El Gobierno de Coahuila y el Ayuntamiento de Torreón han invertido 295 millones de pesos en el Paseo Morelos, una obra que no detonó la economía y el turismo en el Centro Histórico como se esperaba, y que sólo ha beneficiado a unos cuantos inversionistas de giros con venta de alcohol, entre ellos hijos de funcionarios.
**Este reportaje es parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers**
Torreón, Coahuila.- Locales vacíos, falta de inversión y carencia de un plan integral para rescatar el Centro Histórico de Torreón, Coahuila, en el noreste de México, fueron los señalamientos por parte de la Canaco que dieron origen al proyecto del Paseo Morelos allá por 2012, que tras una inversión de 295 millones de pesos, sigue presentando los mismos problemas.
Entre los que sí le han apostado a invertir allí se encuentran los propietarios de bares dedicados a la venta de alcohol y los hijos de funcionarios de la administración municipal que impulsó y ejecutó la obra, entre éstos las hijas de Miguel Ángel Riquelme Solís, alcalde en ese entonces y hoy gobernador de Coahuila, Graciela y Marcela Alejandra Riquelme Gorgón, quienes han tenido el tino de instalar allí sus negocios.
Si bien 16 cuadras de la emblemática avenida (de la calle Zaragoza a la González Ortega) se han transformado en un corredor semipeatonal, el recurso que se le ha inyectado no ha alcanzado para detonar el turismo y el comercio en el corazón de la ciudad.
“Únicamente dos cuadras se reactivaron y precisamente por esos negocios que se pusieron prácticamente de la Colón hacia Degollado y de Colón hacia la Mina, de ahí en más poco a poco se han ido abriendo locales, pero la verdad es que el Paseo Morelos cambió mucho”, dijo en entrevista Riquelme Solís.
Pocos se atreven a apostarle a la zona; las elevadas rentas que pueden llegar hasta los 60 mil pesos, así como el flujo irregular de gente vuelven incosteable emprender ahí, de tal forma que alrededor del 28 por ciento de los 225 locales ubicados a lo largo de las 16 cuadras del corredor semipeatonal están vacíos, en renta o en venta, de acuerdo con un recorrido hecho para este reportaje.
Aunque la vida nocturna los fines de semana se ha afianzado en los bares, no es suficiente para llenar el Paseo Morelos. Recorrerlo por la noche entre jueves y domingo es una experiencia de contrastes, pues cerca de la Avenida Colón hay gran dinamismo, pero a partir de la Plaza Mayor la actividad se desvanece y se hacen más evidentes los locales desocupados que exhiben letreros de “Se renta”.
Los sábados al atardecer hay afluencia gracias a “Moorelear”, una iniciativa encabezada por la locataria Rosario Pedraza que busca atraer a la ciudadanía con actividades culturales y promoción de productos locales o alternativos y artesanías; ésto ante la falta de un calendario específico de actividades culturales y comerciales para detonar económicamente el Paseo Morelos.
“Hay muchos locales vacíos, las rentas son muy caras, eso ha inhibido que nosotros como comerciantes rentemos esos espacios para que se haga más grande esa área y tenga más afluencia”, reconoció Mariano Serna, presidente de la Canaco Torreón en entrevista, quien es consciente que los más beneficiados con los millonarios recursos públicos invertidos en el Paseo son los bares y restaurantes.
La falta de estrategias del Ayuntamiento de Torreón para este espacio queda de manifiesto al revisar los planes y proyectos de las administraciones municipales. En el Plan de Desarrollo Municipal 2019-2021, por ejemplo, no hay ninguna referencia precisa al paseo semipeatonal. En tanto, el Plan Municipal de Desarrollo 2022-2024 menciona en el apartado Centro Histórico que “Fortalecer el trabajo de la Dirección del Paseo Morelos” como uno de sus objetivos y líneas de acción, sin embargo, en el Programa Anual Operativo correspondiente de este 2022 no hace alusión directa al corredor peatonal o a la citada dependencia.
Ganan con venta de alcohol
La zona del Paseo Morelos de mayor afluencia es la aledaña a la calzada Colón y, por ende, la más atractiva para empresarios, sobre todo de los giros de bares y restaurantes.
De acuerdo con el recorrido realizado para este reportaje por todo el Paseo Morelos (localizado entre las calles Zaragoza y González Ortega y las avenidas Juárez y Matamoros) hay 30 negocios fijos del giro bar o restaurante bar, de los cuales 21 están ubicados en las cuatro cuadras aledañas a la Colón, es decir, 70 por ciento.
Ese es justo el tramo que se añadió al plan cuando el exalcalde Miguel Ángel Riquelme Solís, hoy gobernador de Coahuila, tomó en sus manos el proyecto y justo ahí es donde cuatro hijos de funcionarios de su administración, incluyendo a sus hijas Graciela y Marcela Alejandra Riquelme Gorgón, han instalado sus negocios.
Según datos del Ayuntamiento de Torreón, obtenidos vía transparencia, el bar Bronx, ubicado en la avenida Morelos 73 obtuvo su licencia de funcionamiento en 2016, año en que se inauguró la obra.
Se trata de un negocio operado por Grupo Monsber S.A. de C.V., empresa que fue constituida a finales de 2015 por Gerardo Berlanga Santibáñez, Jorge Luis Morán Estrada y Hugo Monsiváis Pamplona, de acuerdo con la plataforma SIGER del Registro Público del Comercio.
Berlanga Santibáñez es hijo de Gerardo Alberto Berlanga Gotés, director de Obras Públicas del municipio de Torreón cuando arrancó el proyecto, y hoy secretario de Inversión Pública Productiva en el gobierno estatal que encabeza Riquelme Solís.
El padre de Morán Estrada es Jorge Luis Morán Delgado, quien fungió como secretario del Ayuntamiento y alcalde interino de Riquelme Solís cuando éste dejó la presidencia municipal para buscar la gubernatura de Coahuila.
En tanto, Graciela Riquelme Gorgón, hija del gobernador, creó en febrero de 2018 la empresa Deleite Azteca, S.A. de C.V., que opera la cafetería llamada Postrería Colón, localizada en Morelos 43.
En el acta constitutiva de esta empresa aparece como socia Ileana Montoya Guajardo, quien figura como entrenadora en una lista de personal adscrito a la Dirección Municipal del Deporte de la Administración 2014-2017. En otra de las actas se consigna que ésta vendió seis meses después su única acción a Marcela Alejandra Riquelme Gorgón.
Al constituirse, Deleite Azteca tuvo como comisario a José Osvaldo Zárate Montoya, un contador que ha tenido cargos municipales y estatales en las gestiones de Riquelme. Aparece, por ejemplo, en una lista de personal adscrito al Ayuntamiento de Torreón 2014-2017 como coordinador en el área de Contabilidad de la Tesorería y hay una declaración patrimonial de 2018 donde da cuenta de su puesto como coordinador en el DIF Coahuila en el municipio de Saltillo.
En julio de 2019, Zarate Montoya renunció a la designación que tenía en la empresa de las hermanas Riquelme Gorgón.
En esa misma fecha se integró como representante legal de la sociedad Javier Lechuga Jiménez Labora, quien durante la administración de Riquelme tuvo los cargos de contralor municipal y director de Egresos y en 2021 fue nombrado tesorero del Congreso de Coahuila.
La Postrería Colón abrió sus puertas en octubre de 2019 y, si bien se trata de una cafetería, su licencia de funcionamiento está registrada como restaurante bar, de acuerdo con la respuesta a la solicitud de información con folio 051260800009422.
El artículo 55 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas dice que “incurrirá en utilización indebida de información el servidor público que adquiera para sí o para las personas a que se refiere el artículo 52 de esta Ley, bienes inmuebles, muebles y valores que pudieren incrementar su valor o, en general, que mejoren sus condiciones, así como obtener cualquier ventaja o beneficio privado, como resultado de información privilegiada de la cual haya tenido conocimiento”.
Con el objetivo de que fijaran una postura acerca de la posible falta administrativa, se buscó a Graciela y Marcela Alejandra Riquelme Gorgón a través de los teléfonos que aparecen en la página web de Postrería Colón. La empleada que respondió la llamada nos proporcionó un correo al que enviamos la solicitud de entrevista.
No obtuvimos respuesta por parte de las empresarias. En su lugar se comunicó vía telefónica su padre, el gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, quien explicó que su hija abrió su negocio años después de que él había concluido su período como alcalde.
Añadió que se trata de un negocio modesto instalado en un local de renta. “Ni lo compró, ni fue antes de que yo lo hiciera, no, simplemente ahí se están poniendo los negocios”.
En ese sentido, descartó cualquier tipo de conflicto de interés: “No, no lo hay en ningún aspecto, porque conflicto de interés sería que a la mejor yo lo hiciera y comprara un local ahí, y que con anterioridad a que yo remodelara el Paseo Morelos lo hubiera comprado”.
También acudimos al bar Bronx en busca de una entrevista con Gerardo Berlanga Santibáñez y Jorge Luis Morán Estrada, propietarios de Grupo Monsber, para conocer su postura en cuanto a la posibilidad de una falta administrativa.
Dejamos una carta con la encargada, quien tras firmarnos de recibido dijo que le haría llegar el documento con nuestros datos de contacto a los empresarios, sin embargo, hasta el cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.
De vuelta al centro
En 2012, mientras las autoridades y la Cámara de Comercio desarrollaban el proyecto del Paseo Morelos y efectuaban las gestiones para su construcción surgió la iniciativa “Moreleando, de vuelta al centro”.
Un grupo de jóvenes y académicos que buscaba incidir en las políticas públicas referentes al rescate del Centro Histórico decidió impulsar un paseo mensual con actividades culturales y mercado de comercio justo sobre las 14 calles, que van desde la Plaza de Armas hasta la Alameda Zaragoza.
La propuesta fue bautizada como “Moreleando, de vuelta al centro” y tuvo su primera edición el 10 de noviembre de ese año. La actividad mensual se realizó durante tres años continuos y llegó a reunir hasta 30 mil asistentes en sus días más concurridos, según datos de la asociación.
Fue el poder de convocatoria de Moreleando y no el proyecto del Paseo Morelos, lo que atrajo el interés de algunos emprendedores como Ruth Castro Parada, quien decidió rentar un local sobre la avenida para abrir la librería independiente El Astillero, en agosto de 2014.
En entrevista, Castro Parada explicó que desde niña vivió siempre cerca del centro o en él, por lo que fue testigo de la inseguridad, el cierre de locales y el abandono del corazón de la ciudad durante la época de la llamada “guerra contra el narco”.
“Se hablaba de él (el Proyecto), pero era como el Metrobús, o sea, quién sabe si lo iban a hacer, quién sabe si realmente iban a invertir, nada era seguro. Incluso llegué a ver maquetas —que son muy distintas a lo que terminó siendo—, se decía que estaban muy interesados en que vinieran no negocios de tipo local, sino grandes cadenas”.
Castro Parada pensó que si llegaba a hacerse o a fortalecerse comercialmente aunque fuera con negocios como las franquicias que hay dentro de los ‘malls’, podía ser positivo porque atraería a distintos tipos de público y propiciaría la construcción de edificios de vivienda y estacionamientos.
Recordó que gracias a Moreleando, muchos jóvenes emprendedores gastaron todos sus ahorros por tener un negocio en esta zona, pero la mayoría quebraron debido a la tardada construcción.
Un ejemplo de negocio con propuesta novedosa que quebró fue Maple, una cafetería especializada en waffles que la emprendedora lagunera María Rodríguez González abrió en octubre de 2016 junto con otros dos socios.
La idea para el negocio nació durante una estancia en Canadá, donde ella y su hermana conocieron el concepto, que hasta entonces no tenía símil en Torreón. “Nos gustó mucho y queríamos recrear algo parecido aquí en Torreón”, contó.
Al regresar a La Laguna, María y sus socios vieron varias opciones de locales en el Centro Histórico, pero querían estar sobre la Morelos porque con Moreleando se había convertido en una zona concurrida.
Señaló que durante la búsqueda del espacio ideal se dieron cuenta que en la Morelos las rentas eran del doble que en otras partes del centro.
Aunque el negocio arrancó muy bien, María y sus socios decidieron traspasarlo luego de dos años, pues las ganancias nunca fueron tan buenas o constantes.
Deficiencias de fondo
Para el arquitecto Guillermo Sandoval, quien en su momento fue uno de los profesionistas que presentó una propuesta del Paseo Morelos que finalmente no fue considerada, la obra se quedó a medias, pues ésta careció de una visión y una propuesta viable para reactivar el centro.
Además, consideró que la obra presentó una serie de “deficiencias” como la falta de vegetación para que diera sombra y lo hiciera transitable; mobiliario que invitara a quedarse por largos ratos; además de un alumbrado bonito y lugares para estacionarse.
Pero lo más necesario, subrayó Sandoval, es la inversión y para atraerla sugiere un plan estratégico que podría comenzar por rescatar los edificios de valor histórico del centro para que sean utilizados por las dependencias gubernamentales que suelen atraer mucha actividad.
“Realmente la ciudadanía se ha olvidado del centro. La gente que es propietaria de grandes edificios está especulando nada más, no hay un atractivo para invertir y arreglarlos porque no hay una razón para hacerlo”, dijo.
José Antonio Gutiérrez Jardón, diputado federal del PRI y empresario impulsor del Paseo Morelos durante su gestión como presidente de la Canaco Torreón, atribuyó la gran cantidad de locales desocupados en el Paso Morelos a la desatención durante la gestión del exalcalde panista Jorge Zermeño Infante, sucesor del priista Miguel Ángel Riquelme Solís, quien fue el iniciador de la obra.
“La inversión sí desquitó inicialmente en cuanto a plusvalía a todos los que tenían locales en la Morelos, porque estaba totalmente muerta. Sin embargo, la abandonó por completo la administración pasada, no hubo mantenimiento”, dijo el priista.
En entrevista, criticó la disolución del consejo del Paseo Morelos durante la administración de Zermeño y aseguró que cuando se hace un buen trabajo las calles peatonales son muy demandadas.
“La prueba es que esta parte de la Morelos a la que se le apostó primero, que son los restaurantes y bares de las primeras cuatro cuadras cercanas a la Colón, tuvieron mucho éxito y se siguen manteniendo”.
No obstante, el también exfuncionario estatal durante la gestión de Rubén Moreira reconoció que el comercio no puede vivir solamente de la noche. “Para poder apostarle a tener un local en el centro tienes que tener afluencia varios días de la semana, no vive un comerciante de un día, es imposible mantener un negocio con un día bueno para vender o solamente por la noche, a menos que tu negocio esté enfocado a la vida nocturna, pero tampoco puedes hacer una calle de vida nocturna solamente”.
Para Jorge Zermeño Infante, exalcalde panista de Torreón, el Paseo Morelos tuvo fallas de origen y la prueba de ello es que después de invertir 120 millones en su construcción, el Gobierno del Estado de Coahuila tuvo que invertir otros 15 millones de pesos del ISN para cambiar parte de la infraestructura. A esa cifra habría que sumar 160 millones de fondos federales que se pidieron para la Construcción del Teleférico Cristo de las Noas-Paseo Morelos, cuya estación se instaló en la calle Treviño, adyacente al corredor.
“Cuando llegamos encontramos una serie de deficiencias, la obra no estaba bien hecha, los materiales no eran los más adecuados, tan es así que se tuvieron que cambiar todos los bolardos, que se los robaban, no prendían, se robaban cables, en fin, había muchas fallas”.
Aclaró que la administración del gobierno estatal nunca entregó esa obra mediante la que pretendía subsanar los defectos del Paseo Morelos, porque no la acabó.
Para conocer a detalle el destino de los 15 millones invertidos y los trabajos que contemplaba se hizo la solicitud de información 050098400007122, dirigida a la Secretaría de Infraestructura Desarrollo Urbano y Movilidad del Gobierno de Coahuila. La respuesta fue que “en los archivos de la Dirección General de Concursos y Contratos no obra documento o registro alguno relacionado con su solicitud”.
“Qué fácil es echar culpas. Yo no hice la obra, ellos saben quién la hizo y cómo se hizo. Ellos saben lo que costó y saben el mantenimiento que nosotros le fuimos dando”, respondió Zermeño a las críticas del diputado priista Gutiérrez Jardón.
De acuerdo con Zermeño Infante, la desocupación de los locales venía desde antes de su administración. “Recuerdo muchas quejas de gente que durante muchos años tuvo un negocio ahí y que tardaron dos años con una obra que no terminaba nunca, se les cayeron todas las ventas, que no volvieron a recuperar, y muchos negocios quebraron, se tuvieron que ir, se les acabó la clientela, la gente se fue a otros lados”, refirió.
Para el exalcalde el rescate del Centro Histórico no puede centrarse únicamente en una calle, sino que requiere de una visión integral, de allí que destacara que durante su gestión impulsó la rehabilitación de edificios de relevancia histórica localizados no sólo en la Morelos, como la iglesia del Perpetuo Socorro, el Banco de México y el Museo de la Moneda, entre otros.
“Fueron obras necesarias, no capricho, obras de una visión integral, para mí no era nomás una calle, una avenida, sino ¿qué necesita el Centro Histórico para poder realmente tener la vida que debería de tener?”.