Ante la falta de políticas de inclusión, la crisis migrante se vuelca sobre los cruceros de la ciudad
Jorge Alejandro Salas lleva un mes varado en un “limbo migratorio” en Ciudad Juárez. Salió hace más de dos meses de Mérida, en el occidente de Venezuela impulsado por la precaria situación económica.
“Mi casa se está cayendo, allá por más que trabajas y trabajas no sales de lo mismo”, explica el joven de 22 años que se pone a limpiar vidrios en el crucero cercano al ISSSTE del Pronaf, ubicado en José Reyes Estrada y avenida López Mateos.
Alejandro vive temporalmente en un hotel junto con su hermano Dubín, de 16 años, que trabaja en un autolavado.
Su otro hermano, Luis Javier de 19, está en Querétaro y viene rumbo a Juárez a tratar de seguir el mismo camino, rumbo a Virginia, donde una tía que responderá como su patrocinadora los espera.
“Somos una familia muy unida, pero ahora están separados gracias a esto”, dice.
Tras un mes de estadía en Juárez, Alejandro logró su cita con Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en El Paso, para el próximo 11 de marzo.
De esta cita depende que alcance el sueño americano
Trabajaba en una pescadería en Mérida, una de las ciudades más importantes de los andes venezolanos.
“No te alcanza para nada en Venezuela, tú trabajas y trabajas y no te alcanza para nada, mi casa no tiene techo, llueve más adentro que afuera”, platica.
La falta de políticas y la capacidad gubernamental para gestionar la crisis migrante han arrojado a más de un centenar de migrantes a limpiar vidrios y pedir dinero en los cruceros.
Dice que eligió la opción en los cruceros tras fracasar en la búsqueda de un trabajo formal en Juárez.
“Para conseguir trabajo te piden un permiso, pero ese permiso sólo te lo dan si el trabajo te da una carta de trabajo. Pero no te dan la carta porque no estás contratado, y no te contratan porque no tienes la carta”, indica.
Vive al día. El hotel les cobra 300 pesos por noche y conseguir un departamento se vuelve imposible por los documentos que requieren y lo caro que resulta.
“En un departamento piden papeles y un mes de garantía, se necesitan algo asi como 9 o 10 mil pesos… No hacemos eso aquí en el crucero, hacemos 500 pesos por día cuando está bueno”.
“Un mal día haces 350… pagas el hotel y te llevas 50 pesos para un pan y jamón (…) Los que nos conocemos nos apoyamos, pero como hay personas buenas hay malas y muchas envidias”, añade.
La mayor esperanza es marcharse
“En el hotel hay muchos amigos que ya se han ido, entran tranquilos por el puente con su papel y ya están en Estados Unidos”, indica.
Junto a él hay otros 4 venezolanos que aún ni siquiera reciben una cita por parte de Migración de Estados Unidos.
A diario revisan la aplicación en la que les avisan si ya pueden conseguir una cita. Son 5 migrantes en un crucero.
Algunos conductores los ven con hostilidad. Los más comprensivos sacan una moneda o comida y se las regalan.
Los cruceros de la ciudad se han llenado de migrantes en condiciones similares.
Frente a la X, unos 10 migrantes se abalanzan sobre los autos cada que la luz roja del semáforo enciende.
En los semáforos cercanos a Triunfo de la República y López Mateos fácilmente hay otros 15 disputándose los autos, y limpiando una y otra vez los vidrios, incluso los que acaban de ser limpiados en el crucero pasado, esperando una moneda.
En el boulevar Bernardo Norzagaray, entre las calles Oro y Gardenias llegan a juntarse hasta 20 limpiavidrios.
Los migrantes más frustrados se molestan al no recibir nada. Otros agradecen hasta una sonrisa por parte de los conductores y otros más pintan corazones vengativos en los cristales de los autos que no aportan nada para sobrevivir.
La Patrulla Fronteriza está viendo una cifra promedio de mil 522 migrantes al día durante el mes de febrero.
Eso significa un incremento de poco más de 50 por ciento en comparación al mes de enero, en donde hubo un promedio de 930 encuentros con migrantes diarios. En diciembre, el sector de El Paso tenía un promedio de 2 mil 150, según reportó la institución a medios paseños.
A finales de diciembre, la red de albergues de Ciudad Juárez reportó entre 2 mil 800 y 3 mil personas refugiadas, aunque fuera de estos centros de ayuda se concentra una cifra no cuantificada de migrantes en tránsito, tanto deportados como los que vienen del sur en un intento por entrar a Estados Unidos.