Hace unos días, los Bravos de Ciudad Juárez recibieron al Club América, el equipo campeón de la Liga MX, en un partido adelantado de la jornada 4, donde las Águilas salieron victoriosas con un marcador de dos goles a cero.
El estadio Olímpico Benito Juárez contó con la presencia de más de 17 mil aficionados de ambos equipos, quienes dedicaron tiempo para apoyar a sus respectivos equipos en compañía de amigos y familiares.
Uno de los asistentes fue Carlos Quezada, originario de Cuauhtémoc, pero con el corazón puesto en los Bravos de Ciudad Juárez por más de cinco años.
Él asiste al estadio acompañado por su padre, por lo que ambos fueron a respaldar al equipo fronterizo.
“Estuvo triste el partido porque perdimos … Los primeros partidos vi muy flojo al equipo, pero en este partido vi una mejoría. Creo que en cada partido van a ir mejorando y esperemos entrar a la liguilla este torneo”, comentó.
También recordó que ha vivido agradables recuerdos con el equipo como la final de ascenso, sin embargo, enfatizó que lo importante es seguir apoyando al equipo juarense para poder entrar a la liguilla y sueña con que lleguen a una final de la Liga MX.
“Que le echen muchas ganas, que trabajen que traen encima a una ciudad que es muy luchadora progresista y también un estado completo que los apoya”, agregó.
Aunque, los aficionados del Club América tampoco dejaron solo a su equipo y con sus banderas, boinas y jerseys asistieron al encuentro.
Uno de ellos fue Erasmo Loera, oriundo de Durango, pero con el espíritu impregnado desde muy chico en los colores azul y amarillo.
“El partido estuvo un poco cerrado, pero afortunadamente el América sacó los tres puntos … Afortunadamente de equipo no salió nadie todavía se ve fuerte. Yo creo que sí vamos por la 15”, platicó.
La voz del estadio incitaba a los seguidores de los Bravos a entonar con espíritu un enérgico “¡Vamos, Bravos!”, logrando un eco vibrante que se escuchaba afuera del Estadio Olímpico Benito Juárez.
Entre la multitud, se podía observar aficionados con corazones divididos, ya que uno iban luciendo la camiseta del América, pero llevaban en lo profundo de su corazón los colores del rojo y el negro.
Así lo platicó la familia Jalil, juarense de nacimiento, pues su fidelidad a los equipos locales se marca desde la época de Las Cobras, demostrando que el amor puede persistir incluso cuando hay sentimientos divididos.
“Vemos al equipo de Bravos 10 de 10, fregones … Los Bravos cuando juegan contra América juegan muy bien, sigan así”, platicó la familia Jalil.
El partido entre Bravos y Águilas fue más que un simple partido, ya que en este encuentro las emociones se entrelazaron en el campo, en el que se esperaba que el equipo fronterizo consiguiera su primera victoria del torneo.
Sin embargo, a pesar de esta derrota, el optimismo sigue entre los seguidores como lo expresó Carlos Quezada, quien confía en su capacidad para llegar a la liguilla.
Por otro lado, la presencia masiva de los americanistas como Erasmo Loera y la familia Jalil demuestran que el fútbol es más que un juego, sino que la pasión se demuestra en cada porra y en cada canto para motivar a los jugadores en la cancha.