En el entendido de que una mascota convive con sus amos, les da cariño y a veces hasta protección o servicios, su pérdida no puede diferenciarse de la que se tiene cuando fallece un ser humano.
Así lo manifiesta Sandra Herrera, quien desde hace cinco años mantiene en funcionamiento el primer y único panteón para animales en Ciudad Juárez, al cual llamó “Al cielo en cuatro patas“, ubicado a orillas del Camino Real, en el interior del Parque Extremo Trepa Changas.
La mujer relata que en su familia siempre existió un amor muy grande hacia las mascotas. Mismo que hizo de la muerte de estos seres circunstancias muy dolorosas.
Una vez pasando por esto, pudo empatizar con otras personas que sentían lo mismo frente a la pérdida de sus animales, así como tras viajar a otras partes del país, conoció el concepto y decidió traerlo a la ciudad.
“Mi panteón es igual que el de los humanos, tiene que cumplir con requisitos que marca la ley. Se tuvo que hacer un estudio de impacto ambiental y todo. Cuando fui a solicitar el permiso, me llamó la atención que lo vieran como algo cómico, eso me molestó porque es un lugar serio”, comenta Sandra.
Menciona que tras abrir sus puertas, el primero en ser enterrado ahí fue un pequeño gato. Pasado un año, apenas otras 50 mascotas le hicieron compañía, sin embargo, actualmente ya cuenta con al menos 400 entierros.
Las especies que moran aquí no se limitan a perros y gatos, también hay hamsters, canarios, caballos y hasta llamas.
“Una que me sorprendió mucho fue el entierro de una gallina. Vino su familia en la noche a enterrarla y han venido a visitar”, platica.
Los dueños y dueñas han humanizado el concepto, al grado de que a sus animales, para el registro de su sepultura, usualmente deciden colocarles el apellido de la familia en la casa donde viven.
Uno de los servicios que ofrece este sitio, es la colocación de pequeñas piedras rotuladas con el rostro de las mascotas y sus nombres, pero para algunas personas esto es insuficiente.
“Les traen juguetes, casitas, algunos han decidido colocarles lápidas porque duran más. Vienen y les traen hasta comida. Hay una familia que ya perdió dos mascotas y desde la primera vez sembraron un agave, vienen y lo riegan”, abunda Sandra.
Debido a que el horario de visitas es solamente los fines de semana, Sandra refiere que este pasado sábado y domingo fue cuando los dolientes acudieron a hacer la visita con motivo del Día de Muertos.
No obstante, aclara que el servicio de sepultura no tiene horario y debido a que entierran cuerpos, atienden siempre que se pueda, incluso cuando hay animales que están en sus últimos momentos de vida.
Los restos del animal son sepultados en una caja de cartón con un lecho de aserrín y se procura sembrar sobre ellos una planta, para así, cumplir con el ciclo de vida y todas las tumbas son a perpetuidad.
De momento, uno de los proyectos a futuro del panteón es el de ofrecer el servicio de urnas para cenizas, pero el cariño de las familias de los animales que yacen ahí, augura mucho tiempo de vida a este cementerio.
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