Este 25 de noviembre, el Memorial Campo Algodonero volvió a escuchar los gritos de ¡Justicia!, en una conmemoración que no celebra nada sino que recuerda la lucha que mantienen las madres de mujeres desaparecidas en esta frontera.
Entre sollozos y murmullos, madres y colectivos nombraron nuevamente a las jóvenes víctimas de violencia, un dolor que sigue presente y que cada año convoca a cientos de personas a no olvidar.
Durante su intervención, el presidente municipal, Cruz Pérez Cuéllar, señaló que este espacio existe para recordarnos que ninguna institución, ningún gobierno y ninguna sociedad puede permitir que se olviden las vulneraciones a los derechos de estas y tantas otras mujeres.
Recalcó que la justicia funciona como una tarea diaria que requiere voluntad, decisiones y sensibilidad hacia las familias, además de políticas que coloquen la vida y la integridad de mujeres y niñas en el centro de cada acción pública dentro del municipio.

“Este día no es de fiesta, es de lucha y protesta”, afirmó Norma Laguna mientras avanzaba hacia las placas del Campo Algodonero, un lugar que conserva los nombres de mujeres víctimas de desaparición y feminicidio en Ciudad Juárez.
La madre recordó a su hija Idaly Juache Laguna, localizada sin vida después de desaparecer en 2010, por lo que este memorial mantiene viva la exigencia que cientos de familias sostienen desde hace más de dos décadas en la frontera.
Las flores avanzaron hacia la base del monumento, mientras madres y colectivas caminaron en silencio hasta el punto central del memorial, un espacio donde la ausencia permanece visible y donde la memoria se convierte en un acto comunitario y doloroso.
Colectivas de búsqueda y madres de víctimas respondieron con un llamado permanente hacia las autoridades para sostener acciones reales y no limitar los esfuerzos a ceremonias simbólicas, un reclamo que forma parte de la lucha cotidiana en esta frontera.
Norma Laguna afirmó que distintas administraciones municipales negaron apoyo a las familias durante años y recordó relatos donde funcionarios minimizaron las desapariciones, un hecho que consideró ofensivo para quienes sostienen duelos abiertos y búsquedas interminables.
Señaló que su presencia en este acto comprobó la magnitud de la problemática y pidió que ninguna autoridad desestime la voz de las madres, ya que cada ausencia representa una herida que permanece abierta en la comunidad fronteriza.
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También asistió Susana Montes, madre de María Guadalupe Pérez Montes, quien destacó que su hija fue víctima de trata y feminicidio, quien pidió que la exigencia por seguridad para las mujeres avance con decisiones firmes dentro de la administración pública.
Advirtió que las madres no planean retirar su reclamo hasta que la violencia deje de repetirse, pues este 25 de noviembre representa un recordatorio sobre la urgencia de proteger a mujeres y niñas en todos los espacios.
Defensoras de derechos humanos señalaron que mantener viva la memoria permite impulsar acciones públicas de prevención y atención que impidan nuevas desapariciones, un esfuerzo que consideran indispensable para transformar las condiciones que afectan a mujeres en la frontera.

Familias recordaron que este memorial representa un punto de encuentro para la comunidad y un espacio que afirma la dignidad de las víctimas, además de un recordatorio sobre las responsabilidades que todas las instituciones deben asumir frente a la violencia.
La ceremonia concluyó con un llamado colectivo a mantener visible la lucha por la verdad y la justicia, un compromiso que madres, familiares y organizaciones han sostenido durante años en esta ciudad marcada profundamente por la ausencia y la memoria.
**Con información de Francisco Servín**







