La frontera entre México y Estados Unidos será el eje de una nueva estrategia de seguridad binacional denominada “Misión Contrafuegos”, la cual busca frenar el tráfico de armas, el flujo de drogas sintéticas y el financiamiento ilícito que fortalece a los cárteles.
Luego del acuerdo entre ambos países, autoridades estadounidenses dieron a conocer que el pasado viernes 24 de octubre personal del Departamento de Estado de Estados Unidos sostuvo la primera reunión del Grupo de Implementación de Seguridad México–Estados Unidos, en la ciudad de McAllen, Texas.
Este nuevo grupo de coordinación se conformó a raíz del acuerdo bilateral firmado el pasado 3 de septiembre con el gobierno de México, el cual marca el inicio de una etapa de cooperación con un nivel de intercambio de inteligencia para desarticular redes de narcotráfico y de contrabando de armas.

Durante el encuentro, representantes de seis agencias estadounidenses y sus contrapartes mexicanas delinearon la estrategia denominada “Misión Cortafuegos: Iniciativa Unidos contra el Tráfico de Armas”, que pretende detener el flujo de armamento hacia territorio mexicano.
Entre las principales metas se encuentra ampliar el uso de la plataforma eTrace, una herramienta que permite rastrear el origen de armas decomisadas y que ahora se implementará en los 32 estados de México.
Además, ambos gobiernos acordaron fortalecer la tecnología de imágenes balísticas y crear nuevas bases de datos compartidas que faciliten la identificación de armas utilizadas en delitos, así como los puntos de venta y compradores originales en Estados Unidos.
De acuerdo con la información, este enfoque pretende que las investigaciones no se detengan únicamente en el decomiso de las armas sino que permitan identificar las rutas de trasiego y las redes de suministro.
El gobierno estadounidense también informó que Estados Unidos intensificará las inspecciones en sus cruces fronterizos y fortalecerá la cooperación con las autoridades mexicanas para impedir que las armas sigan llegando a manos de grupos delictivos.
Mientras que, en paralelo, México trabajará para ampliar sus capacidades de investigación y judicialización de los casos vinculados al tráfico de armas y drogas, principalmente en las ciudades ubicadas en la frontera.
Plataforma eTrace
Una de las novedades del acuerdo es la creación de una plataforma segura para el intercambio de información sobre cargamentos aéreos sospechosos, solicitada por el gobierno mexicano. Esta herramienta permitirá detectar y detener el movimiento de drogas, armas, combustibles robados y precursores químicos antes de que ingresen a territorio nacional.
Asimismo, ambos países anunciaron la conformación de un grupo de trabajo para combatir el financiamiento ilícito transfronterizo, que tendrá como prioridad el rastreo y decomiso de activos civiles vinculados a las organizaciones criminales. Con ello se busca cortar las fuentes de financiamiento de los cárteles y debilitar sus estructuras económicas.
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El Departamento de Estado subrayó que este nuevo esquema de colaboración se basa en principios de reciprocidad, respeto a la soberanía y confianza mutua, y responde a la visión conjunta de los gobiernos de la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump de fortalecer la seguridad en la región.
A diferencia de acuerdos anteriores, el Grupo de Implementación de Seguridad no se centrará solo en la contención, sino en la investigación y persecución de redes criminales a través de acciones coordinadas, tanto en el ámbito judicial como operativo. Los encuentros entre las agencias de ambos países serán periódicos y servirán para dar seguimiento a los compromisos asumidos.

La “Misión Cortafuegos” simboliza, en palabras de las autoridades, el inicio de un capítulo de colaboración más estrecha entre México y Estados Unidos, donde el intercambio de información, la tecnología y las investigaciones conjuntas se colocan como pilares para reducir la violencia generada por el narcotráfico y el tráfico de armas.
Con esta nueva estrategia, ambos gobiernos buscan ir más allá de los discursos y avanzar hacia una cooperación práctica que permita atacar el problema desde su origen: las rutas de armas y dinero que cruzan diariamente la frontera y que sostienen a las organizaciones criminales.







