Con la llegada de la canícula, Ciudad Juárez enfrenta un ciclo de 40 días de intenso calor, superando los 40 grados centígrados, mientras que fronterizos y migrantes sufren “en la puerta del horno”.
Este fenómeno climático, que inició el 3 de julio y se extenderá hasta el 11 de agosto según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), ha dejado a los juarenses enfrentándose a altas temperaturas que alcanzan los 42 grados centígrados durante el día y una mínima promedio de 25 grados centígrados por las noches.
Aunque el CENAPRED señala que el estado de Chihuahua no será de los más afectados, la realidad es que el desierto juarense experimenta temperaturas extremas que impactan en la vida diaria de sus habitantes.
Mientras que la población mucha de la población migrante que se encuentra en esta frontera es de la que más sufre con las altas temperaturas del desierto.
Tal es el caso de Kevin Josué, un joven hondureño de 20 años, quien recientemente llegó a la ciudad y para quien el calor se convierte en un desafío inesperado.
Acostumbrado a un clima boscoso en su país natal, Kevin se dedica a la venta de aguas frescas en el cruce de las avenidas Juárez y 16 de Septiembre y describe la experiencia como estar “en la puerta del horno”.
“Hay días que me siento bien y otros no, pero ahí vamos; estoy aquí y como que estoy en la puerta del horno”, platica el joven hondureño.
Mientras que, Enrique Orduña, con ocho años viviendo en la frontera norte, compara las temperaturas con las de su tierra natal en el Puerto de Veracruz, donde el calor es húmedo y más suave, en contraste con el clima seco y abrasador de Juárez.
Como vendedor de raspas, Enrique consume grandes cantidades de agua y bebidas electrolíticas para mantenerse hidratado durante su jornada laboral.
Las altas temperaturas también afectan a quienes carecen de aparatos de enfriamiento en sus hogares, como es el caso de María Aguilar, de 39 años y paisana de Enrique, quien lamenta la falta de un sistema de aire acondicionado funcional, por lo que no se siente preparada para afrontar la canícula
“En mi casa tengo solo un aire que se le echa agua, pero se le quemó la bomba y avienta puro aire caliente”, dice.
Como promotora de cambaceo en las calles, busca refugio en las sombras y se asegura de llevar agua congelada para hidratarse a lo largo del día.
Por otro lado, María Luisa, quien tiene 67 años de residencia en Juárez, ha ideado estrategias para mantener frescas a sus mascotas, congelando botellas de agua para sumergirlas en sus bebederos.
También comenta que tiene dos enfriadores de ventana, además de otros dos abanicos que utiliza para extender el aire fresco por los rincones de su domicilio.
Para ella y su esposo, las salidas son escasas, sin embargo cuando van al exterior, procuran llevar ropa que cubra todo su cuerpo, así como sombreros y siempre a la mano un termo con el vital líquido.
La canícula representa un desafío para los habitantes de Ciudad Juárez, quienes se esfuerzan por adaptarse a las condiciones climáticas extremas y protegerse del inclemente sol.
A medida que la canícula avanza, la comunidad juarense enfrenta un reto colectivo para asegurar que todos puedan mantenerse a salvo y protegidos del calor excesivo.
En tanto que las autoridades y representantes de médicos han hecho una alerta para que la población se mantenga preparada durante este ciclo de altas temperaturas, con el fin de garantizar la seguridad y bienestar de la población.