Mientras toma de la mano a su sobrina Nabil, de 10 años; Conrado Díaz de 72 recuerda cuando era un niño y se sentaba a la luz de una fogata junto con su abuelo Juan Díaz, quien durante su juventud fue un soldado del 85 regimiento de las fuerzas de Venustiano Carranza.
“Mi abuelito además tocaba la guitarra. Para alguien que vivió de niño cuando no había televisión, eso era entretenido. Salíamos afuera y hacia una fogata. Nos contaba sus andanzas y escuchábamos todo”, relata el hombre.
Conrado actualmente es ingeniero y platica que adquirió un gusto especial por la historia de México, luego de aquellas noches de charlas después de cenar con su abuelo, quien le platicó muchas anécdotas de la Revoución.
Todo esto ocurrió en la colonia Reforma, donde su abuelo tenía un pequeño negocio de refrescos y botanas. Cruzando la calle había otro negocio igual que era atendido por otro excombatiente, pero que perteneció a las filas de Francisco Villa.
“Oírlos hablar por las tardes, era una delicia, me tocaba a mí y a algún vecinito que andaba cerca, y escuchábamos todo”, relata Conrado.
Para él, la hazaña más impresionante de su abuelo fue aquella que tuvo lugar durante la Toma de Juárez, cuando se acercó la División del Norte a atacar a Juárez, y él junto con su brigada fueron asignados a defender.
“Eran unas posiciones cerca de San Lorenzo, donde ahora está la Paseo Triunfo y Avenida Del Charro, ahí estaba, me decía, cuando recibió el embate de la División del Norte. Como era muy fuerte empezaron a empujarlo hacia atrás.
Dice que él iba pasando por lo que ahora era es el Parque Borunda, y se fue así hasta llegar a donde está el Monumento a Juárez, ahí los encontró la tarde en puro combate, de hecho, él me contaba que ahí perdió a dos compadres, que cayeron a un lado de él”, continúa.
Ya por la noche, le pidieron que se fuera a la Sierra de Juárez, y que no bajara hasta la mañana ni tampoco dieran ni un disparo.
“En la mañana vio porque les dijeron eso, lo que pasa es que entró el ejército americano a combatir ahí, cruzaron el río, me acuerdo que ahorita decía que el fulgor de los cañones, cuando les dijeron ‘cuando vean ustedes que ya la polvadera de de villistas, que van retirada, bajen por la Sierra’ y fue cuando se bajó.
Y eso, lo siguiente es lo que también me impresionó, o sea que cuando ya venían persiguiendo a través de la ciudad a lo que quedaba de Villa, vio muchos soldados americanos muertos por toda la ciudad, pero eran soldados afroamericanos, y eso no lo he visto en ningún libro”, relata Conrado.
“Me encanta la parte de las guerras indias de los 1800 contra Joaquín terrazos, vamos a decir que soy historiador por hobby, mis hermanas me dicen ‘escríbelo’, y estoy pensando en escribir”, dice Conrado, y subraya su deseo de que estas historias trasciendan dentro de las aulas de educación básica.
Él fue uno de los participantes en el Tercer Encuentro de Descendientes de la División del Norte, el cual consiste en una serie de jornadas educativas y culturales que reúne a descendientes de revolucionarios de diversas facciones y etapas.
Lo anterior como una forma de rendir homenaje por los servicios brindados por sus familiares durante el movimiento armado que surgió en 1910.
Daniel García, coordinador de esta actividad, recordó que anteriormente ya se había gestionado con el municipio el institucionalizar el encuentro, de manera tal que a partir de este año, cada aniversario de la revolución las jornadas se realizarán en esta ciudad.
“Además de enviar el mensaje que este gobierno reconoce a quienes nos dieron patria, es importante también porque genera derrama económica y hace una proyección de Ciudad Juárez como un lugar amigable”, destacó.
Durante estas jornadas, se reunieron al menos 55 nietos y bisnietos de combatientes de la guerra de la Revolución Mexicana, 20 de ellos de la línea de sangre de Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa.
No obstante, el resto pertenece a la familia de otra veintena de combatientes, cuya participación en la gesta heroica está registrada en el Diccionario de generales de la Revolución del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
Este sería el caso de, Raúl Míreles Treviso, nieto de Manuel Treviso Gómez, quien fuera originario de Bachíniva.
“Él se da de alta a los 16 años, su papá era sargento de la División del Norte, oriundo de Matachí, a él le toca vivir una trágica historia en la toma de Torreón.
Cuando van en la batalla ve caer a su papá y solamente alcanza, platicaba él, a bajarse del caballo echarle una cobija y continuar en la lucha, jamás, lo volvió a ver” relata.
Dijo que su abuelo casi no hablaba sobre lo vivido en la batalla, pues eran cosas que le traían recuerdos muy tristes.
“Nos decía que no nos imaginamos lo triste que era estar matando hermanos y que hermanos lo quisieran matar a él. Él todos sus logros los hizo por medio del combate”, agrega.
Puntualizó que su abuelo batalló mucho para lograr el reconocimiento como veterano de la revolución, y que logró que se le diera la pensión a su madre por la pérdida de que su papá, en una decisión del general Francisco Villa, quien dio la orden.
Este domingo 20 de noviembre a las 3:00 de la tarde, será la clausura con un evento artístico y cultural del IPACULT y una verbena popular con la Cabalgata Villista Vertiente Norte, en el Museo de la Casa de Adobe.