En Ciudad Juárez, el viento del norte también huele a Veracruz, luego de que un puesto de comida, ubicado dentro de la colonia Parajes del Sur, ofrece platillos que mezclan el sabor del mar con el desierto.
Entre aromas de antojitos y ecos del Golfo, sobre la calle Mar del Sur, se encuentra un pequeño lugar de comida, instalado en las segundas de esa colonia, donde la señora Aldeni García Martínez inició con la tradición de los “Ricos Antojitos Veracruzanos”.
Y es que, desde la década de los ochentas, cientos de familias veracruzanas se asentaron en Ciudad Juárez, quienes trajeron a la frontera su sazón costeño, pero también dejaron una herencia culinaria que mantiene vivo el legado cultural de una región.

Este lugar no sólo funge como un puesto de venta de comida, pues busca mantener vivo el legado de la señora Aldeni, quien falleció hace cuatro años, platica Itzel a Circuito Frontera, nieta de la fundadora.
Dice que el espacio es un bálsamo que motiva a los “herederos” de este lugar a vender platillos de origen veracruzano, con esa pizca extra de ofrecer un excelente servicio que también lo aprendieron de su abuela.
“Yo creo que de los motivos más importantes para seguir con el puesto es el legado de mi abuelita, porque no quisiéramos dejar a su clientela. No quisiéramos que su clientela se quede sin su comida y sin su sazón”, comenta.
Sabor a Minatitlán
De viernes a domingo, quienes pasan por este puesto pueden disfrutar de las empanadas de queso o carne hechas en casa. Pero también de las llamadas “hojaldras”, un pan largo rellenó de jamón, queso y chorizo; de panuchos y tostadas.
Todos los platillos tienen su origen en Minatitlán, una ciudad ubicada al sur de Veracruz, donde nació la inquietud de la señora Aldeni por sazonar, ya que, a pesar de ser originaria de Oaxaca, las circunstancias le hicieron mudarse para aquella región.

Como muchos habitantes de esta ciudad fronteriza que están obligados a desplazarse por alguna necesidad, la fundadora de “Ricos Antojitos Veracruzanos” llegó con el objetivo de mejorar su estilo de vida.
Para el inicio del milenio y con el surgimiento de puestos ambulantes, la calle Mar del Sur se llenó de puestos de comida, por lo que Aldeni vio una posibilidad de vender “chacharas” como accesorios para el cabello.
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Aunque, la mujer siempre tuvo la “espinita” de cocinar, por lo que surgió la idea de traer a los fronterizos los platillos típicos que aprendió en el lugar que la vio crecer, su segundo hogar: Veracruz.
Temporada de pandemia
Los sabores y aromas que ella creó son un consuelo para su familia, luego de que mantienen el puesto como homenaje a su recuerdo, pese a los retos como ocurrió durante la temporada de pandemia.
Itzel recuerda que tuvieron que dejar de trabajar durante al menos tres meses, debido a la alerta sanitaria por Covid-19; el puesto no se colocó en ese periodo y fue “el pico más bajo” por el que atravesaron todos los comerciantes de las segundas.
Aunque asegura que el éxito de un negocio depende del calor amable que hagan sentir a los comensales. Esa es la otra parte del legado que doña Aldeni dejó entre sus allegados, pues más que comida, venden la idea de cariño familiar.
Quienes trabajan en este lugar tienen como objetivo que los consumidores los vean a la cara con una sonrisa mientras degustan de los platillos y, aunque ya no es como antes que estaba su abuelita, el respeto y el buen servicio no faltan nunca.

“Mi abuelita era muy amable. Si te acercabas a platicar con ella, se podía estar todo el día contigo. Tal vez nosotros ya no somos tanto de sentarnos a platicar, pero la amabilidad ahí está. Nos topamos con cada persona y siento que es normal. Principalmente yo que soy la que atiende a la gente”, agrega Itzel.
Cada fin de semana, quienes acuden a las segundas de la colonia Parajes del Sur tienen listo el apetito para el legado veracruzano que dejó Aldeni, luego de que su hijo Iván; su nieta Itzel; su nuera Carmen y José, primo de Iván, una familia unida por el recuerdo, le imprimen a la buena comida.







