Al momento de publicar esta historia, las hijas de Ever Alexandro Cruz de 33 años, no saben que él acudirá a Veracruz este Día del Padre, teniendo así la oportunidad de celebrar, tal y como lo han hecho cada vez durante los últimos 8 años.
“Son mis hijas, una tiene 12 y otra 15 en noviembre, ya son unas señoritas”, expresa Ever y su voz suena orgullosa y nostálgica, hace casi dos meses que no las ve.
Originario de Veracruz, Ever llegó a esta ciudad en abril, luego de que perdiera su negocio y tuviera que encontrar otro trabajo para poder solventar los gastos de su familia y de la quinceañera que celebrará la mayor de sus hijas en noviembre.
La historia de su familia se remonta a muchos años atrás, cuando él y su actual pareja eran adolescentes.
“La conocí cuando ella tenía 19 y yo 14 años; recuerdo que yo llegué y le dije ‘un día me voy a casar contigo, muchos años después nos volvimos a reencontrar. Ella conociendo a una persona, no pasó nada entonces, ella nunca dijo que yo era esto o lo otro, ella siempre respetó eso”, relata Ever.
El hace referencia a dos momentos de su existencia, siendo un hombre trans comparte que fue hasta los 22 años cuando inicio su conversión de género.
“Fue un cambio radical, yo era una mujer muy guapa”, relata.
Cuando su esposa y él decidieron ser pareja, ella ya tenía a dos hijas, las cuales, reconocen a Ever como su padre.
“Me dicen papá Ever, yo me involucro en todo, voy a las juntas de la escuela, ellas saben que me pueden contar cualquier cosa, y siempre estoy preocupado por ellas”, menciona.
Ever es licenciado en Trabajo Social, actualmente trabaja en una empresa maquiladora de la localidad, donde pese a que su papelería no dice su nombre, se le respeta y aprecia por el nombre que tiene y su identidad.
Comentó que su viaje a Veracruz tiene la finalidad de cambiar su identidad de género en su acta de nacimiento, una realidad por la que ha esperado muchos años.
Este acto le permitirá no solamente adquirir matrimonio legalmente con su esposa, sino también dar sus apellidos a sus hijas.
“Cada año ellas juntan dinero, me compran algo, una camiseta, me llevan a comer. Este año me sentí triste cuando mi hija me dijo en la mañana ‘y ahora no puedo darle su regalo papá, yo lo iba a invitar a comer’, pero no quise arruinarles la sorpresa”, refiere.
Para él, ser padre significa querer a sus hijas, asistir a juntas escolares, fortalecer su autoestima, hacerles sentir protegidas y apoyarlas cuando lo necesitan.
Agrega que su casa ellas son cercanas a los temas en relación a la comunidad LGBT, pues están siendo educadas en un marco de respeto hacia las personas en general. Una de ellas siempre dice “el amor es amor”.
Considera que las personas se hacen historias que no son acerca de las familias como la suya y añade que sus hijas lucen felices y sanas, así como su identidad es algo que nunca ha afectado a la dinámica familiar.
Este Día del Padre, que en Ciudad Juárez coincide con la marcha de las diversidades sexoafectivas, Ever conmina a las personas a la empatía y no juzgar a nadie sin antes conocer a las personas.
Refirió que la familia de su esposa no se mete porque mira el tipo de educación que le dan a sus hijas.
“Mi suegra me felicita porque me incluyo en la vida de las niñas, cosa que su padre biológico no hace hasta ahora (…) Nos juzgan por fuera, al fin y al cabo, somos humanos y todos somos imperfectos”, sentencia.
Padre y madre: Gerardo
Gerardo es un hombre que alguna vez tuvo un cuerpo femenino y dio a luz a dos pequeños: una niña y un niño, que actualmente tienen 3 y un año, respectivamente.
Sin embargo, espera que sus hijos algún día le digan “padre”, aunque no se siente identificado con el rol de padre porque la mayoría que conoce es de personas que están ausentes.
Como padre trans ha sufrido discriminación es diversos sitios, incluso en áreas que deberían sentirse seguras como en hospitales, o dentro de su familia.
“Cada vez que voy a un lugar me preguntan que ‘¿Dónde está la mamá?’ Donde quiera que vaya, si voy al doctor, si voy al parque personas que se me acercan y me dicen que qué bonitos niños”, dice.
Gerardo platica que, aunque él es la mamá de los niños, fue difícil al iniciar su transición de género, por lo que desea que sus hijos le digan “papá” cuando vayan creciendo, porque eso es: su padre.
Explica que comenzó su transición de género cuando estudiaba Enfermería en el último año de la carrera, así como tuvo que ir a la Ciudad de México para hacerse, de manera formal, el cambio de nombre.
“En ese entonces tenía de pareja a una mujer y terminamos. Después ya vino la pareja que tengo actualmente y él es quien me ayudó hacer mi cambio y me aceptó como soy”, comenta.
Refiere que no pudo registrar a sus hijos ante el Registro Civil, ya que él ya había hecho su cambio de nombre y no le permitieron registrar a los niños con dos papás.
Por ello, interpusieron una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), la cual resultó a su favor y pudo registrar a sus hijos.
Para Gerardo es importante crear un entorno de amor, protección y respeto para sus hijos, por lo que cada día intenta ser una mejor persona para su familia, en el cuerpo que tiene.
Su experiencia como padre es que tiene que ser padre y madre, pues cumple ambos roles, así como se siente orgulloso de sus hijos y feliz de poder cuidarlos.