Los recientes hechos de violencia registrados en municipios del sur de Chihuahua se vinculan con el desplazamiento de grupos criminales provenientes de entidades vecinas, fenómeno identificado por autoridades como el llamado “efecto cucaracha”.
Los primeros indicios del movimiento delictivo se detectaron el año pasado en zonas limítrofes con Durango y Sinaloa, luego de los enfrentamientos entre grupos armados en esa región, que originaron incursiones hacia territorio chihuahuense.
El secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez, explicó que la primera incursión documentada ocurrió en septiembre del año anterior en Ojinaga, donde se registró un incremento temporal de homicidios vinculado al desplazamiento de células criminales.

Tras los hechos, corporaciones estatales y federales desplegaron operativos en coordinación con la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Fiscalía General del Estado, lo que permitió la detención de siete personas relacionadas con esa incursión inicial.
Aun con el reforzamiento de las bases de operación en la frontera de Guadalupe y Calvo, la extensión de la sierra dificulta la contención total del fenómeno, donde también actúa un cártel con presencia local en la zona sur.
En el municipio de Moris se identificó la incursión de un grupo distinto vinculado al conflicto de Sinaloa. Tras el ataque contra agentes estatales, los operativos posteriores permitieron recuperar el control y reducir la tensión en la región.
Las autoridades mantienen vigilancia permanente en los corredores que conectan Chihuahua, Aldama, Coyame y Ojinaga, donde se ha asegurado armamento, vehículos blindados y talleres clandestinos, en seguimiento al avance de grupos criminales en la franja serrana.
*CON INFORMACIÓN DE FRANCISCO SERVÍN*







