Luego de una disputa de más 100 años, la zona del parque El Chamizal aún se mantiene en conflicto, pues a pesar de que una parte de este terreno fue regresado por Estados Unidos a México, conformando actualmente un espacio de 333.26 hectáreas, la tenencia de la tierra sigue sin regularizarse.
Algunas partes son controladas por el Estado, otras por la Federación y el Municipio, así como una tercera parte se mantiene prestada en comodatos por el Ayuntamiento de Juárez a particulares y asociaciones civiles, en su mayoría.
Mientras que, a principios de este 2023, el Municipio anunció que realizaron una solicitud para que la Federación certifique un total de 80 hectáreas como Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC), un tipo de área natural protegida.
Sin embargo, hasta la fecha esta certificación no se ha entregado, la cual además creó una serie de incertidumbres por parte de integrantes de la sociedad civil, ya que consideraron esta certificación permite que se siga concesionando un espacio público.
Al respecto, María Antonia Ríos, de la agrupación Chamizal Conciencia Ciudadana, platicó que es necesario que se regularice el tema del parque público, ya que existen áreas en el descuido y que incluso se han causado otros daños al prestarse a particulares.
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Dijo que existe una necesidad de regularizar la tenencia de El Chamizal, así como de analizar detenidamente las condiciones que rodean la preservación del parque como Área Destinada Voluntariamente a la Conservación, con el fin de garantizar que cualquier iniciativa sea sostenible y respetuosa con el entorno.
Reiteró particularmente que esta figura no suprime que se realicen actividades de tipo comercial en el parque, lo cual pone en riesgo la esencia de El Chamizal.
La activista además comentó que el Ayuntamiento, si así lo quisiera, cuenta con las facultades para revertir los comodatos entregados en diferentes administraciones, lo cual ha sesgado su dimensión.
Consideró que El Chamizal no solo se trata de un espacio natural, sino también es un patrimonio cultural que demanda un enfoque integral, donde cuenten con una participación ciudadana más directa, para garantizar que la comunidad tenga voz en las decisiones que afectan a este parque.