Sin ningún tipo de remuneración, tres jóvenes universitarios han dedicado parte de sus días a enseñar a niños migrantes.
Cristina Hernández, Javier Corcino y Luis Soto recientemente formaron la organización Comunicación y Desarrollo Integral para Niños Migrantes (CODESINIMI), la cual comenzó como un proyecto universitario donde participaron en su creación y desarrollo.
Sin embargo, lo que inició como un trabajo académico se transformó en un proyecto personal, pues apoyar a las personas en situación de movilidad y, específicamente, a niños migrantes se ha vuelto un reto para Javier Corcino quien es el que encabeza el plan.
“En un inicio se impartían las clases en una banqueta frente a presidencia, pero ahora que los migrantes han sido reubicados”, comentó Javier, ya que el proyecto ha quedado en pausa por un par de días hasta que puedan reorganizarse.
Expone que ha tenido el respaldo de los padres migrantes, puesto que, en palabras de él mismo, los padres le han hecho saber que están tranquilos al saber que sus hijos hacen algo provechoso.
Destaca también que algunas de las clases en las que se han enfocado son de lectura y redacción, asimismo como dar algunas clases sobre ética y valores.
Alrededor de un grupo de cuatro a cinco niños son lo que se integraron a las clases. Aunque, todos de diferentes edades y, a pesar de que están todos juntos, cada uno recibe una atención y actividades distintas.
“El niño más pequeño que tenemos es de 4 años, mientras que el mayor es de 13”, agrega Corcino.
Dentro de los planes que tienen los integrantes de CODESINIMI se encuentra una ubicación cerrada para evitar cualquier riesgo con los infantes, así como un mayor apoyo de la comunidad para la adquisición de material didáctico.
Además del respaldo de instituciones como la Secretaría de Educación Pública, para evitar cualquier situación con las autoridades, así como buscar una amplitud en los días y horarios para impartir las clases.