Muchos han escuchado hablar sobre “La China Poblana”, pero también existió una “China Juarense”, una mujer llamada Herlinda Perry, quien adoptó ese nombre durante su estancia en México, especialmente en Ciudad Juárez, para protegerse de la xenofobia.
En algunas fotografías aparece vestida de soldadera, por lo que se cree que fueron tomadas en 1911, un año crucial para la Revolución de México.
Herlinda no participó en las fuerzas que querían liberar al país, pero pese a su condición de migrante, se convirtió en una importate activista en defensa de los derechos de las personas chinas en esta parte del mundo.
El nombre verdadero de esta mujer fue Sun Far Herlinda Wong Pérez, pero decidió utilizar el apellido Perry para ocultar su verdadero origen.
Habría nacido en el año de 1893 ó 1894, mientras que su padre era un migrante chino y su madre una mujer mexicana.
Aunque nació en Guadalajara, Jalisco, siendo muy joven visitó en 1911 esta ciudad, en compañía de su padre y su entonces madrastra.
Y fue en estas tierras donde contrajo nupcias con un hombre también chino, cuyo nombre real era Yee Wing Chew, pero que se hacía llamar Antonio.
China-mexicana
Hay que considerar que durante esos años los migrantes chinos eran asediados por la xenofobia, y la situación de la guerra no hacía más que dificultar la situación de la población en movilidad en el país.
En ese año, las tropas maderistas buscaban asaltar a Ciudad Juárez, mientras que las fuerzas de la Federación querían fortificar la plaza, pues esta localidad era la entrada principal a Estados Unidos.
En este contexto se desarrolla la Batalla de la Toma de Juárez, la cual fue determinante para terminar con el Porfiriato.
Y aunque esto fue un hito para la liberación del país, los chinos que se encontraban en este territorio permanecían en una situación de vulnerabilidad, atacados especialmente por los maderistas.
Su opción más viable, pese a la discriminación y las normas migratorias estrictas para ellos, era Estados Unidos.
Muchos decidieron entonces pedir asilo por cuestiones humanitarias en dicho país, alegando su vulnerabilidad debido a la situación de guerra que enfrentaba Ciudad Juárez.
Se dice que les dieron acceso al país con la condición de que, al terminar la guerra, debían regresar al territorio mexicano, por lo que un grupo de unos 200 migrantes chinos cruzaron la frontera de ese modo, entre ellos Herlinda.
Sus temores no eran una exageración, habrá que recordar que el 15 de mayo de 1911, en Torreón, Coahulia, hubo una masacre de migrantes chinos durante la toma de esta ciudad, por parte de las fuerzas de Madero.
Una activista incalzable
La lucha de Herlinda no terminó ahí, estando en el país norteamericano se instruyó en el conocimiento de las leyes para pugnar por los derechos de su familia y otros de sus connacionales que se encontraban refugiados.
Esto en el entendido de que, aunque en México era reconocida como mexicana, en Estados Unidos su nacionalidad ante la ley era China.
Otra cosa que hizo fue velar por los derechos de las mexicanas que, como su mamá, se casaron con hombres chinos y habían quedado desamparadas en China y Estados Unidos, cuando el gobierno de China declaró ilegales esta clase de matrimonios y logró el regreso de 80 mujeres mexicanas.
Herlinda fue la única mujer integrante de “El Paso Merchants’ Association” y una muy activa representante de las minorías de El Paso, Texas ante la National Recovery Administration.
Por todo esto, es justo aclarar que Herlinda no fue parte de las tropas de la Revolución, sin embargo, hizo mucho por su comunidad en ese periodo.
Se dice de las fotografías en las que aparece con cananas y fusil que sólo fungió como modelo para el fotógrafo Aurelio Escobar Castellanos, mientras trabajaba para el estudio de Heliodoro J. Gutiérrez, en Ciudad Juárez, Chihuahua, tal vez sin pensar en que con estas postales se levantaría todo un manto de leyendas, mitos y realidades en torno a su persona.