Ataviada con una blusa negra y un pañuelo morado, Imelda Marrufo Nava, lideró una manifestación pacífica que inició en la Cruz de Clavos y concluyó en el bordo del Río Bravo.
Con más de 20 años de activismo, dedicación y lucha por los derechos de las féminas que respaldan a la coordinadora general de Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez.
Este 8 de marzo, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer las calles se han pintado de morado en Ciudad Juárez, pero también en toda la República Mexicana.
Antes del año 2000, mientras estudiaba en la preparatoria Altavista, Imelda comenzó a participar en movimientos feministas, esto con el fin de brindar un aporte positivo a Ciudad Juárez, lo cual continuó durante su paso en la Universidad y después de egresada.

«He tratado de que mis conocimientos, habilidades y sore todo, empatía y compromiso social puedan servir de aportación para tener una ciudad con una cultura que poco a poco deconstruya cosas de la convivencia que no nos gustan; que tienen que ver con una cultura todavía donde prevalece el machismo y la discriminación en muchas áreas», relató la activista.
Actualmente los movimientos de mujeres en la frontera tienen una numerosa cantidad de miembros y simpatizantes, sin embargo, entre los años 2001 y 2003, cuando comenzaron las movilizaciones feministas, las cosas fueron complicadas para la licenciada en derecho, ya que buscaba una forma de poder trascender y que el activismo tocara el ámbito desde político hasta social, esto a raíz de la desaparición forzada de mujeres y poco tiempo después, la localización de cadáveres de féminas en los campos algodoneros.
Otro momento difícil fue el asesinato de Marisela Escobedo, perpetrado en diciembre del 2010, compañera en el activismo que protestaba por el feminicido de su hija, Rubí Fráire Escobedo, en 2008.

La desconfianza en las autoridades fue otro factor determinante para Marrufo Nava y para los colectivos de mujeres, ya que los eventos violentos ocurridos durante la administración de Felipe Calderón, segmentaron a los movimientos por las diferencias de opinión en torno a las acciones gubernamentales.
Al día de hoy y luego de al menos 24 años de lucha constante, Imelda tiene la convicción de que las acciones impulsadas por el activismo, pueden generar un cambio positivo en la comunidad mediante la re-educación para cambiar la mentalidad de la sociedad y que esto modifique la percepción que el resto del mundo tiene de Ciudad Juárez y sean desprendidos los títulos de: «ahí matan mujeres» o «Las Muertas de Juárez».
Las décadas de lucha, han dejado un claro objetivo tanto en las acciones como en el pensamiento de Imelda:
«Mi trabajo y mi compromiso es todos los días generar acciones buscando aportar algo de nuestra persona, de nuestro conocimiento, de nuestro ser de defensoras sociales, para transformar a esa ciudad a la que nosotras aspiramos, que no sea esa ciudad donde matan mujeres; que sea esa ciudad de unión y de fortaleza».