenta una limitación estructural que no ha recibido respuesta: la falta de psiquiatras disponibles para cubrir la demanda creciente.
Según el director del Hospital Civil Libertad explicó que la ciudad cuenta con un número reducido de especialistas, lo que ha obligado a reforzar áreas de psicología, enfermería y trabajo social, aunque ninguna sustituye la evaluación psiquiátrica necesaria en casos severos.
La Organización Panamericana de la Salud advierte que México mantiene un déficit crítico de especialistas en psiquiatría, donde el promedio nacional es de 2.1 psiquiatras por cada 100 mil habitantes, una cifra inferior a la recomendación internacional y particularmente insuficiente en las regiones fronterizas.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
Esta carencia provoca que muchos pacientes terminen en centros de rehabilitación o albergues religiosos sin personal capacitado, lo que genera traslados tardíos, intervenciones improvisadas y un riesgo mayor para las familias y para quienes intentan contenerlos sin las herramientas profesionales necesarias.
En este sentido, la ciudad requiere un modelo de prevención que permita detectar señales tempranas de deterioro emocional o consumo problemático, de modo que los casos no lleguen directamente al hospital en condiciones de crisis.
**Entrevista al doctor Guillermo Patiño, director del Hospital Civil Libertad por Francisco Servín







