Hace algunos años visualicé mi vida dentro de una botella, de esas que se arrojan al mar y se pierden entre los peces, tortugas y tiburones. Imaginé muchas veces volar entre los patos y emigrar lejos de aquí, de esta ciudad llena de muerte e impunidad. Soñé que conocía nuevos horizontes, lagos, montañas y selvas… Tal vez no sean los lugares más seguros para un ser humano, pero el perderme allí era lo deseado.
Dibujé en mis cabellos canas para reflejar la tristeza que me envuelve por la muerte de mujeres, jóvenes inocentes, niños huérfanos y hombres que en un momento de sus vidas fueron héroes. Encerré en mis uñas algo de tierra con esqueletos sin identificar… Lloré viento para alcanzar la sonoridad de la ciudad y que mi voz se escuchara en cada rincón del planeta.
Dejé de creer en los santos, porque ellos no tienen tiempo para salvar a sus seguidores ni fieles profetas. El dios murió cuando se crucificó a Jesús. La diosa fue invocada entre gritos y sangre… no le rezan, no creen en ella…
Comí gusanos, el pasto me devoró sin pudor; quedé sin vestigio de lo que fui en tiempos antiguos… entonces mi nombre tomó sentido, el cuerpo ya no vale. Soy eco del olvido y presente del recuerdo. Soy fantasma entre cenizas y vida que cabalga con las nubes. Soy, fui… no importa hoy, no importó ayer…
Dalí pintó el escurrimiento de un paisaje, parecía futurista en su tiempo, él sólo advirtió un futuro líquido, sangriento…
Tomé un trago del río donde migrantes e inmigrantes se ahogaron por perseguir anhelos, ahora son sirenas que guían a los atrevidos. Los barcos han perdido el rumbo, el triángulo de las Bermudas colonizó todo punto acuífero y terrestre.
No estamos a salvo de la maldad.
No estoy a salvo de la oscuridad.
No estoy a salvo del día.
No estoy a salvo de él… de mí… de ti…
Canté un nombre, dijeron que no existía, brinqué los matorrales y los muros que separan al mundo, me vieron, me juzgaron de loca, me golpearon y arrastraron como objeto, pasé a ser el objeto de otras y la indignación de muchas otras.
Me cansé de cantar.
Me enseñaron mis antepasados a marcar la cruz sobre mi cuerpo para que ésta me protegiera, su poder se extravió entre el concreto, quedé sola, abandonada…
El corazón no respira, el cerebro está dominado por los medios de comunicación, las pupilas ya no ven… ¿qué es vivir?
Tomé la decisión de fugarme…
Tomé la decisión de mirarme…
Tomé la decisión de vestirme…
Tomé la decisión de hacerme un altar…
Madre nuestra que estás en lo alto, bendita seas entre las mujeres, cuídanos de todo mal, no nos dejes caer en las manos del violador, del secuestrador, líbranos de los pecados ajenos y cuida nuestros cuerpos, nuestras almas y pensamientos, guía nuestros pasos… ¡Líbranos de todo mal!