El CEIAC es un espacio dedicado a transformar la vida de personas con baja visión o ceguera, ayudándoles a alcanzar la autonomía. Fundado hace 30 años en Chihuahua Capital por una mujer invidente, el centro atiende anualmente a cerca de 200 usuarios con programas como música, tecnología y habilidades para la vida diaria.
En Ciudad Juárez, existe un espacio donde la luz no proviene de los ojos, sino de la voluntad, la educación y el esfuerzo.
El Centro de Estudios para Invidentes Asociación Civil (CEIAC) se ha convertido, durante más de tres décadas, en un faro de esperanza para personas con baja visión y ceguera, brindándoles herramientas para alcanzar la autonomía, tanto en el hogar como en la sociedad.
Nacido en Chihuahua capital, gracias a Carla Herrera, una mujer invidente, este proyecto ha dejado huella en la frontera, donde cada año atiende a cerca de 200 usuarios con programas que abarcan desde la estimulación temprana y visual, hasta clases apoyo académico, acompañamiento psicoeducativo, tecnología asistiva y música, entre otros servicios.
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En este reportaje, exploramos cómo este centro ha cambiado vidas. Conversamos con empleados que, día a día, trabajan para enseñar independencia y confianza y con personas como Arturo Urrutia, un joven que encontró aquí las herramientas necesarias para construir su autonomía.
Su historia, junto con la de otros, revela no solo la importancia de este centro, sino el impacto humano detrás de cada esfuerzo.
**Esta es una publicación original de Ser Visible que publicamos con su consentimiento y que puedes consultar aquí