La calle Mariscal es una avenida principal que se encuentra en el Centro Histórico de Ciudad Juárez, la cual durante muchos años implícitamente refería a la prostitución, el alcohol y las drogas.
Esta mala fama la adquirió, luego de que era un punto en el que se podía ubicar a personas, casi todas mujeres, ofreciendo servicios sexuales cada noche.
Pese ello, esta vialidad tiene aun más historias que contar, algunas de ellas de trascendencia irrefutable en la existencia de esta urbe.
Por ejemplo, según el historiador Antonio Ramos, la avenida Ignacio Mariscal fue la primera en pavimentarse en 1913, es decir, más de 200 años después de la fundación de la ciudad en 1659.
A través de su personaje “Don Chendo”, en una cápsula informativa para el Instituto Para la Cultura del Municipio de Juárez (IPACULT), narra lo anterior y menciona que, al principio, el segmento pavimentado era donde se encontraba la jefatura de política que después fue la Presidencia Municipal.
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Después, se extendió por la calle Del Comercio, es decir, lo que se conoce ahora como la avenida 16 de septiembre, en el segmento que abarca hasta la avenida Sebastián Lerdo de Tejada.
También que, en ese momento, ya habían llegado los primeros vehículos, por lo que había la necesidad de pavimentar las calles.
El mismo personaje, en otra cápsula, platica que dicha vialidad anteriormente era llamada como De la Cárcel, precisamente porque ahí está la jefatura política, y después, en 1902, se mandó construir una cárcel nueva en la avenida 16 de Septiembre y calle Mariscal.
Es decir, que representaba también el primer territorio de la justicia y la fuerza del estado en la localidad.
La historia “negra” por lo que se hizo famosa en el mundo, viene de la mano de la Ley Seca en Estados Unidos en la década de los veintes y principios de los treintas.
Al ser ilegal el consumo de alcohol en el vecino país, los estadounidenses cruzaban a la ciudad en busca de diversión para adultos.
Esta última incluía no solamente a los bares y cantinas en donde podían beber alcohol a sus anchas, sino también, el contacto con trabajadoras sexuales y vendedores de estupefacientes.
Al respecto, el cronista Jaime Federico Rico Granados, recuerda que en aquellos tiempos la ciudad se convirtió en la “Pequeña Chicago”.
Salones de baile, casas de juego, negocios para la vida de noche, proliferaban en dicho lugar, atrayendo gente como nunca antes del otro lado de la frontera, que se congregaban en este sitio conocido como la Zona de Tolerancia.
En una crónica que se publicó en el sitio Juárez en Postales se indica que la calle Mariscal se llenó de negocios de “giros negros”, ataviados en su exterior con luces neón. Pero en los noventas, dice, comenzó el declive.
“La decadencia del Centro, los cambios en los horarios de venta de licor, la terrible epidemia del SIDA, el aumento de la violencia y la prohibición de las autoridades americanas para que los soldados norteamericanos visitaran Juárez, hizo que la Mariscal se convirtiera en una especie de zona fantasma, oscura y peligrosa”, relata.
Actualmente, sobre esta avenida se encuentra el edificio histórico de la ex Presidencia Municipal, en la que funge labores el Instituto para la Cultura del Municipio de Ciudad Juárez, así como el Centro Municipal de las Artes.
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