Carlos Flores / Opinión / Circuito Frontera
Es evidente que en lo que respecta al decreto firmado este fin de semana, referente a la “legalización” de vehículos conocidos como chocolate, traerá en la ciudad fronteriza efectos importantes a considerar.
En estos tiempos, dada la falta de chips en los vehículos en las ensambladoras post COVID, la industria automotriz enfrenta una disminución de su stock de vehículos en existencia.
Es así que en estos momentos al parecer enfrentan esta escasez a partir de su segundo giro.
Los seminuevos para cubrir sus costos fijos y seguir enfrentando los efectos colaterales de la pandemia, pero ahora se tiene que los vehículos que durante vario tiempo resultaron ser mercancía no legalizada en el país a partir de su trámite de importación será posible regularizarla con la cantidad mínima de 2 mil 500 pesos.
Es en este sentido que por el lado de la seguridad resulta una medida importante, dado que se tendrá registro de una gran cantidad de vehículos que se encuentran en circulación actualmente de forma no regulada.
Esto permitirá tener un mejor control respecto a los propietarios. Por otra parte, es un golpe indirecto a las empresas vendedoras de vehículos seminuevos y de los ciudadanos en general que han pagado a lo largo de la historia la regularización de sus vehículos automotores.
Lo cierto es que esta medida, puede ser contemplada como que aquellas personas que logren regularizar sus vehículos aportaran a las arcas del gobierno una cantidad mínima pero considerable.
El decreto podemos observar que está focalizado, que este fenómeno no se genera en otras partes del país, es muy parecido a lo que en el tiempo de ha denominado “Zona Libre”, pero no para el 100% de los ciudadanos, sino solo para un pequeño gremio.
Pudiéramos esperar como efectos alternos, entre ellos un incremento del número de vehículos en circulación en las ciudades fronterizas, un incentivo para la compra de vehículos extranjeros sin importar. Un decremento del uso del transporte colectivo.
En fin, la situación para algunos puede resultar alentadora sin embargo, para otros no.