En medio del bullicio de Ciudad Juárez, Susy Cats se erige como un santuario para los gatos que alguna vez conocieron el abandono, por lo que cada ronroneo es un testimonio de la misión del albergue.
Susana Rentería Ochoa, fundadora de Susy Cats Refugio Animal Cat Shelter, platica que algunos de los gatos que rescata llegan gravemente enfermos o desnutridos, así como otros simplemente han perdido la confianza en los humanos.
Por lo que este refugio ofrece algo más que un techo y alimento, pues brinda una segunda oportunidad a felinos que han vivido en las calles, muchos de ellos enfrentando hambre, enfermedades y maltrato.

Susy, la encargada del refugio, indica que en este lugar, las historias que se entretejen son tan variadas como los colores de los gatos que alberga, en donde se busca sanar los cuerpos de los animales, pero también restaurar la confianza de estos en los humanos.
Aunque su labor, lejos de ser sencilla, representa un trabajo desde la mañana hasta la noche.
Tan sólo en la labor de limpieza se enfrentan a 8 bolsas diarias de desechos y a 14 lavadoras de mantas cada semana, así como se preparan raciones de alimento tanto para los gatos residentes como para los callejeros.
Además, Susy realiza un recorrido diario por las calles cercanas, deteniéndose en 14 puntos distintos de la ciudad donde alimenta a cerca de 70 gatos, lo que le toma alrededor de una hora y 20 minutos.

“Volvemos a rescatar a los animales todos los días, porque todos los días requieren medicinas, alimento, agua, su área limpia… requieren atención, requieren amor”, comenta.
Su dedicación incluye adaptar el espacio del refugio para las necesidades de los gatos, creando incluso “cuartos de terapia de amor” para ayudarlos a socializar y superar sus traumas.
El refugio es un sueño desde la infancia
Desde pequeña, Susana tuvo una conexión especial con los animales, por lo que desde entonces su misión en un afán por “cambiar el mundo” era abrir un refugio para animales callejeros.
Su primer rescate fue cuando era apenas una niña de 11 años, cuando una gata llegó a su casa con sus crías recién nacidas y Susy, sin saberlo, tomó el primer paso hacia lo que años después se convertiría en su misión de vida.

El amor por los animales la acompañó siempre, incluso mientras estudiaba derecho y trabajaba como abogada, aunque su verdadero propósito era claro: crear un espacio donde los gatos callejeros pudieran sentirse protegidos, amados y respetados.
Hace 16 años decidió formalizar su labor para ayudar a los animales y, tras heredar la casa que perteneció a su padre, Susy tomó la decisión de covertir la vivienda en un refugio.
Actualmente “Susy Cats” alberga a alrededor 140 gatos rescatados, muchos provenientes de Ciudad Juárez y El Paso, Texas, un lugar donde los animales más indefensos encuentran amor.

Pero ese sueño que comenzó como la simple idea de una niña se convirtió en una lucha diaria para hacer un cambio real.
“Haz lo que puedas con lo que tienes”, dice con frecuencia, recordándose a sí misma que, aunque los recursos sean limitados, las acciones pequeñas pueden tener grandes resultados.
La lucha diaria de Susy
Sin embargo, el refugio de Susy no sería posible sin la solidaridad de la comunidad, aunque muchas veces esa ayuda es insuficiente.
Dice que a pesar de contar con el apoyo de cuatro veterinarios y la ayuda ocasional de dos asistentes, ella tiene la mayor parte de la carga operativa del refugio.
Explica que la mayoría de los gastos salen de “su bolsa” y, en ocasiones, puede gastar hasta 2 mil 500 pesos a la semana sólo en gastos veterinarios.
Indica que entre las necesidades más urgentes del refugio están las donaciones de alimentos, mantas, arena para gatos, productos de limpieza y calentones.
Pero también se requieren voluntarios dispuestos a pasar tiempo con los felinos, acariciándolos y ayudándolos a socializar.
“Estamos solicitando gente que venga a ayudar a acariciar gatitos para que se hagan domésticos”, dice Susy, ya que actualmente, aún hay gatos que se mantienen salvajes y necesitan terapia para confiar nuevamente en los humanos.

Señala que el llamado a la acción no sólo busca aliviar las necesidades del refugio, sino también sensibilizar a las personas sobre la realidad que enfrentan los animales abandonados.
Cada donación, cada hora de voluntariado y cada palabra de apoyo contribuyen a crear un cambio que no sólo beneficia a los gatos, sino también a la comunidad que los rodea.
“Habiendo tanta comida en el mundo que tiramos los humanos y desperdiciamos, nuestros animales están sufriendo”, añade.
Cambiar una vida a la vez
Aunque el refugio tiene como lema “Adopta a un gato adulto”, el proceso de adopción es riguroso, pues no se trata únicamente de encontrar hogares para los animales, sino de asegurarse de que serán bien tratados.
“De cada 12 gatos que llegan, sólo 2 son entregados en adopción tras cumplir con protocolos estrictos”, comenta.
Estos incluyen verificar la dirección del adoptante, solicitar fotografías de la vivienda y garantizar que el gato recibirá un trato digno.

La preferencia por los gatos cachorros no es casualidad, pues los felinos mayores suelen ser los más ignorados en procesos de adopción, pero Susy busca cambiar esa percepción, ya que para ella, cada gato merece una oportunidad, sin importar su edad o pasado.
“Todo lo que tenga vida representa un regalo de Dios, sea una planta o un animalito”, declara.
Susy también comparte las historias de los gatos que llegan al refugio. Algunos han sido rescatados con sus crías, otros han sufrido maltratos atroces o han sido abandonados en situaciones críticas.
Cada historia es un recordatorio de por qué su labor es tan importante y por qué la adopción responsable puede transformar vidas, tanto de los animales como de quienes los adoptan.
Sin embargo, Susy sabe que la adopción no siempre es la solución para todos los gatos. Muchos de ellos se quedan en el refugio indefinidamente, ya sea por su edad, sus condiciones médicas o porque nunca superan por completo los traumas de su pasado.
Para estos gatos, el refugio se convierte en su hogar permanente, un lugar donde pueden vivir con dignidad y cariño.
“Ellos también merecen sentirse queridos, aunque nadie más los elija”, afirma.
No hay obstáculos para el amor
Para ella, el refugio es una extensión de su filosofía de vida, más allá de los rescates diarios y las dificultades económicas, Susy mantiene una perspectiva positiva: “Se logra más con miel que con hiel”, aseguró.
Su denuncia contra el maltrato animal es contundente, señalando los actos crueles que algunos humanos cometen contra los animales por diversión, rituales o incluso para consumo.
Explica que su labor consiste no sólo en rescatar animales, pues también rescata corazones, por lo que su refugio es un recordatorio de que, aunque el mundo puede ser cruel, siempre hay espacio para el amor y la esperanza.
“Si yo no me muevo, ellos no comen. Cada uno de nosotros puede hacer algo por aquellos que no tienen voz, porque incluso las acciones más pequeñas pueden generar un impacto duradero”, dice.
El refugio necesita constantemente donaciones y voluntarios. Si deseas contribuir, puedes apoyar con alimentos como Purina Cat Chow o croquetas Kirkland Signature, así como latas, sobres y premios para los gatos.
También hacen falta artículos básicos como arena para gatos, cobijas, calentones para el frío y productos de limpieza.

Cualquier ayuda, por pequeña que parezca, puede hacer una gran diferencia, desde donar un paquete de croquetas hasta pasar unas horas con los felinos.
Si deseas contribuir, Susy te invita a visitar el refugio o contactarla directamente.
En un mundo donde muchos ignoran la realidad de los animales callejeros, el ejemplo de Susy nos recuerda que todos podemos hacer algo para cambiar vidas. Porque, al final, no se trata de dinero, sino de voluntad.