Ciudad Juárez tiene personajes que, sin hacer ruido, se convierten en parte de su identidad. José Gilberto Parra Espino, mejor conocido como ‘Don Gil’, es uno de ellos.
Dueño del Café Veracruzano en Plaza de las Américas, es de esas personas que iluminan el día de cualquiera. Un hombre vitamina. Un bálsamo entre el ajetreo de la frontera.
Originario de Jalapa, Veracruz, Don Gil llegó a Ciudad Juárez en el año 2000 con una maleta cargada de sueños y la esperanza de un futuro mejor.
Como muchos migrantes, empezó desde abajo: fue empleado del Café Veracruzano hasta que, con esfuerzo y constancia, terminó convirtiéndose en su propietario.
“Esta gran ciudad a mí me abrió los brazos y me dio trabajo”, dice con orgullo.
Y él ha sabido devolverle el gesto. No solo se ha convertido en un referente del buen café, también en un embajador de la calidez veracruzana en tierra juarense.
“Recién llegado a esta ciudad, en alguna pared que vi allá por el Centro decía: ‘Si vives de Juárez, eres de Juárez’, y efectivamente, así lo considero. Estoy muy agradecido con la ciudad porque me dio la oportunidad y, como acto recíproco, yo he tratado de dar a mi negocio un producto a la altura de esta ciudad”, señaló.
Y vaya que lo ha logrado. Cada mañana, Don Gil muele, tuesta y prepara el café en su local con granos que llegan directamente del campo veracruzano.
Pero más allá del aroma que inunda su negocio, lo que más atrae a la gente es su presencia: dicharachero, conversador, con una memoria envidiable para la política y una habilidad única para hacer amigos.
Sus clientes no van solo por café, van por un poco de su energía contagiosa. “Siempre está de muy buen humor, te contagia”, dicen quienes lo frecuentan.
Su carisma es tal, que él mismo se ha acuñado un término que lo define a la perfección: “juarocho”, una fusión entre juarense y jarocho que le queda como anillo al dedo.
Don Gil no sólo sirve café, sino que regala sonrisas, historias y una dosis de buena vibra que hace más llevadero el día. Y eso, en una ciudad de ritmo acelerado como Juárez, se agradece.
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