Los insectos comestibles podrían ser un sustituto de los productos cárnicos, debido a la carga exorbitante en los sistemas de producción alimenticios, sobre todo en los de origen animal, como el ganado.
Esto a consecuencia a la sobrepoblación mundial, pues se tiene previsto que la población mundial alcance los 8 mil 500 millones en el 2030; 9 mil 700 millones en el 2050 y 11 mil 200 millones en 2100, de acuerdo con información de la Organización Mundial de las Naciones Unidas.
En este sentido, la producción de proteínas de ganado genera un impacto en el medio ambiente muy robusto, según refirió el maestro Alexandro Escobar Ortiz, estudiante del Doctorado en Alimentos de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Querétaro.
“Es bastante el consumo de agua, de alimentos, los gases que emiten de efecto invernadero y el espacio del terreno que se necesita para producir ganado”, expone.
Menciona que, debido a este impacto, se han estado buscando alternativas de producción de proteínas que generen un menor impacto en el medio ambiente.
“En este marco, los insectos comestibles han tomado relevancia, pues su producción genera muy poco impacto ambiental, consumen poca agua, alimento y muy poco espacio, además de poseer un perfil nutricional muy interesante”, dice.
Actualmente, en algunos países de Europa y Estados Unidos cada vez es más creciente el interés del consumo de insectos comestibles.
“México es el país que ha registrado la mayor tradición en consumo de insectos de manera ancestral, esa es una ventaja muy importante. Sin embargo, hace falta más investigación para explorar estos insectos; los beneficios a la salud y su producción, para sacarle provecho a esta riqueza biológica que tiene el país en cuanto a insectos”, refiere.
Beneficios nutricionales de los insectos comestibles, de acuerdo con el investigador entrevistado:
- Lo más destacable es su alto contenido en proteína y, aunque su rango es variable porque depende de la especie y el estado de madurez del insecto, generalmente tiene entre un 50 y 70 por ciento de proteína, un contenido que, incluso, se acerca a algunas proteínas que venden como suplemento alimenticio.
- Tiene un perfil de proteína muy interesante, ya que en ella se encuentran todos los aminoácidos que el cuerpo debe consumir “y esto es diferente de algunas proteínas vegetales, que no todas tienen un perfil de los aminoácidos esenciales”.
- Otra cosa que plantea, bastante importante, es el contenido de las grasas de los insectos, ya que buena parte de ellas son Omega 3, “y el consumo de estas grasas se ha relacionado con un efecto benéfico en enfermedades del corazón”.
- Por último, su contenido de fibra. Los insectos poseen una parte rígida, esa parte crocante denominada quitina, “que es una fibra que llega a nuestro intestino y ahí puede ser fermentada por las bacterias y generar beneficios a la salud intestinal, como mejorar su tránsito y disminuir su inflamación, entre otros efectos que aún están en estudio”.
¿Qué insectos NO deben ser ingeridos?
El especialista recalca que lo que se debe tomar en cuenta al consumir insectos es su procedencia.
“Deben producirse en ambientes controlados, ya que muchos insectos se recolectan del campo, de la milpa o del medio ambiente, donde hay varias problemáticas”, cita.
Por ejemplo, si uno recolecta insectos de cualquier ecosistema, de alguna manera está generando un impacto negativo al medio ambiente y es algo que no queremos. Deben producirse en ambientes controlados.
Alerta que, cuando un insecto se encuentra en una milpa, puede estar expuesto a plaguicidas, metales pesados y toxinas “y uno no sabe realmente cuál es el procesamiento que se le da para inactivar las bacterias que puede ir acumulando”, repercutiendo directamente en la salud.
Por lo tanto, se recomienda consumir insectos de procedencia industrial, que ofrece un mejor control sobre el agua que beben, el alimento que consumen y el suelo que tocan.
Actualmente, existen empresas y emprendedores mexicanos y extranjeros que buscan producir estos insectos en ambientes controlados, optimizar su producción, comercializarla y tener sus debidos parámetros de calidad y seguridad necesaria.
El reto es hacer el consumo de insectos cada vez más interesante, menciona el investigador.
¿Cómo? pues además de consumir insectos por sí solos, se están desarrollando nuevos alimentos que incluyan insectos en su formulación, lo cual mejora su propiedad nutrimental, incrementa su contenido de proteína y le da todos estos beneficios a estos alimentos que se están desarrollando, como galletas y harina.
En su caso, Escobar Ortiz compra harina hecha de insectos para disolverla en licuados con cocoa, avena, chía, también la mezcla en harina de hot cakes, logrando una textura agradable al paladar.
Como dato adicional, el investigador advierte que si se es alérgico a los camarones, muy probablemente que también lo sea a insectos.
Publicación original de Ser Visible