De las pocas ciudades que he conocido no ha habido otra con un Centro de la ciudad más feo que la de Ciudad Juárez. Ni siquiera en los municipios más humildes hay tanto desorden y tan poco amor.
Hay que querer a alguien para cuidarlo, yo quiero a mi ciudad y aún me da por “apapacharla”, pero no puedo cerrar los ojos ante la inmisericorde desconsideración que se le tiene.
Diciembre y enero son especialmente los meses en los que más se desgasta la zona Centro. El ruido, la basura, el drenaje purulento, las cacas, los indigentes en las banquetas, las calles copadas por los ganones y gente, mucha gente…
En las banquetas se vende cualquier cosa, hay dinero circulando y alguien debe de seducir a “los gastones”. El comercio se ejerce sin control, de repente se ve pasar una “cervecita” envuelta en una bolsa, mientras se grita fuerte para ofrendar el producto. También se puede beber “kialkavo” no pasa nada, es diciembre y todos están felices.
Nadie ha calculado cuánto daño se le hace al adoquín cada año, cuando los vendedores de artesanías ponen sus vendimias en la calle principal que atraviesa el Centro Histórico.
Hay sitios llenos de grasa por el escurrimiento de la comida guisada que se prepara y, por supuesto, el aroma a manteca quemada no puede faltar, con las esquelas del vapor poniéndole el toque romántico a la escena.
Los filos de las banquetas asemejan a un viejo molacho: no hay sitio que no padezca las quebraduras de los adoquines.
Por sus huestes han pasado miles de cargas en carro (aunque está prohibido), eso sucede a la luz del día y, por la noche, el frente de la Nueva Central se convierte en un estacionamiento de flojonazos, hipertensos, diabéticos, obesos que les da hueva caminar 50 metros, pues el restaurante ofrece estacionamiento gratuito. ¿Y la Dirección de Vialidad, apá?
Llevamos casi 500 años de historia y el Centro (al menos en lo que tengo de vida) nunca ha estado en orden. Hoy por hoy, la gente que se hace llamar indígena se aprovecha de ser minoría y pide permisos al Municipio para vender sus artesanías, que básicamente son productos chinos.
Cuando observo que hay publicidad de equipos de fútbol americano impresos en cualquier garnacha, me preguntó si Quetzalcóatl se inclinaba por los 49’s de San Francisco o por los Vaqueros de Dallas.
En un día regular, a los lados de las calles hay autos son placas y te preguntas ¿Cómo si les va tan bien, no se puede legalizar un auto? ¿Entonces el permiso que se tramitó como etnia también es “fake”? Tal vez el mundo nunca lo sepa, por el momento el Centro es un gran batidillo convulso, con daños físicos y morales evidenciados una y otra vez.
La zona Centro de Ciudad Juárez ha sido eternamente fea y lo irónico es que en épocas decembrinas, en lugar de lucir bella, es todo lo contrario. Lo anterior no es un secreto para nadie, lo políticamente correcto sería decir cosas hermosas, sin embargo, no se sabría de dónde sostenerlas…
Por si lo anterior fuera poco, ahora está el Ejército instalado permanentemente, sumando su granito de arena no solo para que se vea fea, ahora se ve tétrica.
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