Entre las calles Perú y avenida Vicente Guerrero sobrevive una librería que nació de una nevería familiar por el año de 1969, un lugar que permanece pese a las décadas: Librería Acapulco.
“Empezamos vendiendo nieve, pero cuando ya no hubo clientes comenzaron a llegar los libros en su lugar”, señaló Leopoldo Mendoza, quien atiende la librería desde entonces y quien ha sido testigo de su transformación a lo largo de los años.
Platicó que tras iniciar con el negocio de la nevería, las ganancias no llegaban, por lo que al dejar de ser rentable, él y su familia comenzaron a vender los libros que tenían en su casa en este local.

El encargado de la librería indicó que éste es un lugar especial, ya que se pueden encontrar libros de todos los temas, así como no se trata de un lugar convencional, donde los títulos no están clasificados con precisión sino que esperan ser descubiertos por los curiosos lectores.
Compartió que los visitantes llegan buscando un libro en específico y terminan encontrando otro mejor, pues entre los estantes y cajas rebosan de textos sobre medicina natural, hierbería, historia, política, novelas, enciclopedias y más.

“No tengo siempre lo que buscan, pero algo se llevan a veces. Eso, en ocasiones es hasta más de lo que esperaban”, platicó el encargado de la Librería Acapulco.
El hombre expuso que este sitio, para muchos, representa un tesoro escondido entre las calles de una ciudad dominada por el tráfico y capitalismo, donde la lectura es el único refugio.
El origen de la librería
La historia de esta Librería Acapulco tiene sus raíces en una familia numerosa, compuesta por los diez hermanos de la familia Mendoza, de los cuales actualmente sobreviven siete y muchos libros en el lugar fueron heredados.
Leopoldo cuentó que cuando la nevería dejó de funcionar, los libros que había en la casa de su madre se vendieron rápidamente, por lo que él sus hermanos se enfocaron en traer más libros al local.
Los textos con lo que cuentan son sobre temas como medicina natural, hierbería, historia, política, novelas y más / Fotos: Eva Ramírez
“Los primeros que traje fueron enciclopedias y novelas. Se comenzaron a vender, así que fui consiguiendo más”, relato, así poco a poco la librería fue tomando forma hasta sustituir completamente a la venta de helados.
Con el paso del tiempo y tras el periodo de pandemia, el giro quedó claro: solo libros, sin nieves ni mezclas, así que en la actualidad, el local ofrece únicamente libros usados, aunque no por ello son menos valiosos.
Indicó que el lugar no cuenta con libros nuevos, ya que la mayoría de los títulos con los que cuenta son usados, pero están en buen estado. También que no participa en proyectos de donación o intercambio, pero recibe con gusto a quien quiera adentrarse en la lectura.

“Aquí no hay WIFI ni modernidades, pero sí el encanto de hojear, buscar y dejarse sorprender por lo inesperado de los libros”, añadió.
Quienes entran a la Nevería Acapulco, muy a menudo salen con más preguntas que respuestas, pero aquí ese es el objetivo, además de llevarse el tesoro de leer.
La librería de Leopoldo tiene su nombre visible en las paredes de la fachada, pero no tiene ni campañas en redes sociales ni página de Facebook ni un sitio web, ya que el dueño busca que se mantenga como un negocio donde la gente los visite físicamente.
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Para él, su negocio tradicional tiene una atmósfera difícil de olvidar, pues entre el olor a papel viejo y las anécdotas del dueño se respira un aire de resistencia cultural y esto lo vuelve característico del lugar.
En una ciudad que cambia al ritmo del capitalismo, según mencionó Leopoldo, este rincón se mantiene firme con letras y recuerdos, pues es un sitio que guarda más que libros.
Este lugar contiene parte de la historia y el acervo cultural de una familia y de los residentes de la colonia Partido Romero, el cual, pese a que nació de la necesidad, ahora representa un pequeño refugio para quienes aún creen en la magia de leer.