Una joven migrante de 23 años perdió la vida este jueves, debido a las extremas condiciones del desierto, a tan solo unos kilómetros de llegar a la garita de Precos.
El hecho se registró mientras intentaba, junto con otros migrantes, evitar el punto de revisión, adentrándose en el desierto con la esperanza de cruzar la frontera de manera segura.
Las autoridades informaron que un grupo de alrededor de diez migrantes, que incluía a un bebé, se encontraba en la zona.
En el lugar, dos migrantes, un hombre y una mujer, fueron rescatados en estado de deshidratación severa. Ambos están siendo atendidos por la Cruz Roja, quienes confirmaron que las víctimas se adentraron en el desierto con la intención de eludir el control en la garita.
Las autoridades han reiterado la necesidad de buscar vías seguras y legales para la migración, destacando que las inclemencias del desierto, especialmente en épocas de calor intenso, representan un riesgo mortal.
La Cruz Roja y otros organismos de rescate continúan trabajando para asistir a los migrantes en situación de riesgo, proporcionando agua, atención médica y apoyo humanitario.
Sin embargo, este incidente pone de relieve la urgencia de soluciones más amplias y humanitarias para abordar la crisis migratoria en la región.
La joven migrante de 23 años era originaria de El Salvador y falleció la tarde del jueves en una zona desértica a 47 kilómetros al sur de Ciudad Juárez, cerca del punto de revisión conocido como Precos, bajo la vigilancia del Ejército Mexicano.
La víctima, identificada como Adriana Elizabeth Castellano, quien sucumbió a las altas temperaturas y las duras condiciones del desierto.
Este es un ejemplo de los peligros inherentes en la travesía migratoria y la necesidad de políticas que prioricen la seguridad y el bienestar de las personas que buscan una vida mejor.
A este hecho se suma que este jueves un hombre migrante murió durante la mañana, luego de que fuera hospitalizado en el Hospital General, tras caer nueve metros cuando intentaba brincar el muro fronterizo.
El hombre fue identificado como Delson Isaías Nava Orellana, de 36 años.
De acuerdo con información oficial, la persona fue localizada después de que se desplegara un operativo aéreo en helicóptero por parte de la SSPE y personal del Instituto Nacional de Migración y Protección Civil.
Aunado a los peligros de cruzar la frontera de manrea ilegal, autoridades estadounidenses han advertido sobre las consecuencias legales de ingresar a Estados Unidos por vías alternas.
Claudio Herrera, vocero de la Patrulla Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), advierte sobre las consecuencias legales de quienes ingresan a Estados Unidos de manera ilegal.
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Asimismo, cabe recordar que desde el pasado 5 de junio, los procedimientos de aplicación de leyes migratorias y de asilo a lo largo de la frontera sur de los Estados Unidos se vieron significativamente endurecidos, según advirtió en un mensaje Luis Miranda, Subsecretario Adjunto Principal de Comunicaciones en el Departamento de Seguridad Nacional.
El funcionario destacó que las personas cuya entrada sea suspendida, incluyendo aquellas que hayan cruzado ilegalmente entre los puertos de entrada en lugar de utilizar un camino legal, y quienes no establezcan una base legal para permanecer en los Estados Unidos, generalmente no serán elegibles para el asilo.
Estas medidas son parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer la seguridad fronteriza y garantizar que las leyes migratorias se apliquen de manera estricta y coherente, afectando a quienes intenten ingresar al país sin seguir los canales legales.
Activistas explican que la falta de armonización en el estado impacta en la seguridad de las personas en la calle y en el destino de los recursos públicos para obras de movilidad urbana. La aplicación web Monitor de Movilidad Saltillo, creada por el equipo de Ruedas Rebeldes, encontró que en 2020, 2021 y 2022 no se destinó ningún presupuesto en beneficio de peatones, salvo puentes elevados que son calificados como ‘antipeatonales’
Coahuila tiene la calle más mortal del país para ciclistas, según el monitoreo de la asociación Ni Una Muerte Vial, mientras que en su capital, Saltillo, cada semana muere, en promedio, una persona víctima de choques, volcaduras y atropellamientos, de acuerdo con una investigación de Ruedas Rebeldes; a pesar de toda esta situación, el Congreso del Estado lleva detenido por 18 meses el dictamen para homologar la normativa local con la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial federal, la cual pretende reducir las muertes y hechos de tránsito ocasionados por siniestros viales.
“Mientras no se armonice quiere decir que en Coahuila tendremos una ley que no está protegiendo la vida de los coahuilenses”, dijo en entrevista para Ruedas Rebeldes Francisco Valdés Perezgasga, docente e investigador del Instituto Tecnológico de La Laguna.
El investigador Francisco Valdés Perezgasga informó que activistas en Torreón han buscado dialogar con los diputados del Congreso de Coahuila, pero no han tenido éxito. Crédito: Cortesía
Ante esto, la asociación civil Ruedas del Desierto interpuso en marzo de 2024 una demanda de amparo en contra del Congreso de Coahuila por no armonizar la normativa estatal con la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial federal, pues las y los diputados tuvieron como fecha límite para homologarla noviembre del 2022.
Esto ocurrió después de que activistas buscaron dialogar con las y los legisladores coahuilenses, pero no tuvieron éxito, comentó en entrevista Valdés Perezgasga. Asimismo, explicó en entrevista con Ruedas Rebeldes que la Coalición Movilidad Segura, organismo conformado por 97 organizaciones de la sociedad civil y especialistas, y de la cual él es representante en Coahuila, ya tienen una propuesta de redacción de una Ley Estatal de Movilidad y Seguridad Vial, pero no han tenido respuesta de las y los legisladores para poder entregarla.
La asociación Ruedas del Desierto interpuso un amparo contra el Congreso de Coahuila, pues los diputados tenían hasta noviembre del 2022 para armonizar la ley estatal. Si no se homologan los reglamentos, «nuestras calles se van a seguir llenando de sangre», subrayó Valdés Perezgasga. Crédito: Cortesía
“Lo único que hace falta es llenar los huecos en donde va el nombre del estado; o sea, ya está hecho el trabajo de cómo se hace una ley armonizada”, enfatizó el también ambientalista al referirse a la propuesta hecha por la Coalición Movilidad Segura.
El equipo de Ruedas Rebeldes intentó comunicarse con el diputado Alfredo Paredes, presidente de la Comisión de Infraestructura Transporte y Desarrollo Urbanos del Congreso local, con la finalidad de conocer los avances sobre este tema, pero hasta el cierre de edición no respondió la petición de tener una entrevista con él.
La Ley de Movilidad y Seguridad Vial establece el uso de la bicicleta dentro del sistema integral de movilidad urbana, por lo que este medio requiere infraestructura segura. Crédito: Nazul Aramayo
Objetivo: prevenir muertes y lesiones
La Ley de Movilidad y Seguridad Vial, publicada por el Congreso de la Unión, cita como uno de sus objetivos: “Establecer los mecanismos y acciones para la gestión de factores de riesgo que permitan reducir las muertes y lesiones graves ocasionadas por siniestros viales, así como salvaguardar la vida e integridad física de las personas usuarias del sistema de movilidad, bajo un enfoque de sistemas seguros”.
La importancia de la armonización con la federal radica en garantizar el derecho constitucional a la movilidad y salvar vidas, esto va desde el destino de recursos públicos para construir calles completas, es decir, con espacio para todos los usuarios, incluyendo infraestructura segura y accesible para peatones y ciclistas, explicó en entrevista Alejandra Leal Vallejo, coordinadora nacional de la Coalición Movilidad Segura.
“Lo que se aprobó en la Ley garantiza regulación y cuenta con evidencia científica para
salvar vidas y promover también la movilidad sustentable”, dijo Leal Vallejo.
Alejandra Leal, coordinadora nacional de la Coalición Movilidad Segura, señala que la armonización obligaría a los gobiernos a destinar recursos para construir calles completas, donde la infraestructura beneficie al peatón y los ciclistas. Crédito: Cortesía
Francisco Valdés Perezgasga informó que ya se celebró la audiencia constitucional para que en próximos días un juez de distrito emita su resolución sobre el amparo promovido por la asociación Ruedas del Desierto.
“Esperamos que el juez los obligue a que lo hagan, porque sino, nuestras calles se van a seguir llenando de sangre”, aseguró el investigador.
La armonización de la Ley de Movilidad y Seguridad Vial en Coahuila tendría como consecuencia que el presupuesto para obras públicas contemple a todos los usuarios, sobre todo peatones, seguido por ciclistas y usuarios de movilidad no motorizada, explicó Alejandra Leal, ya que los gobiernos estarían obligados a destinar recursos a proyectos que tengan una perspectiva de calle completa.
Cualquier proyecto vial ya no puede considerar exclusivamente el traslado de carros. El presupuesto debe impulsar y beneficiar otras formas de movilidad urbana. Crédito: Nazul Aramayo
“Es verdad que un porcentaje muy grande del presupuesto se dedica a la movilidad, pero principalmente de automovilistas. Entonces cualquier proyecto vial debe considerar o tiene que tener una perspectiva de calle completa”, puntualizó Alejandra Leal.
Con esta homologación sería posible que el presupuesto anual para obras de movilidad urbana ya no esté totalmente focalizado en los automóviles, como se documenta en la aplicación web Monitor de Movilidad Saltillo.
El puente peatonal construido sobre el bulevar Antonio Cárdenas, a la altura de la entrada a la colonia Teresitas, fue la única obra calificada como peatonal construida en 2022, pero esta infraestructura es ‘potencialmente peligrosa’ según la OMS y ‘antipeatonal’, de acuerdo con especialistas.
El llamado “puente peatonal” construido al sur de Saltillo, tuvo un costo total de 4 millones 931 mil 472.73 pesos y su contrato fue adjudicado mediante invitación a por lo menos tres personas, proceso más común dentro de la administración municipal, de acuerdo con la información recabada para “Monitor de Movilidad Saltillo”.
El puente elevado a la entrada de la colonia Las Teresitas costó 4.9 millones de pesos y el contrato se entregó por el procedimiento favorito del Gobierno Municipal de Saltillo: invitación. Crédito: Arian Esquivel
Ese año el Gobierno Municipal ejerció 52 millones 955 mil 480.75 pesos para obras de movilidad urbana, todas enfocadas en el desplazamiento de vehículos motorizados, según los datos hallados en la aplicación web “Monitor de Movilidad Saltillo”, con base en información de los contratos y respuestas a solicitudes de información por parte de la Dirección de Infraestructura y Obra Pública de Saltillo.
Tan solo 4 millones 931 mil 472.73 pesos, es decir, nueve de cada 100 pesos, fueron para una obra peatonal que no beneficia al peatón, ya que esta infraestructura elevada tiene como prioridad el flujo vehicular y no la seguridad de las personas de pie, explicó en entrevista el expresidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Saltillo, Héctor Cortés.
“Los puentes peatonales la única función que tienen es para darle prioridad otra vez al auto particular, es para que no disminuya su velocidad, inclusive, que la incremente para que, quien va en coche, llegue más rápido y cómodo a su destino”, refirió.
El Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Saltillo (2019-2021 y 2022-2024) establece como objetivo no construir puentes elevados, sino soluciones a nivel de banqueta, lineamiento que no siguieron las administraciones de los alcaldes Manolo Jiménez Salinas y José María Fraustro Siller. Crédito: Arian Esquivel
Asimismo, con el monto destinado para este puente “antipeatonal”, concepto promovido por la asociación Liga Peatonal, debido a que “estas obras no consideran el derecho a la movilidad y la ciudad de las y los habitantes”, se pudieron haber construido alrededor de seis intervenciones a nivel de calle, ya que esta infraestructura cuesta 800 mil pesos, incluyendo rampas, señaléticas y reductores de velocidad, declaró en entrevista Rubí Vázquez, subsecretaria de Movilidad y Seguridad Vial de Puebla, municipio donde se han instalado estos cruces seguros y accesibles peatones y personas con discapacidad.
Antes de la construcción del puente elevado, había semáforos, señalética horizontal y pasos de cebra indicando que se trataba de un cruce peatonal, pero faltaba infraestructura para que fuera un paso seguro para las personas. El Municipio optó por retirar a los peatones y ceder el paso a los vehículos. Crédito: Google Maps
Autoridades contra Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Saltillo
Durante la inauguración del puente peatonal sobre el bulevar Antonio Cárdenas, el alcalde José María Fraustro Siller, del PRI, afirmó que la obra tenía como objetivo brindar seguridad a los peatones y atender la petición de los habitantes del sector.
Esto fue refrendado por el director de Desarrollo Urbano, José Antonio Lazcano, quien sostuvo en entrevista con Ruedas Rebeldes que, “es una obra cien por ciento para el peatón. Es para cuidar la integridad del peatón a la hora de cruzar por una vialidad que se satura y que no tiene alguna semaforización en esta zona”, y agregó que, “todos estos proyectos son atenciones ciudadanas, son requerimientos que le han hecho a nuestro alcalde desde campaña”.
Sin embargo, el Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Saltillo para las administraciones de 2019-2021 y de 2022-2024 establece como objetivo “evitar la construcción de infraestructura que tenga recorridos previsibles, como puentes peatonales” y, en cambio, “fomentar las intervenciones urbanas con semáforos peatonales, para crear calles caminables, seguras y accesibles para todos los usuarios de la vía, en lugar de la instalación de puentes peatonales”.
En entrevista con Ruedas Rebeldes, Virgilio Verduzco, director de Infraestructura y Obra Pública de Saltillo, argumentó que se construyó un puente peatonal porque el bulevar Antonio Cárdenas “es una vialidad muy amplia, muy ancha, de alto flujo vehicular” y “no les da tiempo a los peatones de cruzar”.
Al mismo tiempo se le preguntó si se realizaron estudios para ofrecer alternativas a nivel calle, como lo establece el Plan Municipal de Desarrollo Urbano y respondió que, “sí lo podemos hacer, pero la verdad es que hay muchos automovilistas que no respetan”.
Municipios como Puebla prohibieron y retiraron puentes elevados para implementar infraestructura segura y accesible a nivel de piso para los peatones. Crédito: Cortesía
Retirar puentes y crear cruces a nivel de calle
En entrevista para Ruedas Rebeldes, funcionarios de Puebla y Zamora, Michoacán, ciudades pioneras en priorizar la infraestructura peatonal, explicaron que los gobiernos deben invertir en alternativas para garantizar el cruce seguro de las personas de a pie a nivel de calle, debido a los nuevos reglamentos municipales y la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial a nivel nacional.
“No solamente los retiramos (los puentes peatonales), en este caso se busca y se analiza cuáles son las líneas de deseo peatonales donde se retiran estos puentes, con el objetivo de crear un cruce a nivel de piso, seguro, accesible, conectado, iluminado, donde justamente se le dé la prioridad a los peatones”, puntualizó Rubí Vázquez, subsecretaria de Movilidad y Seguridad Vial del municipio de Puebla.
La subsecretaria de Movilidad y Seguridad Vial del municipio de Puebla, Rubí Vázquez, explica que un cruce seguro a nivel de calle sí da prioridad a las personas de a pie, con discapacidad, embarazadas, niñas y niños. Crédito: Cortesía
En 2015 la capital poblana se convirtió en la primera ciudad de todo el país en prohibir la construcción de “puentes peatonales”, ya que se catalogó esta obra como excluyente para los peatones, pues dan prioridad a la velocidad de los vehículos. Desde ese año hasta la fecha se han logrado desmantelar 13 puentes elevados, informó la subsecretaria Rubí Vazquez.
“Con las nuevas normativas los ayuntamientos mexicanos ya no debemos construir este tipo de infraestructura porque no son accesibles para todas las personas, una persona con discapacidad, alguna persona embarazada, las propias infancias se les complica cruzar”, agregó.
Un paso peatonal a nivel de calle tiene varios elementos para dar seguridad. accesibilidad y prioridad a las personas, y cuesta menos que un puente, alrededor de 800 mil pesos. Crédito: Cortesía
Por otra parte, en el 2021 en Zamora, Michoacán se creó la Dirección de Movilidad con el objetivo de diseñar y planificar una ciudad para el peatón. Tan solo para este año se estima invertir 40 millones de pesos en obra pública enfocada a las personas de a pie.
En ese sentido, Rosendo Farfán Cazarez, titular de la dependencia en el gobierno local, comentó que ya no se contemplan construir puentes elevados, sino que la administración municipal colocará 22 cruces peatonales.
Rosendo Farfán Cazares, titular de la Dirección de Movilidad de Zamora, Michoacán, señala que en el municipio ya no construyen puentes elevados, sino soluciones a nivel de piso; este año colocarán 22 intervenciones de este tipo
“Empezamos a generar este tipo de pasos peatonales a nivel de banqueta, primero porque tenemos un programa que se llama entornos escolares seguros; los primeros dos que hicimos fue en un entorno escolar, entonces, eso nos ayudó mucho a que tuvieran un cruce seguro, no solo los niños, también sus cuidadores. El otro, nos sirve para bajar las velocidades. Este tipo de cruces sirven como reductor de velocidad”, explicó.
En hechos distintos, los cuerpos de dos hombres fueron localizados en la vía pública, ambos atados de las manos y cubiertos de la cabeza. Mientras que una tercera víctima fue calcinada en su casa.
El primer hecho se registró en la calle Parral en la intersección con Nardos, de la colonia Cerrada del Valle.
De acuerdo con datos extraoficiales, el cuerpo fue reportado a las 5:30 de la mañana al servicio de emergencia 911, cuando una persona que pasaba por el lugar se percató del incidente.
El cuerpo estaba tapado con una cobija color café con beige, así como el hombre estaba atado de manos y se localizaron cuatro casquillos percutidos en el lugar.
En un segundo hecho, otro hombre fue localizado sin vida en el cruce de las calles León Guzmán y Maclovio Herrera,
Según con el reporte, alrededor de las 8 de la mañana al menos cuatro detonaciones de arma de fuego se escucharon y minutos más tarde fue localizado el cuerpo.
Mientras que un hombre calcinado se encontró al interior de una vivienda en la calle Privada Pino SUÁREZ #630, en el cruce con Martín López de la colonia División del Norte.
El hecho se reportó a las 9 de la mañana al servicio de emergencia 911, en donde se indicó que la vivienda estaba ardiendo en llamas y al terminar de pagar el incendio se encontró el cuerpo de una persona.
Esta es la historia sobre cómo Jim Morrison, el vocalista de The Doors vivió durante casi un mes en Ciudad Juárez… Un cuento del escritor fronterizo Miguel Ángel Chávez Díaz de León, publicado en «Crónicas descarriadas».
1
Todos me conocen como ‘’El Charro’’. Así me nombran y así se me quedó para siempre. Mi padre trabajaba de mariachi en la Avenida Juárez tocando el tololoche. Así me bautizaron los tirilones del barrio.
Desde los 12 años le puse a las pastas: píldoras, cajones de muerto, zapatos, capsulas y de tocho morocho y de todos colores. La “mois” nada más era para relajarme todos los días, cinco “frajos” diarios por lo menos.
Nací en la calle Fierro número 520 norte. A tres cuadras de la Iglesia del Carmen. Del Carmen se llama este barrio. Queda a 20 minutos a pie de El Paso y del Puente Negro. Y a diez minutos del Centro. Y a cinco de la De Piedra. La antigua peni.
Quiero contarles esto. Antes de que me vaya a morir, pues tengo 67 años. Casi todos los huesos me los han quebrado, dos balazos en la panza, cinco filerazos y dos puñaladas en la espalda. Soy diabético, no tengo una pierna. Me sacan a la banqueta a que me de el sol en una silla de ruedas. Caí un chingo de veces al bote por carterista, faltas al orden público y otras chingaderas, y ya no fumo, ni cigarros Baronet. ¿Todavía venden esos venenos?
Fui el más chingón del barrio. Nunca trabajé. Pero tuve el mejor equipo de sonido del barrio. Recuerdo un putal mi modular Fisher que tocaba discos y cartuchos 8 tracks. Era la envidia de todos los culeros del barrio. Y mi colección de discos, ¡puro rock del bueno!
Y tuve una ranfla, nada más me duró un año. Ese Charger 1965, con placas de California. Me lo regaló Jim Morrison cuando vino a Juárez en 1969. De él quiero contarles. Del Rey Lagarto. Que vivió en mi cantón cerca de un mes. Nos la pasamos bien grifotes y bien ácidos.
Les voy a contar dónde conocí a Morrison, el cantante de los Doors, y cómo me hice su compa.
Yo en ese tiempo (1969) era el mejor carterista del Mercado Cuauhtémoc y sus alrededores. No era un raterillo cualquiera. Era carterista de los buenos. Me conocían todos los tranzas de la zona centro y los policías. A los cuales tenía que darles una feria todos los jueves sino no me dejaban camellar.
En la esquina de la Vicente Guerrero y Noche Triste, pegado a la Plaza de Armas, está la cantina el “Buen Tiempo”. Todavía existe. Sus puertitas, antes, eran de madera y de esas que se ven en las películas del oeste. Ahora cierra con unas normales y una cortina de acero, porque la rapiña está cabrón.
Sus sillas y mesas eran también viejas, de alambre trenzado y madera. Tiene una barra de encino chingonota. Era la típica cantina donde se metían los rucailos de Juárez y nosotros los carteristas. Era nuestro centro de operaciones. Incluso ahí mero le dábamos la cuota semanal a la policía sino nos daban pa’ la De Piedra. Ahí repartimos el botín. Parte para los paleros, los que aplicábamos el dos de bastos y los que nos echaban “aguas”.
En la tarde cambiaba la clientela. Ahí se juntaban muchos señores y jovencillos que andaban sobres de una nalga que picar. Había como doce muchachas y señoras de todos los pesos y sabores. Cuando nos iba muy bien en la mañana, mi ‘equipo’ y yo nos poníamos hasta el culo y sobraban las putas. Ese era el buen tiempo.
Una tarde del mes de febrero o tal vez de marzo de 1969, hacía frio. Me quedé en el Buen Tiempo, platicando con el Camel. Era quizá el carterista más fino, este puto trabajaba en la avenida Juárez y el Mercado Juárez. Los mismos policías ojetes le dieron ese territorio para que trabajara, porque sus dos de bastos pasaban desapercibidos a los turistas a los que se chingaba. Les sacaba las carteras suavecito. Ni trompa. Así que solo había denuncias a la policía de carteras extraviadas.
El Camel me dejó picado con las Cruz Blanca, porque tuvo que irse con una jaina que tenía en la Hidalgo. Así que me quedé solo tomando cerveza.
En la cantina había como cinco pelafustanes. Dos jugando dominó en una mesa del fondo, dos en los bancos de la barra y uno más de a solapa como yo. Cada quien en su pedo.
Me paré a ponerle una cora a la rockola, puse unas rolitas de aquellita. En eso se le quedé viendo a uno de los de la barra. Era un barbón, medio hippioso. Pensé a ratos que el pinche andrajoso era un aspirante a mojado. Yo ya andaba mediopedo. Él levantó la beer Cruz Blanca en son de paz.
Volví a mi mesa a termínarme la cerveza y las rolas. Ya eran las tres de la tarde. Busqué mis fajos en la bolsa de mi chamarra, saqué uno sin sacar la cajetilla. Toqué la bolsita con pastas que me había dado el Camel y me dije: “Ahorita que llegue al barrio me aviento unas pa’ bajo, luego un churro y pongo el cartucho rojo de los Rolling Stones”.
En eso el puñetas de barbas de la barra se acerca poco a poco a mi mesa. Pensé de volada: Este vato es maricón o me va a pedir una feria porque se quiere brincar al otro lado.
Se acerca. Me fijo bien y el vato ya me parece gringo y además trae una loquera, se le nota. Greñudo, botas de pipiluyo, pantalón de mezclilla y una chaqueta del army. El barbón se vine contoneando (por eso lo de joto) al ritmo de la rola que puse.
– Comee estaaas ¡amiguo! -me dice mientras se sienta a toda madre junto a mí- tienees marijwana. ¡Tengow dólaresss!
Era un gringo. Era raro verlo ahí, porque los gabachos nunca se metían en esos tugurios cercanos a la plaza y al mercado Cuauhtémoc. A lo más que llegaban era a la Segunda de Ugarte donde había varios cabarets y bares de mala muerte. Pero a los de acá, del área del mercado, eran frecuentados por pura raza de Juaritos.
De entrada me cayó bien el pinchi gringo. Le dije que la calmara, que no fuera tan rápido.
– Teikirisi gringito. Píchame una pisto y te llevo a que compres toda la grifa que quieras.
Los que estaban entretenidos con las mulas y los güeros, oyeron lo de la mota, pero ellos siguieron haciendo la sopa.
Le grite al “Papuchas” (mesero), que nos sirviera dos Straight American. Los Juárez Whisky llegaron de volada. El “Papuchas” nos dio carilla para que los pagáramos.
Tire totacha para que el gringo pagara. Sacó dos billetes de a dólar y todos contentos.
En eso me di cuenta que el norteamericano traía la cartera gorda de dólares. Y me dije: “Tres pistos más y a este hippy me lo llevo pal Arroyo Colorado, cerca del barrio, lo puteo, le bajo la cartera. Y tomo vacaciones”.
2
Fui bueno para el “trompo”, el mejor del barrio para tirar chingazos. Y soy bajito. Me encantaban los madrazos y los tiros. No había a puto al que se le culeara. Por eso caí un chorro de veces al “tribilin” cuando estaba morro. Dicen que una vez maté a un bato de la colonia Zapata, pero puras cuentos. Si lo capeo que lo madrié gacho, pero lo deje vivito todavía cuando lo arrojé al Arroyo Colorado. Hoy le dicen viaducto Díaz Ordaz.
Ya a los dieciséis vivía solo en un departamento que me alquilaron en la misma cuadra de la Fierro donde vivía mi jefa. Que es esta casita que ya se está cayendo conmigo adentro. Son tres cuartuchos de adobe, encalada y con techo de madera y de papel para techar, eran de la vecindad de Doña Chole, yo se la compré. Aquí vivíamos mis seis carnales, un perro llamado Capitán, una prima cochona (con la que terminé casado), una tía y mi jefita que en paz descanse.
Por eso renté mi “depa”. Para salirme de este cantón, para no oler tanto pedo y dejar a mi jefa con sus calamidades y los sermones que todos los días me recetaba. Y para tener donde loquearla y cogerme a las chavas que caían en mis garras.
Apenas estaba aprendiendo a tumbar carteras. Nada más me usaban de palero, pero ya sacaba para la renta, el pegaloco, los toques y las birriongas.
Todavía me acuerdo de mi departamentito. Tenía un cuarto enorme principal que tenía una sala con tres sillones rojos, al fondo una habitación más chirris donde estaba una cama y un closet, ahí mismo estaba el tolido y la regadera, y ya para salir al patio, había otra cuarto donde estaba la cocineta, una estufita de gas y un trastero de lámina blanca de las Industrias Zaragoza.
Estaba semi amueblado, era de ladrillo, por eso era un departamento y el patio no lo compartía con nadie. Podía, y lo hice muchas veces, salir en pelotas a tomar el sol o cambiar el tanque de gas. Eso, me caía muy gordo.
Terminé de amueblarlo con unas rejas que me dieron en el mercado, unos cojines y un estéreo Fisher que compré en los cerrajeros. Tapicé toda la sala con posters de bandas y cantantes de rock a todo color que venían en la revista Dimensión. Y acoplé una cómoda que la hacía de barra y de cantina. Todo se veía chido con luz morada.
En tiempo de frio, para las nevadotas, tenía dos calentones de bombilla. Usaban petróleo, también comprados en los cerrajeros de la calle Libertad.
A mí “depa” se metía mucha “pipol”, los compiras del barrio, muchas morras locochonas y los vatos con los que hacia tranzas. Nos gustaba escuchar rolas a todo volumen. Mis rejas de madera, acomodadas como un puto librero estaban llenas de discos y cartuchos con pura música de rock.
Cuando fui aprendiz de carterista le ponía mucho al pegarey, al cemento y al thinner. Siempre andaba con el trapazo. Hasta que una vez me dijo el Camel que no fuera tan pendejo. Que esas chingaderas me iban a secar el cerebro y las tripas. Que mejor me metiera pastas y fumara churros. Que eso te ponía de aquella para arriba o para abajo a según. Y que si seguía oliendo esas madres, de cuete me iban agarrar a la hora de “jambarme” las carteras. “Si te gusta aturrarte de pegaloco y cemento, es tu bronca, pero olvídate de este jale”, me dijo el Camel. Sabios consejos.
Desde entonces deje de inhalar cochinadas. Mejor me metí cosas más sabrosas y me hice bien motorolo y un carterista de primera.
Mis cartuchos de 8 tracks preferidos eran los de Frank Zappa, Pink Floyd, los Rolling Stone, Led Zeppelin, los Doors, los Creedence y los Beatles. Siempre ponía el cartucho rojo de los Stones cuando estaba bien atizado, siempre. Con los Doors empezaba a fumar, le seguía con Led Zeppelin y con los Pink Floyd terminaba bien grifote y muchas veces cruzado con pastas multicolores. Como postre, ya saliendo de la loquera ponía a los Rolling Stone.
Así era la cueva que rentaba. Ahí hice un chingo de reventones y loqueras.
Eran los tiempos en que cada colonia o barrio tenía su policía de guardia, que todas las tardes daban sus rondines. Al que vigilaba todo el barrio Del Carmen, le decíamos Vicente Panza de Yegua. De tantas madrizas que le pusimos se hizo compa.
Hasta lo dejaba usar el excusado. Murió. Unos gueyes del Barrio Alto le reventaron a picahielazos. Y nos quedamos sin policía en el barrio.
3
Logré que el gringo saliera conmigo del Buen Tiempo. Eran como las seis de la tarde. El sol estaba como que se metía y no se metía en la noche. Un vendedor de billetes de la lotería fumaba y el pintor sin pies y manos, que siempre estaba en esa esquina, tomaba sorderamente un trago de una anforita de tequila.
En la Plaza de Armas lo colorié mejor. Peso welter pesado, melena mugrosa hasta los hombros, barbón, traía una camisa de mangas largas, era de manta, de esas que vendían en las artesanías de la Juárez. Unos tramos de mezclilla acampanado, muy puerco, y unos guaraches de correas cruzadas y suelas goodyear oxo. Al principio no supe si era hippy de verdad o un pinche gringo pendejón y ricachón en busca de motita.
De todos modos me lo iba a chingar. Le tumbaría los dólarucos, le pondría unas patadas en el culo y lo dejaría cerca del río, para que se fuera a llorar al otro lado, allá con sus carnales güeros. Para que se le quitara lo vivo.
Cuando llegamos a la Presidencia Municipal, que estaba atrás de Catedral, el hippy me dijo que tenía su carro estacionado en la avenida 16. Se aferró a que fuéramos por él. Valió madres. Cambio de planes. Los dólares se alejaron más.
Nos fuimos por la 16. Su carro estaba frente a la tienda de Marcos M. Flores. Era un Charger 1965, color negro, rines de rayos niquelados y llantas cara blanca. Perrote. El cigarrero y unos empleados de la farmacia y casa de cambio San Luis lo estaban chuleando.
“What is you name”, le dije al bato mientras no subíamos a su ranfla.
“James Douglas”. Me dijo.
“Yo soy El Charro”.
En silencio lo fui guiando hasta llegar a la 16 y Fierro. A dos cuadras, en los Baños Del Carmen, vende grifa Don Emérito. Quizá las más chingona que se vendía en Juárez por aquellos años.
Ya en el camino había cambiado de disco. Ya no me lo iba a transear. Lo del carro me mató el patadón. Ya era mucho pedo deshacerme también del Charger.
Me dije pa’ dentro. “Mejor le digo que se moche con una feria por el favor”.
A Don Emérito le compré 50 dólares de mariguana. Era como para poner grifos a todos los putos del barrio durante tres días. Salí de los baños con una bolsa de papel llena de mota y Don Eme me dio cinco pastas de pilón. Salí ganando, pues minutos antes James me había dado dos billetes de 50 dólares para comprarlos de yerba, pero era demasiado. Un billete se instaló en mi cartera.
Al gringo le brillaron los ojitos. Revisó la bolsa. Lo que olió y vio le gustó. Otros cincuenta de agradecimiento.
O sea que ya me había ganado 100 dólares sin haberme jalado una cartera. Me sentí a gusto. Productivo.
Y más porque James me preguntó que dónde podríamos fumar sin que nadie la hiciera de pedo.
Estábamos a dos cuadras de mi depa. Y ahí tenía un paquete de “sábanas” americanas para forjar.
En 50 segundos ya estábamos dentro de mi covacha. Afuera la luz del poste alumbraba. En la Fierro los chavos ya estaban jugando a los encantados de esquina a esquina. Yo forjaba.
Douglas, agachado, se puso a revisar mi colección de LPs que tenía ordenaditos en las rejas de tomate. También inspeccionó la reja con los cartuchos. Me preguntó que si nada más escuchaba puro rock.
Prendió el tocadiscos. Un ele pe de los Rolling Stones empezó a girar, era Aftermath, el sexto disco de los maestros, al mismo tiempo que la motita de Don Emérito olió bonito. Y de un jalón que le di empezaron a tronar los coquitos.
James también con su churro en la mano empezó a bailar. En la otra mano traía el disco Strange Days de los Doors. La mariguana nos envolvía suavemente.
Y me dijo: “Charruo, este ser yo”. Señaló la portada.
No le hice caso. Me senté en mi sillón rojo. Cerré los ojos mientras los Rolling Stone me decían a mí nada más que la noche, mi puerta, la mariguana y el carro del gringo estaban pintados de negro, entonces veo que mi corazón también es negro… (Se escucha la canción Paint in Black).
4
Toda esa noche nos la pasamos bien locotes. Solos.
Pusimos muchos discos y cartuchos hasta el amanecer.
A las once de la mañana me desperté buscando qué comer. Una bolsa de pan Bimbo con 4 rebanadas me dieron alivio. James estaba echado en el sillón grande en la sala. Me dio cura como estaba acurrucado. Parecía un bebé. Con sus manos en medio de las rodillas. Roncaba con ganas.
Me di un baño vaquero. Y luego fui con mi jefita a echarme un taco.
Volví al depa. El Charger 65 y su dueño todavía estaban ahí. Lo quise despertar, pero el pinchi zafado estaba bien ido de borracho y grifo. Así que lo “basculié”. Revisé su cartera de cuero fino. Estaba choncha, traía harta lana. Nada más le di bajé con los billetes que traía sueltos en las bolsas de su pantalón. Veintisiete dólares y tres de a 50 pesos.
Le saqué la licencia de manejar del estado de California, expedida a James Douglas Morrison Clarke. Seguí esculcando su cartera. Entre los papeles traía un boleto viejo de un concierto donde se anunciaba a The Doors en el Whisky a Go Go de Los Angeles, California.
Ahí fue cuando me cayó el veinte. En chinga lo volteé para verle la cara. Se la vi bien y casi me truena un güevo. ¡No jodas! ¿A poco este puto es Jim Morrison? Tenía toda la finta. Hasta la crudota se me quitó.
No me la creía. Intenté, otra vez despertarlo, pero el güey seguía en su quinto sueño.
Salí todo emocionado con las llaves de su carro. Abrí la cajuela del Charger… Ropa sucia. Unas botas de joto, unos tenis, un micrófono, una estuche de herramientas, cuatro latas de sopa campbells sin abrir, un “sleeping Bag”, un gato, un galón de gasolina lleno, una tienda de acampar, cuatro libros de sepa la chingada (todos en inglés), una llanta extra, mas equipo para acampar, una chaqueta de piloto, una cruceta, una cometa inservible con un dibujo a colores de una águila, de esas de los indios gringos y una cajita de madera con varios cuadernos.
Cerré la cajuela y revisé a fondo el interior del Charger. En el asiento de atrás dos libros más, unos pantalones y una sudadera de la Universidad de Miami. Basura en el piso incluyendo cinco botes vacíos de Budweiser.
En la cajuelita de en frente. Dos billetes de Abraham Lincoln, el manual del Charger, dos desarmadores, unas pinzas perras. Un mapa turístico de El Paso y otro de Ciudad Juárez. No más.
En eso la voz del Pichicata me asustó y me sacó de onda: “Ora pues pinche Charro, anoche no nos quisiste abrir puto. Se oían las rolas a madre y por más que te tumbamos la puerta. Ni madres que abriste. De seguro estaba con una morrita. Y ahorita te las estas agandallando con lo que trae en la ranfla. ¡Móchate güey!´”
– Gánele Pichicata. No este chingando sino le pongo unos patines. ¡Sáquese a la verga!
– No te emperres Charro. ¿Vas a ir al centro a chambear?
5
A las cuatro de la tarde Jim Morrison revivió en el sillón rojo. Se sentó como pudo agarrándose la melena y rascándose los güevos. Luego miró detenidamente la sala, me miró un instante. Se levantó y se paró frente a la ventana, abrió la cortina imitación terciopelo. Creo que estaba checando si estaba su carro o si era de día o de noche. De reversa volvió a sentarse en el sillón.
– Estuvo de aquella la loquera ¿verdad mi Jim?
Y me fui a calentar la sopa Cambells… En mi bote de basura dos latas y en la cajuela del Charger otras dos sin abrir.
Yo no me la creía. El mismito Jim Morrison, papi de Los Doors y un chingo de güeyes rockeros de aquí y de Estados Unidos, el Rey Lagarto, estaba en mi departamento, ubicado en la calle Fierro colonia Del Carmen, en Ciudad Juárez. ¡No mamen!
Y pensar que me lo iba a madrear después de tumbarle la cartera y arrojarlo al viaducto. Ahí donde se junta con el río Bravo.
Jim estaba como aturdido. Aun así no quiso sopita. Prefirió pedirme el baño para darse un shower con agua helada. Pues no tenía boiler… ni falta hacía.
Le arrimé una toalla y una bolsita de champú Vanart. Por suerte la única que me quedaba.
Estaba nervioso. Como si fuera la pinche criada del Rey… Lagarto.
Por suerte tenía una cámara kodak instamatic 25 con rollo que se me había pegado junto con un bolso de una señora en el mercado. Nunca la había usado.
La preparé igual que un plumón para que me autografiara la portada del long play. Tenía que tomarle la foto junto a mis posters y mi estero Fisher. Para que los putitos del barrio me creyeran que Jim Morrison estuvo en mi casa. Es más, pensé: Hasta los jotos del periódico del Fronterizo me la pueden comprar a un chingo de lana. En eso me cayó el veinte. Salí en chinga a la esquina de la Ramón Rayón, en caliente me subí a un árbol y arranqué la placa con el nombre de la calle.
Fierro Sur. Col del Carmen Ciudad Juárez. Así no habría duda.
Se tardó en el tolido más de media hora. No sé si también estaba tirando la piedra o se la estaba jalando. Me valía madres era el cantante de The Doors y podía hacer lo que le diera su chingada gana. Era bienvenido en el cantón de El Charro.
Por fin salió el gringito. Yo en un acto de arrepentimiento le puse, en la mesa de la cocina, todo la feria que le había tumbado en mala onda.
“Es for you. ¡Te lo ganaste! Es tuyo ¡Tomalo!” Puntos suspensivos. Luego me dijo al chile pelón: Qierro pedirteee uno favor. Yo quereeer si me das chance de quedarrrmeee contigwo unwos días aca en your house. No problem?
Para no hacérselas más cardiaca. Jim Morrison estuvo viviendo en mi depa de la calle Fierro 26 días.
Llenó dos cuadernos Scribe de doble raya con versos, yo creía que eran rolas. Me dijo él mismo que eran poemas.
Durante su visita, solo salimos cuatro veces del depa, bueno salió conmigo, porque nunca salió solo. Yo si me salía unos días a carterear, más que nada para que los compas no la hicieran de pedo. Y evitar que me anduvieran buscando.
Le gustaba estar encerrado, solo con latas de sopa Campbells, un guato de mota, unos papelitos con LSD que traía consigo desde Gringolandia y cerveza Cruz Blanca hecha cien por ciento en Juaritos.
Se aventaba unos viajesotes. Varias veces me “subí” con él. Nos poníamos unos loquerones con todo lo posible. Esos días nadie podía entrar a mi depa.
Fueron los días más felices de mi perra vida.
Convivir con este vato fue una experiencia psicodélica. Hoy le cuento porque mis días están contados. No tardo en colgar los tenis. O sea que ya mero chupo faros.
Por eso te la cuento Miguelón. Para que la pongas en alguno de tus libros. Tú que eras del barrio. Y para que sepa que me van a recordar. Porque de seguro me voy a morir, igualito que Jim Morrison. Ya vez, se suicidó, y nunca se supo que vivió un mes en Ciudad Juárez. En mi depa de la calle Fierro.
Esta historia se la quise vender hace tiempo al Diario de Juárez, pero no me creyeron, por eso que se vayan a chingar a su madre. Por eso te lo cuento a ti.
Por cierto ¿Cómo extraño ese Fisher, hasta cada rato lo sueño. ¡Chingada madre!
Miguel Ángel Chávez es un poeta y periodista mexicano reconocido por su notable contribución a la literatura y al periodismo. A lo largo de su carrera, ha publicado varias obras, incluyendo «En este rincón duerme la duquesa» (1984), «Este lugar sin sur» (1987), «Vhala blues para saxofones» (1989), y «Los ángeles también van de cacería» (2005). Su obra poética ha aparecido en revistas como Tierra Adentro, Azar, y Día Siete.
Chávez ha sido galardonado con el Premio Binacional de Poesía Frontera-Ford Pellicer Frost (1998) y recibió una mención honorífica en el Premio Chihuahua (1999). En 2008, ganó el Premio Nacional de Periodismo de México por su crónica «El dulce encanto de mi embolia».
Además, su obra ha sido recopilada en el volumen «Obra reunida (1984-2009)», publicado por la Universidad Veracruzana y el Instituto Chihuahuense de la Cultura. Entre sus otras publicaciones se destacan «La Guerra por Juárez» (2010) y su primera novela, «Policía de Ciudad Juárez» (2013).
Ciudad Juárez se prepara para una celebración histórica: la Marcha de las Diversidades Afectivo-Sexuales 2024, que se llevará a cabo el próximo domingo 16 de junio a partir de las 5 de la tarde.
Con el lema «20 años marchando y hasta que el respeto se haga costumbre», este evento conmemora dos décadas de lucha y visibilidad para la comunidad LGBT+, señaló Ignacio Díaz, uno de los organizadores.
«Este lema lo hemos adaptado en esta edición, ya que son 20 años en los que hemos estado esforzándonos para hacernos visibles, para ser respetados, para ser aceptados, para que se atiendan las problemáticas y se solucionen, en relación a las personas que por su orientación sexual o por su identidad de género se les ha relegado o se les han negado algunos derechos», dijo.
Segunda Carrera en Tacones / Foto: Ángela Parra
La marcha comenzará en la intersección de la avenida 16 de Septiembre con la Gregorio M. Solís, en el parque Borunda.
El acceso vehicular será exclusivamente por la avenida 16 de Septiembre, debido a las adecuaciones realizadas para el Juárez Bus ya no es posible dar vuelta.
Los contingentes de la marcha incluirán plataformas de tráileres, camionetas, carros decorados y personas LGBT+ y aliados que recorrerán la avenida 16 de Septiembre hasta la avenida Lerdo, donde se dirigirán hacia el monumento a Benito Juárez.
Aquí se llevará a cabo el evento de clausura con academias de baile, performances y posicionamientos sobre la situación.
También la creación de un soundtrack de la marcha 2024, con 20 canciones muy representativas de la cultura LGBT, producido por el DJ Abu.
Además se realizó una exposición fotográfica titulada «20 años marchando y hasta que el respeto se haga costumbre» en la sala Tierra del Centro Cultural de las Fronteras, la cual concluye el 13 de junio y donde se exhiben imágenes desde la primera marcha en 2005 hasta la más reciente en 2023, a cargo del artista fotográfico Eugenio Abraham Puente.
Mencionó que asimismo han llevado a cabo encuentros culturales, conversatorios con candidaturas LGBT+ y aliadas, reuniones y talleres de sensibilización, así como charlas sobre crímenes de odio y análisis literarios sobre los 20 años de la marcha.
Entre otras actividades se incluyeron un «Bazar con Orgullo» en la Plaza Cervantina, talleres de placer, exhibiciones de cine como «Una mujer fantástica» y «El lugar sin límites» en el Cine Universitario, y una caminata al atardecer en la sierra de Ciudad Juárez llamada «Caminando con orgullo».
Bazar con Orgullo en Plaza Cervantina / Foto: Marcha de las Diversidades Afectivo-Sexuales
También se realizará una intervención urbana para pintar un paso peatonal en el cruce de la avenida 16 de Septiembre con Lerdo el próximo sábado 15 de junio a las 10:30 de la noche.
Para culminar las actividades del mes del orgullo, se ha organizado una carrera recreativa titulada «Hasta que el respeto se haga costumbre», que se llevará a cabo el domingo 30 de junio a las 7:30 de la mañana en el Parque Extremo.
El recorrido será de 3 y 5 kilómetros por la Colegio Militar y la inscripción incluirá una playera, una medalla y una bolsa conmemorativa de los 20 años de la marcha.
Las inscripciones pueden realizarse a través de un número de WhatsApp y están abiertas tanto para corredores LGBT+ y corredores aliados.
Exhibición de cine «Una mujer fantástica» / Foto: Marcha de las Diversidades Afectivo-Sexuales
El activista subrayó la importancia de estos eventos para la comunidad y la ciudad en general, ya que representan 20 años en un camino de lucha y resistencia para buscar que el respeto y la aceptación se conviertan en una norma y no en una excepción.
Con una agenda llena de eventos y actividades, la Marcha de las Diversidades Afectivo-Sexuales 2024 promete ser un hito en la historia de Ciudad Juárez, destacando la importancia de la visibilidad y el respeto hacia la comunidad LGBT+.