El 11 de julio de 2021 Andrea González, una mujer transgénero de 28 años, activista y representante legal de la organización civil OTRANS “Reinas de la Noche”, fue asesinada a balazos en la zona Centro de la ciudad de Guatemala.
Como en muchos casos, la justicia no le fue accesible en vida, tampoco después de ser asesinada, pues las limitaciones legales de su país impiden que el delito letal que le arrebató la vida sea catalogado como transfeminicidio.
El 26 de mayo de 2014, en la colonia Fidel Velázquez en Ciudad Juárez, Rosse Castro de 26 años, fue brutalmente asesinada a martillazos.
La justicia tampoco le ha favorecido, pues dentro de las líneas de investigación iniciales se manejó que el terrible crimen que la privó de la vida y dejó gravemente lesionadas a otras dos personas, se trató de un supuesto robo a manos de un par de jóvenes de 18 y 20 años.
Con el paso de los años, no ha llegado una sentencia condenatoria para quienes terminaron de forma violenta con los sueños y planes de la artista y estilista originaria de Durango, que en su momento también fue violentada nuevamente por la prensa que ampliamente difundió su deadname y se refirió a ella en pronombres masculinos violentando su identidad de género.
Deadname es parte de la jerga de la diversidad sexual para referirse al nombre con el que fueron registradas inicialmente las personas trans. Al ser un nombre que ya no les representa, es considerado un nombre muerto, por lo cual una buena forma de respetar a la población trans es no obviar su identidad de género, preguntar sus pronombres y respetar el nombre por el cual la persona desea ser nombrada, coincida o no con su nombre legal.
Los sueños de Michelle Estévez, mujer trans originaria de Puebla, pero que durante su vida dejó huella en los lugares que vivió (Monterrey, Tijuana y Nueva York), no pudo concretar su sueño de conocer las Cataratas del Niágara.
La historia de Michelle tal vez no es la típica historia que lamentablemente se recuerda durante las remembranzas trans.
Y es que, aunque la violencia estructural por una parte poco a poco fue llevándose la salud de la compañera, también los abusos constantes que muchas mujeres trans experimentan a manos de sus parejas, familiares, etcétera, es una situación que podríamos referir en estos eventos que comenzaron a realizarse desde 1998 en algunos lugares del mundo, principalmente en Estados Unidos con la finalidad de sensibilizar sobre los crímenes de odio que enfrentan particularmente la población trans, por lo cual ese día se pretende conmemorar y honrar su memoria.
En Ciudad Juárez, esta actividad se realizó el día 20 de noviembre con el liderazgo de Paloma Villegas del colectivo “TTTrans Igualdad”.
En la ciudad de Tijuana se realizó el día 22 por la organización civil “Centro Ser”, evento al cual asistieron liderazgos de Tijuana y Ensenada, así como representantes de espacios humanitarios para personas LGBT+ en contexto de movilidad humana.
Entre dicha asistencia se contó con la presencia de “Albergue Casa Arcoiris” que lamentablemente no pudieron escuchar durante dicho evento la semblanza que con amor prepararon en memoria de Michelle, de quien afirman fue una mujer extraordinaria y solidaria, por lo cual la reflexión es que esta conmemoración debería tener mayor espacio para dignificar a las víctimas de transfeminicidio.
Es importante nombrar, señalar y referir los actos violentos que sufrieron sus cuerpos, así como evidenciar hasta dónde llega el odio, la transfobia y la ignorancia.
Pero las narrativas no debieran centrarse en ello ni en los agresores, sino que la invitación es a rescatar esos mensajes desde el amor hacia quienes ya no están con nosotres.
Andrea, Rosse y Michelle, aunque partieron de este mundo por razones y violencias distintas, vivieron en lugares geográficos distintos comparten algunas características como son: el liderazgo, la nobleza con la que llevaron sus vidas y pensar cómo un objeto material o un sistema de salud deficiente terminaron con sus carreras dentro del activismo y de sus actividades profesionales.
Es algo que sin duda que no debemos olvidar y el grito de exigir justicia no debe extinguirse, aunque las velas encendidas durante las vigilias lo hagan.
Con amor para Andrea, Rosse y Michelle y todas aquellas personas que están y deben estar orgullosas de ser como son, el mundo les está quedando a deber.
Como dice una querida amiga, les recordaremos con amor y con el grito enfurecido en búsqueda de justicia cada 20 de noviembre, ya sea personal o colectivamente.