Ciudad Juárez podría ver un cambio importante en su movilidad urbana y desarrollo económico si se concretan los planes para fortalecer las rutas hacia los cruces internacionales de Santa Teresa–San Jerónimo y Tornillo–Guadalupe.
La propuesta busca no solo desahogar el tráfico fronterizo en la zona urbana, sino también aprovechar la infraestructura existente del lado estadounidense para atraer inversión.
La estrategia considera integrar nuevas vialidades como Anapra, Santa Ana Park, Extremadura y Juan Pablo II, las cuales funcionarían como ejes de conexión directa hacia los cruces alternos.
Estas rutas permitirían distribuir mejor el flujo de vehículos pesados y transporte comercial, que hoy en día saturan los accesos principales de Ciudad Juárez.

Aunque Estados Unidos ya ha planteado renovar su infraestructura fronteriza, todavía no hay una fecha definitiva para el inicio de las obras. Se estima que los trabajos comiencen en 2026 y concluyan hacia el verano de 2030.
Mientras tanto, el gobierno municipal busca adelantar gestiones con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) para avanzar del lado mexicano.

Más allá del tránsito y la logística, el proyecto también tiene un enfoque económico.
Con una mejor conexión hacia instalaciones como el aeropuerto de carga en Santa Teresa, Juárez podría posicionarse como un punto estratégico para empresas que operan en ambos lados de la frontera.
La clave, señalan autoridades locales, será coordinar esfuerzos binacionales y garantizar que las nuevas rutas estén listas a tiempo para responder al crecimiento proyectado.
De concretarse, esta reconfiguración vial y fronteriza no solo representaría un beneficio para el comercio exterior, sino también para la calidad de vida de quienes diariamente enfrentan largos traslados por vías congestionadas en la ciudad.