Al menos seis migrantes, uno de ellos menor de edad, que se encontraban secuestrados fueron rescatados en operativos realizados durante dos días consecutivos en Ciudad Juárez.
El primer hecho se registró este sábado 2 de noviembre, cuando un grupo de cuatro migrantes —dos salvadoreños, un ecuatoriano y un hondureño, este último menor de edad— logró escapar de un supuesto secuestro.
De acuerdo con las declaraciones de los migrantes, el grupo solicitó ayuda a través de la línea de emergencia 911, informando sobre su situación.
Cuatro migrantes rescatados, uno de ellos menor de edad / Foto: SSPE
Tras recibir el aviso, agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) y la célula interinstitucional conformada por elementos de la Guardia Nacional (GN)y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se dirigieron al fraccionamiento Portal del Roble, donde se localizaba el grupo.
Los agentes se encontraron con los migrantes en estado de vulnerabilidad, por lo que el personal policial les brindó atención médica inmediata, verificando su integridad física y ofreciendo primeros auxilios psicológicos para asegurar que no sufrieran lesiones ni crisis emocionales.
Las personas en movilidad fueron trasladadas al INM / Foto: SSPE
Una vez que se completaron las revisiones, los migrantes fueron entregados al Instituto Nacional de Migración (INM), en donde se encargarán de evaluar su situación migratoria y colaborar con las autoridades en la investigación de los hechos.
Un segundo rescate tuvo lugar este domingo 3 de noviembre, cuando agentes de la SSPE y la Guardia Nacional intervinieron una finca ubicada en la colonia Plutarco Elías Calles.
A través de un boletín de prensa se informó que, durante los patrullajes de seguridad, los agentes detectaron un vehículo Chevrolet Sonic rojo que circulaba sin placas, por lo que le hicieron la parada al conductor.
El presunto responsable fue identificado como José Daniel J.D / Foto: SSPE
Al acercarse para inspeccionar el automóvil, un hombre identificado como José Daniel J.D., de 34 años, descendió del vehículo portando un arma de fuego en la cintura, por lo que fue detenido.
Tras realizarle una revisión al vehículo, los agentes encontraron una segunda arma de fuego, junto con 769 municiones, siete cargadores, una bolsa con presunta marihuana y dos teléfonos celulares, lo que incrementó las sospechas sobre el individuo.
Durante la detención también se le encontraron 769 municiones, 7 cargadores, una bolsa con marihuana / Foto: SSPE
En el transcurso de la intervención, los agentes escucharon gritos de auxilio provenientes de una finca cercana y al llegar al lugarlocalizaron a dos hombres migrantes, uno de origen turco y otro guatemalteco, quienes estaban privados de su libertad y señalaron a José Daniel como el presunto responsable de su secuestro.
Por este hecho, José Daniel J.D. fue arrestado por los delitos de secuestro, posesión ilegal de armas de fuego y delitos contra la salud, siendo puesto a disposición del Ministerio Público para continuar con las indagatorias necesarias.
Danzan, oran y piden con fervor por su vida a la Santísima Niña Blanca. Un culto entre el clandestinaje y la creciente fe
“En el nombre sea de Dios, Padre Todo Poderoso, en el nombre de mi madre la Santísima Muerte, amén”. Un caracol suena y luego un grito, un llamado: “¡Santísima Muerte, Santísima Muerte!”, después la voz de la sacerdotisa Mayra Gallegos Pérez, quien da una oración junto a los fieles.
El templo de los Diez Mandamientos a la Santa Muerte es uno de los siete santuarios activos en donde se rinde culto a la “Santa Niña Blanca” en Ciudad Juárez.
“Fue creado como manda y agradecimiento a la Santísima Muerte por un favor que ella me concedió”, dijo Mayra, quien pidió por la salud de su hija y años después por los embarazos de sus hijas.
En esta vivienda, adaptada como templo, hay más de mil representaciones de la Santa y cada una tiene un color, un poder.
Video: Ruth E. González
Al fondo está el altar a la Santa Muerte “Belicona”, son tres grandes figuras cubiertas con mantos tricolores, aunque predomina el rojo. Hay una bandera mexicana a la derecha, dos Santas portan fusiles, algunas tienen billetes desde uno hasta 100 dólares, ese dinero es una ofrenda de los que piden a la muerte por su vida.
Muchos son policías, otros son los que persigue la autoridad, pero todos puede entrar a rezar: “Le piden a ella por protección de cada día en su trabajo, es a la que más llegan a pedirle”.
La Santa Muerte «Belicona» porta dinero y un R-15 con la bandera de México / Foto: Ruth E. González
Aquí el dinero no es lo que vale, sino la fe y la devoción, porque también pueden ser dulces, cigarros, botellas de tequila, cerveza, aguardientes, fotos, flores… un artículo que una al que pide y a la que otorga.
En la sala contigua está la Santa Muerte embarazada, el altar de la Concepción donde se cuida de las parturientas.
Su cabellera larga y negra fue donada por una creyente. “También le dicen la de los milagros”, dice Mayra, señala la foto de un bebé que ya había sido desahuciado en el hospital: “Gracias a Dios y a ella, el bebito está muy bien ahorita”.
Esta Santa impresiona no sólo por su gestación, también por sus delicados detalles maternales, en su falda hay fotos de bebés enfermos, sus madres ruegan a la Niña Blanca que no se los lleve.
La Santa Embarazada se adorna también con muñecas, peluches y chambritas / Foto: Ruth E. González
También hay muñecas, peluches, zapatitos, chambritas… la Santa tiene una tiara de una quinceañera, otro obsequio en veneración. Flores cuelgan en su pecho, es como la madre que protege a sus hijas antes y después del parto.
“Casi toda mi familia es creyente, desde pequeña decidí creer en ella, así fue creciendo el amor hacia ella”, menciona Mayra.
Frente a la Concepción se encuentra la Santa Muerte Azteca, figuras enmarcadas con elementos de la civilización mexica, un altar emblemático unido a la muerte como deidad. El sincretismo que emergió de las culturas prehispánicas y las cristianas.
“Dios nos creó, nos dio la vida y creemos en el Ángel de la Muerte que fue enviado por Dios para llevarnos a la vida espiritual”, explica.
Ceremonias fúnebres, bautizos y bodas
En este templo se ofician bodas, quinceañeras, bautizos y ceremonias fúnebres, rituales muy similares a los de otras religiones, como la católica.
Enseguida de la Santa Embarazada hay otro altar, en frente hay un reclinatorio en donde se hincan las parejas para casarse.
La Santa está vestida de novia, en su mano izquierda lleva su hoz o guadaña y un ramo de flores, en la mano derecha tiene al mundo y en ese brazo las parejas dejan sus lazos matrimoniales: “Esto significa la unión que están haciendo con la Santísima Muerte”.
Bautizo de la Santa Muerte / Foto: Ruth E. González
Si están dispuestos amarse todos los días de su vida hasta que la muerte los separe, deberán contestar con un sí.
La protección entre la vida y la muerte está en un altar negro con morado con una gran pantera detrás. Ahí las santas son tres: una en una túnica morada y brillante, con velo y corona. Tiene varios collares, piezas artesanales hechas por la sacerdotisa.
Otra de ellas tiene una pata de gallo y otros elementos esotéricos y hay una santa sentada vestida de novia y con tiara.
En la esquina con una larga cabellera natural, la primera Santa del templo tiene uñas largas y pintadas con flores lilas. En medio de ellas, el protagonismo es de Jesucristo, que yace en una cruz rodeado de flores.
Mayra aclara que la devoción a la Santa no tiene nada que ver con mitos de maldad o el diablo, alrededor de ella, la devoción al creador se complementa con amor a la santísima.
En el altar principal se encuentra un tipo de sacristía, hay agua de aromas color rosa en una pila, semejante al agua bendita. Ahí, la sacerdotisa ofrece su misa, oraciones en las que piden protección a la Santa.
A sus espaldas hay otras grandes figuras, la principal cubierta en telas tricolores, una verde y una morada, que custodian a la oradora. Antes de comenzar, los devotos hacen un llamado con un caracol.
En la entrada del templo hay una pila y una fuente en donde se realizan los bautizos. “Se hace oración, misa y se hace el bautismo en la fuente”, dice.
Esta figura de la Santa Muerte se encuentra en el Templo «Los Diez Mandamientos» / Foto: Ruth E. González
Frente a esta pila están otras tres santas y en la esquina derecha otra, son esculturas de 1.80 metros, aproximadamente.
En el espacio frontal, los danzantes de la Tribu Apache Pieles Rojas de la Santa Muerte ofrecen sus bailes en la colonia Arecas I.
Tribu Apache Pieles Rojas
“Danzarle a la Santa Muerte es oración para ella. Es agradecimiento por todo lo bueno que ella nos brinda, primordialmente, darnos un día mas de vida”, platica.
Los matachines son grupo de percusionistas y danzantes que ofrecen un fervor a la Santísima Muerte. La mayoría son jóvenes creyentes, también hay niños, que son muy buenos para tocar el tambor.
Danzantes de la Tribu Apache Pieles Rojas de la Santa Muerte / Foto: Ruth E. González
En un inicio el grupo se llamaba Cristo Rey, pero debido a resistencia y agresión de grupos de católicos adoptaron el nombre de las etnias originales de la región, denominándose la Tribu Apache Pieles Rojas.
Cada miembro porta un animal que representa una fuerza de la naturaleza, hay águilas, lobos, etc., en el grupo portan cuatro grandes estandartes que se inclinan ante la Santa.
“La tribu significa unión, un grupo de guerreros unidos en una sola devoción, en la tribu siempre va a haber un guía, una persona que dirige y enseña a los demás”, menciona la sacerdotisa.
“Iniciamos bailando, poco a poco, la devoción nos fue ayudando a danzar, es muy diferente una danza de tribu apache a una danza de nagüilla o naguilla”.
A través del baile, los matachines le muestran su amor y devoción a la Santa Muerte / Foto: Ruth E. González
Mayra considera primordial la devoción de la tribu, “hay que tener mucha dedicación porque todos mis danzantes son devotos a la Santa Muerte”.
Entre los percusionistas hay dos niños y su ritmo es muy notable, toman la calle Bugambilias y reciben el apoyo de los vecinos.
“Sin tambores no hay danza y aquí lo primordial son los tambores, como dicen mis danzantes, nos incitan a danzar (…) “Danzamos todo el año, todos los fines de semana», cuenta.
Recorren de la calle a los altares del templo, pero también acuden a lugares por pedido especial, danzan y rinden su tributo a la Santa.
Observar esta danza nos lleva a un recorrido cultural prehispánico combinado con el cristianismo impuesto con violencia en el continente. Este sincretismo hace que las raíces mestizas ensamblen la devoción con los ritmos de los grupos originarios.
“Hay que tener mucha dedicación porque todos mis danzantes son devotos a la Santa Muerte”, dice Mayra / Foto: Ruth E. González
Los caracoles y cuernos dan pauta a los tambores indios que exaltan a los pies a saltar y hacer sonar los caracoles atados a los huaraches, los danzantes empiezan a vocalizar en lo los gritos apaches dedicados a la Santa Muerte, evocan a la tribu a combinar las columnas de danzantes que entran y salen del altar a la calle.
Son artistas admirables, su ritual es con gran respeto, los percusionistas bajo el sol marcan la pauta en notas altas y bajas.
Los saltos, las banderas, los tambores, la entrega, los cantos y las voces se fusionan en un ritual que mezcla la vida y la muerte.
Uno de los tamboreros, nos comparte Mayra, se sumó a la tribu en agradecimiento a un favor a la Santa Muerte.
Danza de los matachines «Tribu Apache Pieles Rojas» / Foto: Ruth E. González
Pidió alejar a su madre de la adicción a las drogas, a cambio ahora le toca el tambor con gran compromiso y entrega. “Seré fiel a ella hasta el último día que me deje tamborearle”, así se comprometió en la tribu.
En un costado de la entrada del templo está la Santa Muerte Dorada, la que concede prosperidad económica. Ahí la tribu decidió posar para una imagen que abarca al grupo completo después de danzar. Su líder es una mujer, su voz es fuerte, como su devoción. “Muerte querida de mi corazón, no me desampares con tu protección”.
“Somos personas muy sinceras y somos de las que mas respetamos a otras religiones. Por ejemplo, cuando hacen las fiestas patronales en la Catedral nosotros no somos bien recibidos, hicieron juntas para que nos excomulgaran y nos corrieran de sus fiestas. En San Lorenzo hace cuatro años o cinco hubo una danza que nos agredió a golpes, traíamos niños y no les importó”.
Ante la autoridad fueron también discriminados y los acusaron de iniciar la pelea. “Este año volvimos por petición de la gente que nos admira y ahora sí no hubo problema”.
Los Diez Mandamientos de nuestra Santísima Muerte se ubica en la calle Praderas de Bugambilias en Arecas I y abren de lunes a viernes de mediodía a 6:00 de la tarde.
La capilla de Camino Real
En un punto muy alejado de Arecas, al norponiente de la ciudad, se encuentra en el Camino Real. Ahí hay una capilla a la Santa Muerte, ha ido creciendo, antes era un diminuto altar, ahora son tres, después de casi dos años. Una vez fue vandalizado (robado), nos platica su cuidador, quien optó por el anonimato.
En el lugar una joven llora por su hermano, fue asesinado el año pasado, tenía 17 años. Él solía refugiarse en esta capilla.
Santuario de la Santa Muerte en el Camino Real / Foto: Ruth E. González
“Había dejado una foto, pero se perdió, es la primera vez que vengo sola, siempre venía con él (…) Ahora se mira más bonito, más grande, le traje veladoras, cigarros, es normalmente lo que yo le traigo”, cuenta.
Ella tiene 26 años y desde los 18 adora a la Santa Muerte. Llora al hablar de su hermano y recordarlo, “Creo que va a crecer más aquí, al rato ya no vamos a caber”.
Ahora con la celebración del Día de Muertos sabe que la Santa recibirá matachines y muchos regalos. “No vamos a caber (…) Antes de que creer en la Santa Muerte creía en San Judas Tadeo, claro, mi padre Dios primero”.
Esta capilla, aunque sencilla, tiene una amplia colección de figuras de la deidad “Flaca”, afuera tiene una serie de reglas a seguir: “No se permite ningún tipo de brujería”, ni prender cigarros arriba de las figuras, se permiten “solo agradecimientos y protecciones”.
En los festejos del Día de Muertos, la Santa recibe matachines / Foto: Ruth E. González
El horario es de 8:00 de la mañana a 9:00 de la noche, su nombre oficial es el Santuario de la Santa Muerte J & R. “Todo lo que desees de mi padre Dios y mi Flaka te lo multiplique” (sic.). Atrás, a un costado, en el Cerro Bola se puede apreciar el mensaje: La biblia es la verdad, léela.
El milagro del Padrino
“Creemos en la Santa Muerte porque hay cosas que el de arriba o el de abajo no te pueden conceder”, dice Julio César Díaz Ramírez, de 38 años.
Él es el sacerdote o “El Padrino” de la Iglesia y Santuario a la Niña Blanca, ubicado en calle Cerro de las Cruces y bulevar Óscar Flores. Es el segundo más antiguo de la ciudad, está por cumplir 16 años de actividades, aunque su primer edificio estaba en la colonia La Cuesta.
Julio César Díaz Ramírez, sacerdote o “El Padrino” de la Iglesia y Santuario a la Niña Blanca / Foto: Ruth E. González
La vida de este hombre “es un milagro”, como comenta su madre doña Leticia, la señora del templo: “Es un milagro viviente, toda la gente que lo vio nunca decayó nuestra fe en la Santa Muerte”.
El 25 de diciembre de 2022, Julio César caminaba entre las calles Sierra Morones y Sierra de los Armadillos (en la colonia La Cuesta) cuando fue atacado por una jauría de perros, más de una decena.
Lo dejaron casi con los brazos desprendidos, la cabeza abierta, las piernas destrozadas, casi todo su cuerpo fue mordido, en el Hospital General le daban pocas esperanzas.
Los canes resguardaban un terreno de la antena propiedad de Mega Radio, pero la empresa no se responsabilizó por los hechos.
“Hasta la fecha no se han hecho responsables, ahí se lo dejo a ellos, también tienen hijos”, menciona Julio.
Las primeras tres Santas Muertes que obtuvo Julio César Díaz Ramírez / Foto: Ruth E. González
“En mi caso yo le pedí un milagro y me lo concedió y aquí estoy”, asegura “El Padrino”. Tras este milagro su fe creció a la Santísima Muerte, su templo también creció, tienen mas de 5 mil figuras de la Santa, todos los artículos han sido donados por los fieles.
“Al mediodía se reza el Rosario (…) los domingos llegan a venir hasta 400 personas”, pero además, como comenta mostrando sus brazos y heridas.
“Nunca hemos dejado de dar misa, no hemos cerrado ni un día”, esto es parte del agradecimiento por no haber muerto.
“Nosotros no influenciamos a la gente a que no crea en Dios, antes de empezar nuestro Rosario decimos: -Señor ante tu debida presencia te pido permiso para orar este santísimo Rosario en honor a la Santa Muerte, mi querida Niña Blanca-”.
Al igual que en el templo de Arecas, se realizan todo tipo de ceremonias, desde bautizos, quinceañeras o bodas, se tiene muy clara la relación del Dios como creador de la santa.
“En nuestras letanías: Dios hijo redentor del mundo, Dios espíritu santo… siempre mencionamos al creador de la Santísima Muerte” (y muestra un folder con sus oraciones).
Santuario a la Niña Blanca, ubicado en calle Cerro de las Cruces y bulevar Óscar Flores / Foto: Ruth E. González
Julio César aclara que como en todo, hay gente buena y mala, “hay gente que hace cosas malas, rituales, cosas rara, hay personas que hacen cosas malas, pero no todos somos iguales, acérquense e investiguen un poco para que vean que el león no es como lo pintan”.
El ambiente es familiar, no se permiten bebidas alcohólicas, mucho menos drogas. La única que recibe cigarros o botellas es la Santa.
Los días 31 de octubre y hasta el 3 de noviembre son los grandes festejos del Día de Muertos, “echan la casa por la ventana”, ofrecen comida, música en vivo, champurrado, dulces, todo lo que los fieles deseen compartir para festejar a “La Flaca” y a sus difuntos.
La Santa Muerte más antigua posee además joyas / Foto: Ruth E. González
Incluso en marzo, con la llegada de la Primavera, la Santa Muerte va en procesión hasta Samalayuca, sus fieles vestidos de blanco acuden a cargarse de energía del sol.
Doña Leticia sí considera que su iglesia es única en la ciudad, ya que en el templo no hay otras imágenes religiosas que no sean de la santa, “otras tienen a Dios, a Cristo, nosotros no tenemos otras imágenes religiosas”.
La «Flaca» vestida de novia en el Santuario de la Santa Niña / Foto: Ruth E. González
También explica que la primera iglesia en la ciudad estaba ubicada en la avenida Gómez Morín, se llamaba el Santuario de la Santísima Muerte (2010), de ahí se derivaron las que siguen activas en la frontera.
La del Kilómetro 27, por ejemplo, la hizo el señor Benito, “él estaba aquí con nosotros antes”.
“El culto está creciendo, antes éramos más clandestinos o de closet, ahora a la gente ya no le interesa el qué dirán, se sienten bien”, menciona “El Padrino”.
Dice también que es “un lugar de oración, aquí encuentran mucha paz y tranquilidad. Y los que no creen que respeten”.
Las figuras que adornan el Santuario de la Santa Niña / Foto: Ruth E. González
Personas de muchos puntos de Estados Unidos llegan al templo a pedir favores, hay de todo, agentes de migración, traileros, gente de gobierno, trabajadores con sus familias, viajan por horas para llegar a sus altares.
“Por fe él volvió de la muerte”, dice doña Lety al ver a su hijo, la puerta a su templo seguirá abierta mientras la Santísima lo permita.
Una santa clandestina
En 2005, la Secretaría de Gobernación (Segob) canceló el registro constitutivo al culto de la Santa Muerte, al considerar que violentaba la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, por estar relacionada a rituales esotéricos.
Un antecedente que pudo influir fue el caso conocido como el de “Los Narcosatánicos”, que a pesar de que era más cercano a cultos como la Santería, en 1989 escandalizó al país, ya que fueron asesinadas varias personas, incluyendo el sobrino de un senador estadounidense.
La sede de este grupo estaba en Matamoros, Tamaulipas, eran personas que dedicaban al narcotráfico y secuestro.
Santuario de la Santa Muerte / Foto: Ruth E. González
En cuanto a la ley mencionada, el Artículo primero garantiza a los ciudadanos:
a) Tener o adoptar la creencia religiosa que más le agrade y practicar, en forma individual o colectiva, los actos de culto o ritos de su preferencia.
c) No ser objeto de discriminación, coacción u hostilidad por causa de sus creencias religiosas, ni ser
obligado a declarar sobre las mismas.
Mientras que el Artículo Sexto:
Las iglesias y las agrupaciones religiosas tendrán personalidad jurídica como asociaciones religiosas una vez que obtengan su correspondiente registro constitutivo ante la Secretaría de Gobernación, en los términos de esta ley.
En el aspecto religioso, la Santa Muerta también considerada una fe profana. En esencia para las religiones de origen cristiano, la muerte es considerada un castigo de Dios (o del creador) debido al pecado original, expuesto en su libro principal, la Biblia, en el apartado de Génesis, capítulo 2, versículos 16 y 17:
“Puedes comer de todos los árboles del jardín; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás en modo alguno, porque, el día en que comieres, ciertamente morirás”.
Al ofrecer Eva (la primera mujer) a Adán (el primer hombre) del fruto prohibido y ambos comerlo, se crea la muerte, por el desacato a Dios.
Para los creyentes de la Santa Muerte, en cambio, la muerte es una entidad creada por Dios, o bajo el control del creador y por lo tanto es divina. Aunque también hay corrientes que la consideran como un ente independiente del bien (dios) o el mal (el diablo), nos existen un dogma.
Para los creyentes, la Santa Muerte es una entidad creada por Dios y por lo tanto es divina / Foto: Ruth E. González
Esta santa además de ser guía de las almas en tránsito hacia la muerte puede ser intermediadora o protectora de quienes le rezan, de ahí el polémico sincretismo de origen y de su relación con Dios, de acuerdo con las explicaciones de los encargados de los templos que fueron entrevistados.
En el caso particular de Julio César, él asegura que si se hubiera arrepentido de sus pecados en el hospital, hubiera muerto, en cambio se encomendó a la Santa Muerte para que le permitiera vivir, esto muestra la relación y diferencias entre sus creencias cristianas y la devoción por la Niña Blanca.
En la frontera de Juárez con más de un millar de homicidios dolosos anuales promedio, esta santa clandestina debe su popularidad “al desamparo” que sienten sus fieles al estar entre la vida y la muerte, como El Padrino, muchos optan por ella porque “Dios ya no los escucha”.
El culto sin fronteras
El culto a la Santa Muerte sigue buscando su reconocimiento legal y el respeto, ya que ha evolucionado desde su origen con los pueblos originarios, en especial los mexicas, hasta su renacimiento y auge en los 50 en la Ciudad de México, en donde se encuentra sus raíces.
La sacerdotisa que propagó el culto actual es “Doña Queta”, que en 2001 abrió el primer altar en la calle Alfarería, en el popular y peligroso barrio de Tepito. Ella tiene actualmente 78 años y es sobreviviente de cáncer, además de ser una mujer católica, como ha dicho en innumerables entrevistas en medios nacionales e internacionales.
Pero en Juárez, la fundadora del primer templo no ha tenido la misma suerte. Su nombre es Yolanda Salazar, su iglesia abrió entre 2009 y 2010, ella está desaparecida.
Desde entonces, de acuerdo con sus colegas de culto: “De eso no hablamos, no nos corresponde”, simplemente desapareció, pero tampoco hay pesquisa en la Fiscalía.
Primer Santuario de la Santa Muerte / Foto: Redes Sociales
La Santa Muerte es una parte compleja de la cultura mexicana, llena de devoción y con la necesidad de reconciliar a las deidades prehispánicas con el fervor cristiano, también a fieles cuya creencia se rige entre el peligro, la violencia y el desamparo. En Juárez el culto sigue creciendo, ya no tan clandestino, pero tampoco aceptado del todo.
Mayra y El Padrino mantienen sus templos con las puertas abiertas, los vecinos en ambos sectores han protegido y adoptado a este culto como parte de su comunidad y entorno. Oran, danzan y rinden tributo a la santa, esperando con fe que los proteja de una muerte violenta o inesperada, pero sobre todo son devotos a la Santísima Niña Blanca, sea aceptada o no.
**Este reportaje fue elaborado por Ruth E. González, quien se encargó de la redacción, la fotografía y la producción del video y que publicamos en colaboración con Circuito Frontera**
Pero también, para recordar a las propias víctimas de desaparición y feminicidio que se han registrado en Ciudad Juárez, la frontera que se ha colocado a nivel nacional como el municipio con el mayor número de delitos por esta razón.
Desde las 10 de la mañana, familiares, activistas y ciudadanos se reunieron en este espacio para montar el altar, colocando fotografías, flores y velas en un símbolo de respeto y esperanza, dio a conocer Yadira Cortés, integrante de la Red Mesa de Mujeres.
Este altar estuvo dedicado a madres de mujeres desaparecidas / Foto: Cortesía Red Mesa de Mujeres
Dijo que que el evento fue organizado por varios colectivos y organizaciones de la región, así como durante la instalación del altar se destacó el valor de esta ceremonia para las familias de las víctimas.
“Este altar fue colocado especialmente para las madres que incluso fallecieron sin saber la localización de sus hijas y también por las víctimas de feminicidio”, señaló.
Dijo que se trató de una acción de unidad y fortaleza de la fe que les permite a las familias continuar su búsqueda de manera más digna, pero sobre todo, visibilizar la situación de feminicidios y desapariciones.
GALERÍA DE FOTOS
Posteriormente, a las 11 de la mañana, los presentes participaron en una misa especial en memoria de las víctimas, una ceremonia que se realiza mensualmente en este mismo lugar, aunque en esta ocasión coincidió con el Día de Muertos.
Mencionó que la misa fue una oportunidad para que las familias y asistentes elevaran sus plegarias, pidiendo justicia y recordando a quienes no han regresado a casa.
“Esta ceremonia no sólo representa un acto de fe, sino también una forma de unirnos como comunidad en la búsqueda de paz y justicia para todas estas familias”, expresó la activista.
Durante el evento, las fotografías de las madres de mujeres víctimas de feminicidio y desaparición llenaron el altar, como un recordatorio de las ausencias que siguen marcando a las familias de esta frontera.
Tras concluir la misa en la iglesia de Misión de Guadalupe / Foto: Cortesía Red Mesa de Mujeres
Por ello, integrantes de los colectivos esperan que este tipo de acciones, aunque simbólicas, fortalezcan la lucha y se sumen a los esfuerzos por un futuro más seguro para las mujeres y niñas de la localidad.
Las víctimas de feminicidio
Las estadísticas para esta frontera y para la entidad siguen siendo desalentadoras, pues mientras Ciudad Juárez ocupa el primer lugar en feminicidios a nivel nacional, el estado de Chihuahua se encuentra en tercero, señaló la activista.
“Este año parece que la cifra puede mostrar una ligera baja, con un promedio mensual que se mantiene constante y quizás cierre entre los 130 y 140 casos, aunque Chihuahua sigue siendo uno de los estados con mayores índices de feminicidio a nivel nacional, ocupando el tercer lugar”, precisó.
Cruz Rosa afuera de la Fiscalía General del Estado / Foto: Archivo
Mencionó que durante octubre, la cifra de feminicidios fue menor, con alrededor de cinco o seis casos, una situación que representa una mínima baja, pero que aún coloca a la ciudad como una de las más afectadas en el país.
El Río Bravo es esa línea divisoria que históricamente ha separado a México y Estados Unidos, pero que este sábado se transformó en el escenario de un emotivo encuentro, donde cientos de familias se unieron brevemente en un abrazo.
Esta es la historia de José Galavíz, un hombre originario de la ciudad de Chihuahua que viajó a la frontera de Ciudad Juárez y El Paso para reencontrarse con su hija Ana Laura, a quien la última vez que vio fue hace dos años en este mismo lugar.
Y es que desde el 2016, el Río Bravo ha sido la sede de un proyecto llamado «Hugs Not Walls» o bien «Abrazos No Muros», donde miles de familias separadas por la frontera de México y Estados Unidos se han reencontrado por algunos momentos.
La onceava edición de «Abrazos No Muros» 2024 / Foto: Redacción
Este sábado 02 de noviembre se llevó a cabo la onceava edición, donde José, al igual que otros cientos de mexicanos, se preparaban con ansias para ver a sus seres queridos, a quien no han abrazado en mucho tiempo.
En esta edición se esperaba que más de 200 familias se buscaran en el límite entre Ciudad Juárez y El Paso, para que convivieran por breves minutos, tras enfrentarse a la distancia y la incertidumbre.
A partir de su primera edición en agosto de 2016, “Abrazos No Muros” ha permitido que miles de personas —algunas hasta con décadas sin verse— puedan abrazarse, por lo que este proyecto tiene como misión hacer visible el impacto humano de las políticas migratorias.
Una madre abraza a su hijo después de mucho tiempo / Foto: Redacción
Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, encabeza la organización de este evento con la convicción de que la comunidad fronteriza merece ser escuchada.
Dijo que se trata de la onceava edición del evento, pero no habían pasado por momentos tan difíciles como hoy en día, pues a unos días de elecciones de Estados Unidos, muchos temas fronterizos no se están hablando como deberían.
«Hugs Not Walls» es organizado por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR)
«Son 176 migrantes (fallecidos) en un año en este sector de El Paso solamente. Cuando hace algunos años eran cinco o diez, las muertes de migrantes. Estamos hablando de una crisis real de migrantes. De niños, mujeres, hombres que se están muriendo», señaló.
Para García, el evento no sólo reúne familias, sino que también pretende visibilizar la tragedia de la separación y el impacto que tiene en miles de personas.
El puente que este sábado unió familias en vez de separar / Foto: Tomada de video de BNHR
“Estamos viendo una crisis dramática de separación de familias. Hoy vamos a ver niños que no están con sus padres, esposos que están separados y abuelitos que no pueden estar con sus seres queridos. La política de deportación y la política migratoria actual han desmembrado a muchas familias de manera intencional e injusta y esto sigue impactando profundamente a la comunidad”, señaló.
José acompañado de su nieta / Foto: Redacción
Expuso también que uno de los aspectos más desafiantes de esta edición de “Abrazos No Muros” ha sido lidiar con el incremento de seguridad y las barreras en la frontera, pues quienes habían participado en este evento desde 2016 encontraron muchos cambios.
«Esto estaba lleno de alambres de púas y se tuvo que abrir el alambre de púas para permitir que las familias pudiesen tener este evento. Eso sólo lo puede lograr una comunidad como El Paso y como Juárez», comentó.
Por eso y a pesar de los desafíos, “Abrazos No Muros” se ha convertido en un símbolo de solidaridad y resistencia en el Río Bravo, un espacio donde familias migrantes pueden verse y tocarse, aun cuando las políticas y la distancia les han hecho difícil siquiera imaginarlo.
Las lágrimas, los abrazos y los susurros de amor no sólo representan reencuentros, sino también la lucha de quienes se niegan a aceptar la separación como algo definitivo, pues se trata de un abrazo que perdurará, aunque el evento termine y cada uno regrese a su lado de la frontera.
Cuando Gerrit Cole no cubrió la primera premisa de los Yankees, no sólo se equivocó en la defensa básica en el béisbol. Digamos que lo que cometió fue «un error de vida Yankee».
Cuentan que el uniforme de los Yankees está diseñado para que nadie lleve el nombre porque todos juegan para uno y uno para los Yankees: Todos son Yankees.
Es como el lema de la novela de aventuras de los «Tres Mosqueteros», escrita por Alejandro Dumas en el año 1844, donde uno es para todos y todos para uno.
El béisbol es uno de los deportes donde más superstición existe / Foto Ilustrativa: CANVA
Los Yankees tienen esa mística de grupo y Gerrit falló a ella. Su distracción, tras el error cometido por Judge en el jardín central y el mal lanzamiento de Anthony Volpe por la que Jazz Chilsholm Jr. no pudo sacar en tercera, será recordada en su hoja beisbolística.
Tal vez en esta serie mundial vimos el nacimiento del error Yankee: abandonar a tu compañero dentro del campo. En la jugada clave olvidó al compañero.
Algo que para siempre habrá de cargar el pitcher Gerrit Cole porque no en vano la serie Dodgers vs Yankees es soñada como el encuentro ideal del beisbol de grandes ligas. Esta serie mundial tardó 43 años en suceder.
A Gerrit Cole le ganó el estres, paradójicamente, lo que no debe impedir a un lanzador. Su mirada después de la jugada quedó extraviada. En su mente debió repasar la regla de cuando aprendes a jugar beisbol.
El uniforme de los Yankees de New York está diseñado para que nadie lleve el nombre / Foto Ilustrativa: CANVA
Si el primera se ocupa, el pitcher cubre. Pero él no corrió. Cuando quiso enmendar la pifia sólo atino a señalar la base. Pero se ve en su gesto corporal poca fuerza, el movimiento del brazo y el dedo índice apuntan débilmente al desánimo donde se ve el fracaso adelantado.
Ganaban 5-0 y en ese momento quedaba todo en la posibilidad de perderse. Refleja ello lo que pasó por su cabeza en un instante: se equivocó.
La decepción que habrá sentido Derek Jeter, el mejor short stop de los Yankees en su historia, después de que días antes criticó duramente al couch Aaron Boone por haber sacado del primer juego a Gerrit cuando estaba lanzando bien en Los Angeles y perdieron.
Curiosamente en la pizarra del final de la serie mundial sólo aparecen tres errores, el de Judge, el de Volpe y el del catcher Austin Wells cuando causó la interferencia al bateo de Othani.
Lo que terminó dándole la vuelta una vez más al partido y por la que finalmente pedieron 7-6 los bombarderos.
Estadio de los Yankees de NY / Foto Ilustrativa: CANVA
El suceso no quedará marcado para la estadística, pero en el béisbol además de los números juega el alma y esa se quedó para Gerrit Cole en el 5-5 después de la quinta entrada.
Hay sin embargo un hecho que quizá pueda ayudar a salvar a Cole de la memoria colectiva cada vez que los Yankees lleguen a otra serie mundial: La codicia.
La cábala que quizá marcó mucho antes la tragedia de Gerrit Cole y que ni siquiera el sabría lo que ya estaba destinado a sucederle en el quinto partido.
La maldición cometida por el ambicioso Juan Soto. Debió saber él que los Mulos llevan con ellos la magia desde que el Bambino hace más de 100 años maldijo a los Red Sox por haberle vendido.
Aseguran que la maldición de «Los Yankees» se debe a que el pelotero Juan Soto tocó el trofeo de la serie mundial antes de tiempo / Foto: Cortesía
Pero los embrujos también pueden tocar a los hechiceros. Quien puede decir que no fue lo que le sucedió a Gerrit Cole y los Yankees al sufrir su derrota. Cierto que la codicia nace de la mirada, como afirmó Hannibal Lecter en el Silencio de los Inocentes.
Verdad que la avaricia es buena asestó el inmejorable Michael Douglas en el personaje de Gecko en Wall Street. Pero a diferencia de ellos, donde ganan sobre lo correcto, por eso el dominicano Juan Soto puede ser el verdadero culpable de la tragedia y debacle de Gerrit Cole y los Yankees.
Porque nadie debe olvidar que fue él quien se atrevió a tocar el trofeo antes de que empezara la serie mundial.
Como sabemos, si hay un deporte donde la superstición domina, ese es el béisbol. Finalmente nomás queda decir que hay fiesta en la loma del field a donde fue el número 34 de los Dodgers.
Con una narrativa profundamente conectada a la frontera y su cultura, “Lepes”promete ser mucho más que una película, sino un tributo a la vida y esencia de Ciudad Juárez.
Dirigida por el cineasta local Rayell Abad Guangorena, esta ópera prima sigue la historia de Pedro, un joven que encuentra amistad y sabiduría en una funeraria local, mientras explora las facetas culturales y sociales de la ciudad.
Programada para estrenarse en 2025, el filme busca evocar en los espectadores un sentido de pertenencia del «ser fronterizo», además de capturar la esencia de la ciudad, sus paisajes emblemáticos y su misticismo urbano.
«Lepes» es una ópera prima de Rayell Abad Guangorena / Foto: Cortesía
Personal del equipo de postproducción explica que la música original de la película se encuentra en proceso de grabación en el Centro Cultural Paso del Norte, así como cuenta con el apoyo de estudiantes y profesionales de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
Luis Carlos «Luca» Ortega, un compositor cuatro veces nominado al Latin Grammy, lidera la creación de la banda sonora, junto con más de 25 músicos e instrumentos proporcionados por la UACJ.
Luis Luca Ortega lidera la creación de la banda sonora de la película / Foto: Cortesía
«La banda sonora es fundamental para transmitir la atmósfera auténtica que busca Rayell», comenta el equipo de postproducción.
Este trabajo colaborativo subraya el compromiso de la producción con la representación de la identidad juarense, no solo en su narrativa, sino también en su sonoridad.
Además contará con una aparición especial del popular podcast Leyendas Legendarias, quienes aportarán una visión única a las tradiciones y leyendas de la ciudad.
“Lepes” ha recibido el respaldo de la Secretaría de Cultura de Chihuahua y el Instituto Mexicano de Cinematografía, así como el apoyo de diversos patrocinadores, entre ellos Funerarias Perches e Interceramic.