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Comunidad de Medios

El Caso Peñoles: ADN industrial de Torreón

Esta crónica se redactó a solicitud de mi hermano y colega Luis Alberto López, quien se ha empeñado en configurar una memoria distinta sobre Torreón como ciudad. Hace falta contar historias alejadas de la épica visión empresarial, esa que se enorgullece de haber vencido al desierto y que se empeña en ocultar sus fallos. 

Mil historias faltan por contar, alejadas de la épica visión empresarial que se enorgullece de haber vencido al desierto y escritas por sus voceros, para acercarnos más a la perspectiva de un ciudadano común que las padece. 

En este texto intentaré extraer uno de los pasajes más significativos por su multiplicidad de lecturas y con el cual, siendo una reportera novata, comencé a trabajar en formatos de revistas. En los diarios locales y extranjeros le llamaron El Caso Peñoles. Más allá de la nota informativa y de los testigos en las hemerotecas, se exploran, además, recuerdos personales por los cuales asumo cualquier responsabilidad.

Primer día de clases 

Era una tarde cualquiera del año 1980 cuando aún no cumplía los seis años de edad. Matriculada en el turno vespertino y tras el primer día de clases, llegué a casa y mi mamá me despojó del jumper azul que ella misma había confeccionado. Al levantar los brazos para que me sacara el vestido, las piedras y los puños de tierra que metí en los bolsillos rodaron hacia el suelo y ella se enojó. La ropa fue directo al lavadero y yo a ducharme a jicarazo limpio.

En una escuela primaria destinada a los hijos de los obreros era común el intentar resolver los conflictos a trompadas, pedradas o que usáramos la tierra para enceguecer al rival que, al día siguiente y con buena suerte, podríamos abrazar sin problema porque no éramos más que niños. En otras ocasiones alguna piedra haría morder el polvo al enemigo, dejándolo herido y con un parche en el ojo, como me ocurrió cuando intenté defender a mi hermana Elena de unos chicos de quinto.

Ya despojada del uniforme, de la mugre y del regaño de mi madre, me coloqué debajo del dintel de la puerta para observar el paisaje en declive que me ofrecía el Callejón Primero, en la colonia Nuevo México. Caía la tarde y los colores del desierto, rojizos, comenzaron a ocultarse detrás de enormes nubes grises. 

La tierra caliente se elevaba en remolinos sobre las calles sin pavimentar. El viento estrujó los cables y, de pronto, el barrio se quedó sin luz. Después de un grito de asombro colectivo y sin los televisores y ventiladores encendidos, los niños salieron a la calle a jugar y las señoras sacaron las sillas para platicar.

El cerro negro de Peñoles es uno de los elementos que salgan a la vista desde la vista aérea en Torreón. Foto: Heridas Abiertas.
El cerro negro de Peñoles es uno de los elementos que salgan a la vista desde la vista aérea en Torreón. Foto: Heridas Abiertas.

Abstraída, como siempre me recuerdo, miraba la postal de la ciudad que vivía detrás de la barda perimetral de los patios del ferrocarril y, a un costado, la imagen de esos enormes cigarrillos encendidos de día y de noche; infame tortura que en tiempos nublados castigaba aún más a las familias del poniente de Torreón, abrazadas por la espalda y a lo lejos por el Cristo plateado montado en el Cerro de las noas. 

Todo el mundo se estremece cuando piensa en los campos de concentración donde Hitler hizo cenizas a los judíos, pero en el Torreón de principios del siglo pasado, la población fue literalmente fumigada con altas concentraciones de plomo, cadmio y arsénico, a través de esas chimeneas industriales. 

La conciencia natural de los animales ante los cambios climáticos era la misma aplicada por los habitantes de un barrio semiurbano, hasta los niños sabíamos que las emisiones a cielo abierto se disfrazaban entre la nubosidad, y que el humo o los vapores cargados de metales pesados tenían consecuencias físicas que iniciaban con náuseas y fuertes dolores de cabeza. 

Cuando iniciaba el malestar se escuchaban los escupitajos, aquí y allá, junto con un reproche: «Me sabe la boca a centavo», así decíamos como referencia heredada de los padres y madres que usaron monedas de veinte centavos acuñadas en cobre a finales de la década de los cuarenta del siglo pasado. Por otro lado, no hay un solo chiquillo que no se haya puesto una moneda en la boca.

Si los niños de inmediato comenzábamos a toser y a lanzar flemas, los adultos, con los ojos enrojecidos, se limitaban a ver el horrendo espectáculo, mientras intentaban quitarse el ardor que se les pegaba a la esclerótica tallándose insistentemente los párpados con las manos. 

No sólo el barrio, sino todo el sector poniente apestaba a lo que llamábamos «La Meta», refiriéndonos a los procesos productivos de la compañía Peñoles. El hedor ya estaba asimilado, pues desde que eran niños, los adultos de ese entonces se habían sofocado y ahogado, víctimas también de las emisiones de la metalúrgica, tal como sus hijos, ellos se habrían visto con mocos verdes colgando de las fosas nasales. Las fumigaciones más crueles y persistentes ocurrían durante el invierno, hasta tres veces por semana.

Ante los estudios que realizaron investigadores y universidades en la década de los ochenta, la respuesta de la cuarta fundidora metalúrgica más importante del mundo, era que inició operaciones en el año de 1901, es decir, antes de que Torreón se elevara al rango de ciudad, y que en el sector no había núcleos poblacionales. 

Sin embargo, para procesar sus principales productos, es decir, oro, plata, plomo y zinc, se requiere, aún hoy en día, de procesos como la cianuración que, sin un control adecuado, resulta venenosa para la salud pública y el medio ambiente. Sin autoridades que entonces quisieran revelar el daño que la empresa cometía, el resultado fue un desastre ecológico y una epidemia.

La lucha extraordinaria de las madres

Las madres de los menores que vivimos o llegamos a nacer con la ayuda de parteras en las colonias periféricas de Torreón, son sobrevivientes de carencias estructurales; de las omisiones institucionales y de todo tipo de abusos a costa de su salud física y emocional. 

Esposas de albañiles, cargadores, taxistas, garroteros y empleados, a ellas les tocó estirar el gasto y subemplearse para alimentar a sus familias, mientras que sus parejas buscaban insertarse a las economías que ofrecían el sistema ferroviario y la metalúrgica, al ser consideradas las mejores opciones. La otra opción era emigrar o delinquir.

Esas mujeres, hoy como abuelas, recuerdan la violencia gubernamental que se tradujo en exclusión social e inseguridad en sitios habitacionales, carentes de alumbrado, áreas verdes, espacios comunitarios recreativos, culturales o educativos, o incluso de pavimento, que entonces resultaba vital para evitar la contaminación del suelo con metales pesados. 

 Los medios de comunicación documentaron la lucha  de las madres/ Foto: Martín Piña tomada para el diario La Opinión
 Los medios de comunicación documentaron la lucha  de las madres/ Foto: Martín Piña tomada para el diario La Opinión

En cuanto a servicios públicos, esas mujeres supieron lo que era vivir sin agua, pues la acopiaban para llevarla a casa cargando pesadas tinas soportadas con garrochas colocadas en sus espaldas. No obstante, impulsaron que sus hijos estudiaran más de lo que ellas mismas pudieron, con la intención de alejarlos de lo que el sistema educativo y la sociedad esperaba: la continuidad de perfiles de obreros, lo que aún hoy garantiza el subdesarrollo de las personas en la zona.

Se podría pensar en mujeres sumisas, pero en el año 1998, ellas iniciaron una lucha social que ascendió y permitió colocar El Caso Peñoles en la agenda de medios como uno de indiscutible interés público al pedir justicia para sus hijos. Así nació Una Luz de Esperanza, A.C., presidida por la señora Eva Mendiola, quien se convirtió en una activista que aún sigue luchando. 

Otro factor que fortaleció el movimiento fue el trabajo meticuloso y solidario que realizó ese mismo año el pediatra José Manuel Velasco Gutiérrez. Al tratar a niños recién nacidos o menores de edad que vivían en la periferia, encontró una correlación entre su intoxicación con metales pesados y la proximidad con la metalúrgica. Su trabajo de denuncia coincidió con la institucionalización del tamiz metabólico neonatal en México.

Así el envenenamiento de cada bebé y niño que diagnosticó Manuel Velasco como pediatra, fue notificado a las autoridades locales en Coahuila y luego a las federales, primero a través de la Secretaría de Salud y luego ante diputados locales y federales. 

La admiración y respeto hacia su trabajo me hicieron conservar algunos de esos oficios que envió como profesional de la salud a las autoridades. Como el fechado el 3 de julio del año 2000, que entregó en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión donde formuló una denuncia sobre el procurador federal de Protección de Medio Ambiente, Antonio Azuela de la Cueva, en base a la Ley de Responsabilidad de los Servidores Públicos. 

En él consideró que Azuela atentaba contra la población al violar “las garantías sociales de los habitantes de las colonias Luis Echeverría, Primero de Mayo y aproximadamente veinte colonias más de la ciudad de Torreón, Coahuila, que fueron impactadas por la contaminación ambiental por plomo, arsénico y cadmio, ocasionados por la empresa Met-Mex Peñoles”, lo que afectó la salud de más de 10 mil 500 niños y niñas, los cuales “tienen niveles de plomo en sangre inaceptables médicamente”. 

Manuel Velasco solicitó un juicio político contra funcionarios que señaló de negligentes/ Foto: Archivo Lilia Ovalle.
Manuel Velasco solicitó un juicio político contra funcionarios que señaló de negligentes/ Foto: Archivo Lilia Ovalle.

Los casos más urgentes, sin duda fueron los de menores que vivían frente a la barda perimetral de la planta metalúrgica en la colonia Luis Echeverría, zona habitacional que fue regularizada en el año de 1976, aunque el radio de contaminación llegó a colonias populares como la Vicente Guerrero y Eduardo Guerra, y de clase media y alta como Torreón Jardín. 

El contexto previo a la denuncia fue la protección que se extendía a Peñoles. El 28 de febrero de 1999 la Profepa ordenó a la empresa que aplicará 81 acciones para reducir sus emisiones de gases y polvos con plomo, sin lesionar sus intereses, ya que no aplicó sanciones económicas ni promovió el cese de sus operaciones. 

Fue el 5 de mayo del mismo año cuando Rogelio Montemayor Seguy, como gobernador, junto a Antonio Azuela, anunció la supervisión de las emisiones de la planta, la remediación de suelos contaminados y la atención a la población afectada, obviando a jóvenes, adultos y ancianos envenenados en la zona. Así se le dio prioridad a los recién nacidos y niños, sin considerar siquiera a las mujeres embarazadas. 

Aunque no existió jamás confianza en cuanto a la toma de decisiones gubernamentales, se realizó la declaración de contingencia ambiental y la metalúrgica entró en la llamada Fase I. Otras dos fases podrían implementarse de acuerdo a los grados de contaminación registrados, cosa que no sucedió.

En cuanto a las afectaciones a la salud pública, lo que se encontró fueron niveles de plomo superiores a los 10 y hasta los 40, 70, 90 y 100 microgramos por decilitro en sangre, por lo cual se pidió como medida urgente para los niños una terapia de quelación con edetato de calcio y succimer, para desechar el metaloide por la orina y evitar su fijación en los huesos, situación que no en todos los casos se logró con éxito. Es por ello que se podría observar una reedición de la epidemia en breve al observar las secuelas del envenenamiento. 

En perspectiva, mientras las normas internacionales bajaban al máximo la presencia de plomo en sangre, de manera arbitraria, así lo denunciaron investigadores y ambientalistas, las autoridades mexicanas imponían un límite de hasta 25 microgramos por decilitro en sangre. 

Revistas independientes dieron seguimiento al caso, entre ellas Brecha/ Foto: Archivo Lilia Ovalle.
Revistas independientes dieron seguimiento al caso, entre ellas Brecha/ Foto: Archivo Lilia Ovalle.

Pero fue gracias al trabajo de Manuel Velasco y del doctor Gonzalo García Vargas, toxicólogo que realizó un estudio previo sobre la contaminación del suelo con plomo, que se fijó el 25 de junio de 1999 una norma oficial mexicana emergente y que se ratificó luego como la NOM-199-SSA1-2000, que estableció los 10 microgramos como el nivel máximo de plomo en sangre. Sin embargo, las autoridades se negaban a aplicarla.

Ambientalistas y defensores también denuncian el problema

El ejercicio de la memoria se construye con múltiples miradas. Un documento que nos permite observar el pasado fue “La contaminación por metales pesados en Torreón, Coahuila, México” editado en septiembre de 1999 por el Proyecto Fronterizo de Ambiente y Comercio del Texas Center for Policy Studies, presentado por las asociaciones En Defensa del Ambiente a través del doctor en ciencias Francisco Valdés Pérezgasga, y Ciudadanía Lagunera por los Derechos Humanos, Ciladhac, con la colaboración su similar, el doctor Víctor Cabrera Morelos.

Escrito para que todos los interesados entendieran el problema, sin que ello signifique que carezca de un sustento documental y científico, explicaron que el límite máximo permisible de plomo en la sangre de un niño según la NOM promulgada en junio de 1999 fue de 10 microgramos por decilitro, lo que era formalmente legal pero no necesariamente justo, mucho menos saludable. En el documento asentaron lo siguiente:

“…es importante resaltar que este nivel no es seguro ni es normal, ni es deseable. Las autoridades médicas reconocen que no se ha identificado un umbral a partir del cual se presenten los efectos dañinos del plomo. La Academia Americana de Pediatría recomienda como nivel deseable de plomo en la sangre de los niños la cantidad de cero. Es importante recalcar que tampoco existe un nivel de plomo en sangre que pueda ser considerado normal”.

Las madres tomaron las calles para exigir remediaciones a los daños en sus hijos/ Foto: Registro hemerográfico La Opinión.
Las madres tomaron las calles para exigir remediaciones a los daños en sus hijos/ Foto: Registro hemerográfico La Opinión.

En contexto, los científicos advirtieron que el plomo ingerido, inhalado o absorbido a través de la piel, resulta altamente tóxico para los sistemas endocrino, cardiovascular, respiratorio, inmunológico, neurológico y gastrointestinal, además de poder afectar la piel y los riñones. Algunas afecciones suelen ser doblemente peligrosas, ya que la persona envenenada no reporta sintomatologías.

Al no ser biodegradable, apuntó el reporte, el metal persiste en el suelo, el aire, agua y en los hogares, por lo que se acumula en diversos sitios, logrando envenenar a generaciones de niños y adultos, a menos de que sea retirado. La población más vulnerable eran los niños en edad preescolar y los no nacidos, pues se incluía la susceptibilidad elevada del sistema nervioso del feto y del neonato a los efectos neurotóxicos del plomo. 

Sobre los pequeños, los doctores Valdés y Cabrera recordaron que “tienden a jugar en el polvo y llevarse sus manos y otros objetos a la boca. Es común que los niños de todas las condiciones sociales y todas las culturas jueguen en el piso, acaricien a sus mascotas, se chupen el pulgar, coman con las manos, etcétera, incrementando la probabilidad de ingestión de polvo”.

No obstante, en la defensa que emprendió Met-Mex Peñoles, se argumentó que se trataba del productor de plata número uno en el mundo, que proporcionaba 2 mil 200 empleos directos, que recibía y procesaba concentrados de 134 remitentes, y que generaba fuentes de trabajo para 970 proveedores de bienes y servicios. 

Además, se argumentó que el 30 por ciento de los activos de la metalúrgica eran equipos de protección ambiental, motivo por el cual se crearon las gerencias de Control Ambiental (1988) y de Relaciones con la Comunidad (1989), ejerciendo un monitoreo continuo y a tiempo real para bióxido de azufre en zona urbana de influencia (1992) así como un monitoreo continuo de chimeneas (1994). También se enfatizó la participación de la empresa en una auditoría voluntaria ante la Profepa (1994).

De vuelta al análisis que realizaron el ambientalista y el activista, se estableció que fue la doctora Lilia Albert quien realizó los primeros estudios sobre el plomo en Torreón, en 1978, pero sus hallazgos y las denuncias fueron invisibilizados. Luego el doctor José Víctor Calderón Salinas hizo estudios sobre el tema en 1986 que fueron apoyados a través de denuncias de académicos y organizaciones ambientalistas, sin que se lograra la atención de las autoridades. 

El texto refiere que en el año 1985, el encargado de la cuestión ambiental en Torreón fue abordado por un grupo de ciudadanos preocupados, pero el funcionario se negó a atenderlos, argumentando que el dueño de Peñoles, Alberto Baillères González, quien falleció el 2 de febrero de 2022, tenía el poder de reunirse personalmente con el Presidente de la República.

La problemática trascendió más allá del plomo en la sangre. Foto: Registro hemerográfico El Siglo de Torreón.

Por lo que respecta al análisis y atención médica brindada a los menores en Torreón, Valdés Pérezgasga y Cabrera Morelos consignaron que, al 31 de agosto de 1999, de 5, 956 personas analizadas, el 88.30 por ciento (5, 259) resultaron con niveles de plomo en sangre por encima de los 10 microgramos. De éstas 2, 806 tuvieron valores entre 10 y 24 microgramos; mil 837 con niveles entre 25 y 44 microgramos; 590 entre los 45 y 69 microgramos, y 26 por encima de los 70 microgramos. 83 fueron hospitalizados y 6 permanecieron internados.

“Curiosamente en estos datos, a pesar de ser casos acumulados, aparecen 2,453 personas con más de 25 µg/dL (microgramos por decilitro), siendo que el 29 de julio, este número era de 2,845 personas. Inexplicablemente desaparecieron de las estadísticas 392 personas. Varias docenas de niños han debido ser internados en diversos hospitales por tener niveles sumamente altos de plomo (más de 70 µg/dL). En algunos casos se han encontrado niños y niñas con concentraciones de plomo en sangre de 90 y hasta de más de 100 µg/dL”. 

Hacer el reporte del tema

En este texto faltará sin duda la exploración de la participación de una tercería que pidió el Congreso de Coahuila el 31 de julio del 2000, y que para el 7 de agosto se determinó fuera el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, (CDC por sus siglas en inglés), institución que llegó a Torreón y realizó recomendaciones para mitigar la contaminación ambiental adjudicada a Met-Mex Peñoles y, sobre todo, recomendaciones en cuanto a la epidemia que provocó al envenenar a la población con plomo. Algunas de estas recomendaciones fueron abandonadas con el tiempo.

Ahora me gustaría destacar sólo que en un ambiente enrarecido, donde por vez primera se unieron las mamás de las niñas y niños afectados, así como la triada de especialistas conformada por el pediatra Manuel Velasco, el toxicólogo Gonzalo García Vargas y el doctor en ciencias Francisco Valdés Pérezgasga, no resultó extraño que se intentara desacreditar o ignorar las demandas de los ciudadanos. 

Los trabajadores de medios de comunicación fuimos testigos del desarrollo del conflicto ante la contingencia y la epidemia, además del escarnio que hicieron los representantes de la empresa Met-Mex Peñoles sobre las víctimas, en particular de sus defensores. 

Fue de mayo a octubre de 1999 cuando la fundidora de concentrados de plomo operó al 50 por ciento de su capacidad, y de octubre a febrero del año 2000, al 75 por ciento. Así de 181 mil toneladas de plomo que se produjeron en 1998, con la contingencia ambiental y sanitaria, disminuyeron a 154 mil 014. Las ventas reportaron 805 mil 288 millones de pesos, cuando el año anterior inmediato sumaron 927 mil 356 millones de pesos para Peñoles, se reportó en la revista Brecha, en la edición 198, agosto del 2000.

Mientras se le pormenorizaba cada detalle del conflicto a Alberto Baillères, quien jamás llegó a Torreón para ocuparse del asunto y lo observó desde las oficinas corporativas en la Ciudad de México, Manuel Luévanos Sánchez, director de la División Metales, y Luis Rey Delgado, gerente de Vinculación, por vez primera abrían las puertas de la planta metalúrgica y ofrecían recorridos guiados a los periodistas, asegurando que cuando menos 25 minas frenaron durante medio año ante la contingencia.

Al trabajar como reportera para la revista referida, el viernes 27 de julio del año 2000 acudí junto con compañeros del mismo medio a uno de esos recorridos guiados. A pesar del reconocimiento que hizo Luévanos Sánchez sobre haber permanecido durante 75 años encerrados en un soliloquio empresarial, donde lo único importante fue la producción y la ganancia, no faltó la sorna en su discurso.

“Estábamos tan encerrados en lo nuestro, que había gente que no sabía ni qué hacíamos aquí adentro. Durante muchos años la planta estuvo lejos de las zonas habitacionales. E inclusive, ahora hay gente que no sabe dónde estamos. Hace poco invitamos a unas personas y uno de ellos dijo, ¿Por dónde me voy, dónde queda Peñoles? Era el doctor Velasco”, señaló y de inmediato soltó una carcajada.

Lo mismo ocurría con Luis Rey Delgado, quien, sin titubear, aseveró que la contingencia le costó a Peñoles 35 millones de dólares.

“Ha habido nuevos protagonismos, liderazgos, incluso intentos claros de aprovecharse políticamente de la situación. Hemos identificado a varias personas… por ejemplo está el doctor Manuel Velasco, que utilizó esto como parte de una campaña política. Yo espero que él tenga un verdadero interés por la salud”. 

“También (están) el ex diputado López Piña y su familia (habitantes de la colonia Primero de Mayo). Tenemos también grupos manipulados por carecer de información”, dijo Luis Rey que igual externó diferencias con el doctor Francisco Valdés. 

En suma, la representación de Peñoles estuvo siempre dispuesta a desacreditar a cualquier opositor por muy desigual que fuese la disputa entre los ciudadanos y la empresa. En la misma entrevista, el vocero de la planta acotó que estaban decididos a gastar lo que fuera necesario para resolver el problema, pero no para “mantener gente o para comprar casas”, aunque finalmente tuvieron que reubicar a un grupo de familias después de pagar por sus viviendas en la colonia Luis Echeverría.

Tras su exitosa incursión en la construcción de una visión sobre Peñoles como empresa socialmente responsable, Luis Rey Delgado emigró a Grupo Lala para hacer una campaña similar ante los crecientes señalamientos de acaparamiento del agua, siendo luego representante del gremio empresarial lagunero. Pero en su intento de sanear la imagen de la compañía Chemours, Luis Rey Delgado no tuvo la misma suerte. 

***

LILIA OVALLE

Socióloga por la Universidad Autónoma de Coahuila. Reportera desde el año 1999.

Frontera, Migración

Incluyen a biblioteca para migrantes en Red Nacional de Bibliotecas

El espacio de lectura destinado para la población migrante que llega al albergue municipal «Kiki Romero», la Biblioteca «Filiberto Terrazas» fue incorporada a la Red Nacional de Bibliotecas, luego de un proceso de cinco meses.

Santiago González Reyes, director de Derechos Humanos del Municipio, señaló que entre los beneficios de pertenecer a la Red se encuentran que recibirán nuevas colecciones de libros, mobiliario, actualizaciones, capacitaciones para el personal dentro de las obligaciones se encuentra el reporte de la afluencia de personas en este espacio cultural.

Esta biblioteca es la primera que funciona en el país para población migrante/Fotografía: Comunicación Social del Municipio
Esta biblioteca es la primera que funciona en el país para población migrante/Fotografía: Comunicación Social del Municipio

“Ya se nos notificó el número de colección que es 5648, por lo que ya se establece como una biblioteca que queda bajo el amparo normativo que rige a los recintos bibliotecarios del país”, precisó el derechohumanista.

Indicó que esta biblioteca es el primer espacio cultural destinado para las personas en situación de movilidad que existen en el país, la cual fue inaugurada el pasado 3 de mayo de este año, proyecto que se realizó gracias a la donación de libros de la ciudadanía, organizaciones e instituciones.

También que se hizo con la intención de garantizar uno de los derechos que tienen los migrantes, es decir, el acceso a la cultura, pues muchas de las personas que están en situación de movilidad en este albergue, no solo leen, sino que son profesionistas.

Parete de la Biblioteca "Filiberto Terrazas" / Fotografía: Comunicación social del Municipio
Parete de la Biblioteca «Filiberto Terrazas» / Fotografía: Comunicación social del Municipio

En este espacio hay libros de Historia, Derecho, Geografía, Psicología, Literatura, Autoayuda, Novelas, Enciclopedias, entre otros, indicó.

La biblioteca para migrantes “Filiberto Terrazas” cuenta con un acervo de más de siete mil libros y se estima que ocho mil personas por año tendrán acceso, superando el promedio de una biblioteca pública de similares dimensiones.

Historias

Testigos inertes: monumentos de Ciudad Juárez

Parte de la escena urbana y testigos inertes del paso del tiempo. En Ciudad Juárez existen al menos 127 monumentos que rememoran diferentes episodios de la historia de la localidad e incluso rinden homenaje a ciudadanos que pisaron estas tierras.

Algunos con décadas de edad, otros con daños visibles e irreparables, pequeños o de varios metros de altura.

Algunos son iconicos y son referencia no sólo para dar indicaciones a los lugareños que anden en busca de algún sitio en particular; sino que también ya forman parte indispensable del paisaje en el imaginario colectivo de quienes viven o vivieron aquí en esta frontera y les vieron todos los días.

Monumento a Don Benito Juárez

Inaugurado el 18 de septiembre del 1910, y luego restaurado durante la administración del ex presidente municipal Héctor Murguía Lardizábal, esta efigie se encuentra en el centro de lo que se conoce como “La Plaza del Monu”.

Dicho sitio es actualmente un punto de encuentro para activistas, artesanos y otras actividades masivas como mítines políticos, aunque también, extraoficialmente, las personas del Centro de la ciudad lo ubican como punto de encuentro para trabajadores sexuales.

Fue erigida por los escultores e ingenieros: Volpi, Rigalt y Corredor Latorre, cuando Melchor Calderón era el alcalde.

Oficialmente se realizó por suscripción pública con aportación de los estados de la República, aunque algunos historiadores locales sostienen que fue mandado a hacer por Inocencio Ochoa, hombre poderoso de aquellos años que buscaba “quedar bien” con el entonces presidente de la República, Benito Juárez.

Monumento a Benito Juárez ubicado en la avenida Vicente Guerrero / Fotografía: Pepe Orozco
Monumento a Benito Juárez ubicado en la avenida Vicente Guerrero / Fotografía: Pepe Orozco

Para su construcción se utilizó mármol del estado de Morelos, del mismo que se empleó en el Palacio de las Bellas Artes de México; la estatua está vaciada en bronce, tiene dos y medio metros de longitud y los altorrelieves fueron fundidos en Florencia, Italia.

Las estatuas y demás alegorías que complementan el monumento están talladas en mármol blanco de Carrara, mientras que la cantera utilizada fue traída de los bancos de material de La Junta en los aledaños de Chihuahua, piedra y cemento armado complementan la estructura.

Esta estatua se encuentra sobre la avenida Vicente Guerrero, entre las calles Ramón Corona y Constitución.

Monumento Al Nuevo Ciudadano

Aunque su origen, nombre y funcionalidad son desconocidos para la mayoría de los ciudadanos, la imagen de un cigarrillo gigante, plantado en medio del desierto, a orillas del Río Bravo, tal y como si una mano gigante lo hubiera sofocado ahí mismo, es difícil de olvidar. Sin embargo, la mayoría de las personas lo conocen como el “Monumento al cigarro”.

Este monumento cuyo nombre real es “Al nuevo Ciudadano” fue realizado por la una Asociación Civil denominada Progreso, o al menos así se hace constar en el Catalogo de Obras con Valor Histórico y/o arquitectónico de Ciudad Juárez.

Monumento al Cigarro en la entrada a la colonia Anapra / Tomada de Youtube
Monumento al Cigarro en la entrada a la colonia Anapra / Tomada de Youtube

Fue inaugurado en junio de 1997, durante la administración estatal de Francisco Barrio Terrazas.

Esta efigie, además, forma parte de una obra de control de agua pluvial proveniente del Arroyo de las víboras.

Ubicada en la avenida Ingeniero Bernardo Norzagaray en el cruce con el Arroyo de las Víboras, está hecha de un material llamado mamposterí.

El Umbral del Milenio

Destino frecuente de exploradores urbanos nocturnos, familias y parejas que desean observar las luces de la ciudad en la oscuridad, el Umbral del Milenio actualmente es la “puerta de entrada” a la ciudad.

Es fácil adivinar que se está en el límite de la misma, dado que se puede apreciar en carretera desde varios kilómetros a distancia.

Umbral del Milenio en la entrada de Ciudad Juárez / Fotografía: Pepe Orozco
Umbral del Milenio en la entrada de Ciudad Juárez / Fotografía: Pepe Orozco

Realizada por el escultor Pedro Francisco y fue inaugurada el 30 de mayo del 2001. El sitio donde está construida se llama «Parque Tierra Blanca«, y ahí mismo anteriormente existía una estación de ferrocarriles.

Fue realizada durante la administración municipal de Gustavo Elizondo Aguilar, completamente forjada de metal y sostenida con una sólida base de concreto.

Monumento a Germán Valdés “Tin Tan”

Sentado sobre una fuente, testigo y protagonista de innumerables “selfies”, la imagen de uno de los comediantes más populares del Siglo de Oro mexicano, bañada en pintura dorada, está condenada a permanecer para el beneplácito de los visitantes de Plaza de Armas.

Del escultor José Villa y Rafael Gómez, inaugurada en agosto del 2001 fue realizada por encargo del entonces presidente municipal Gustavo Elizondo Aguilar.

Germán Valdés saltó a la fama en la pantalla grande en los cuarentas y se convirtió en el «Pachuco de Oro«, aun cuando no nació en Ciudad Juárez, vivió una parte importante de su vida acá y se convirtió en uno de los personajes adoptados por la localidad como ícono y orgullo fronterizo.

La estatua de Tin Tan se encuentra en una fuente de la Plaza de Armas en la zona Centro
Estatua de Tin Tan en la Plaza de Armas / Fotografía: Pepe Orozco

Los Indomables

Esta figura de tres caballos corriendo es frecuentemente visitada por los fotógrafos en invierno, cuando las características temperaturas bajo los cero grados centígrados logran congelar el agua, logrando el símbolo del movimiento pese a la adversidad.

Creada por Georgina Farías “Gogy”, en agosto de 1998, indicó que se trata de una representación de una actitud indomable y hace alusión al temple de la gente del norte, para que ya no se les siguiera llamando «Los Bárbaros del Norte«.

Estatua de los indomables en la zona del Puente Córdova Américas / Fotografía: Francisco Servín

Fue inaugurado en el mes de junio del año 2001, también durante la administración de Gustavo Elizondo Aguilar, ubicada sobre avenida de las Américas, cerca de El Chamizal.

Monumento a la Mexicanidad

En medio de una polémica por el sobreprecio de su construcción, Enrique Carbajal “Sebastián” construyo este edificio y lo entregó 24 de mayo del 2013.

En sus palabras, esta obra representa el cruce de las culturas nativa y española, que dio lugar al mestizaje, y hace también alusión a la figura del Nahui Ollin o quinto sol.

Monumento de la Equis de Sebastián / Fotografía: Hafid Dávila
Monumento de la Equis de Sebastián / Fotografía: Hafid Dávila

Mide 62 metros de altura, cuenta con un mirador en la parte central, desde donde admirar puntos lejanos de ambas ciudades El Paso y Ciudad Juárez.

Actualmente todos los actos públicos masivos se celebran en dicho lugar.

Historias

Ecos fantásticos de una ciudad violenta: Cinco historias de terror juarenses

Pese a la histeria colectiva que se registra al momento de presentarse homicidios múltiples en áreas públicas o el suceso de una nueva “marca” en el nivel de violencia cuando ocurre un hecho delictivo en la localidad; existe un área del terror más orientado a la fantasía.

Historias de fantasmas y apariciones que hablan sobre la violencia real, pero desde una perspectiva que difumina la realidad de la fantasía, de un modo que lo cotidiano se vuelve de antaño y la previsión de aquello que no sabemos si ocurrió nos relaja y entretiene.

En medio de peligros reales, generación tras generación, las personas se previenen y se divierten a la vez con relatos de mujeres que fueron asesinadas, hombres que murieron en la indigencia y figuras inertes que se mueven solas en sitios conocidos por sus altos índices delictivos.

Estos relatos, algunos de los cuales cuentan incluso con registros en hemerotecas, libros y documentos históricos, cumplen, además, tal vez accidentalmente, con el rol de afianzar la identidad de la gente por esta región.

Porque uno siempre se siente especial cuando conoce el lugar en dónde “todo esto sucedió”, aquí te contamos la historia de cinco fantasmas y apariciones de Ciudad Juárez.

La fantasma de la ruta 10

La pasajera que nunca desciende en la rutera de la Línea 10
La pasajera que nunca desciende en la rutera de la Línea 10

A la orilla de la ciudad, en el norponiente se encuentra la colonia Anapra, un asentamiento urbano que en base de resistencia ha sido el hogar de miles de residentes desde la década de los setentas.

Por varios años permaneció sin siquiera servicios básicos y la mayoría de sus calles, hasta el día de hoy, no cuenta con pavimentación.

Se dice que dicha área ha sido el escenario de muchas injusticias y crímenes contra mujeres, por lo que una de estas víctimas es la protagonista de esta historia.

Se trata de una joven, que fue violada y asesinada en ese sector, cuando éste aun no contaba con mucha población, razón por la que sus restos fueron abandonados con total impunidad.

Sobre su muerte se tienen dos versiones. La primera que perdió la vida a manos de su propio conyugue y, éste, para cubrir su responsabilidad, abandonó los restos de ella en la terracería.

La segunda, es que fue una joven trabajadora de la maquila, quien luego de regresar a casa tras un turno vespertino a altas horas de la noche, se quedó sola arriba del transporte junto con el conductor.

Éste último, aprovechando la circunstancia y cobijado por la oscuridad en despoblado, la atacó y asesinó, para después seguir su ruta de regreso a la central.

En ambos casos, el destino de la muchacha fue muerte e injusticia. Desde entonces, la joven se aparece en la madrugada pidiendo a la ruta 10 detenerse para abordar.

Quienes aseguran haberla visto, cuentan que se trata de una muchacha aparentemente normal, aunque con algunas huellas de descuido, como sería la ropa sucia o el cabello alborotado. Ella sube a la unidad y se sienta casi siempre hasta el final.

El rutero, hace su traslado sin más y cuando termina, al momento de querer regresar a la central, recuerda que hubo una pasajera que jamás pidió descender. Al buscar a través del espejo retrovisor dónde se encuentra, descubre que está solo y que aquella mujer se esfumó.

El encuentro con este espectro supone mucha ansiedad para la persona desafortunada que lo sobrevive, al grado de que conductores de unidades de transporte público frecuentemente se niegan a tomar de noche la ruta hacia Anapra.

Algunos, que ya lo padecieron, renuncian de inmediato ante el miedo de volver a presenciarlo.

El fantasma de la UTCJ

El fantamas de Martha aún ronda por las instalaciones de la UTCJ
El fantamas de Martha aún ronda por las instalaciones de la UTCJ

Antes de que la Universidad Tecnológica de Ciudad Juárez fuera el recinto que es ahora, la calle Universidad era un predio baldío, con apenas algunos moradores circundando el área. En el suroriente, la población no era tan densa como lo es ahora, allá por la década de los noventas, cuando Martha murió.

Muy al estilo de la víctima del relato anterior, Martha será una más de las miles de víctimas de feminicidio y abuso de las que se hablan en esta ciudad. Sus restos, fueron abandonados en este sitio.

Tras la llegada de población, la construcción y funcionamiento de la institución, maestros, estudiantes, trabajadores y vecinos del área empezarían a hablar sobre apariciones de una mujer muy joven que les sigue.

En algún momento, alguien buscaría respuestas y llevaría a cabo en el sitio una sesión espiritista, en la que supuestamente, descubriría que era fantasma, quien en vida se llamaba Martha.

Se cuenta que, en esta conversación paranormal, Martha relataría como fue asesinada y diría que se siente en paz.

El espectro además diría que no quiere retirarse nunca de la universidad, pues al estar en constante contacto con jóvenes estudiantes, de su edad, le hace sentir viva de nuevo.

En redes sociales abundan testimonios de gente que la ha visto caminando sola por los pasillos o en los baños y en el estacionamiento de la institución.

Otros, incluso, asegurarían que no solo se trata de Martha, sino que serían varias las fantasmas de diferentes mujeres que corrieron con la misma mala suerte que ella y cuyo destino final de sus restos fue el mismo: el abandono de sus cuerpos en el cobijo de un lote baldío.

El “Loco Pólice”

Es posible que alguna vez hayas escuchado decir a alguien que quien toma agua de Ciudad Juárez no se va jamás.

Este dicho hace referencia a la hospitalidad de la ciudad y de cómo muchas personas, una vez viviendo aquí, deciden quedarse, al sentirse bien recibidos y cómodos.

Sin embargo, la expresión no suena igual cuando conoces la historia del “Loco Police”.

Este personaje usualmente se relaciona con el “Güero Mustang”, un hombre que padecía de sus facultades mentales y fue conocido en la zona Centro durante los noventas porque se le veía “manejar” su automóvil imaginario. Sin embargo, se sostiene que en realidad son dos historias distintas.

En el caso del “Loco Police”, el hombre rondaba en las calles del Centro Histórico de la ciudad, alrededor de la década de los años cuarenta.

Se trataba de una persona sin hogar, quien además padecía de sus facultades mentales. En esos años, existía un depósito de agua construido de metal en los patios de la antigua Presidencia Municipal, el cual funcionaba con un motor y se encargaba del suministro de agua para toda la comunidad.

Nadie extrañó al “Loco Police” hasta el día en que algunos residentes, sobretodo cercanos al área, vieron salir por las llaves de sus fregaderos lo que parecían restos ropa. Otros reportaban que el agua tenía un mal sabor.

Al investigar, un cadáver se encontraba flotando en la cisterna y por varios días, sin saberlo, la gente estuvo tomando agua fermentada con los restos del “Loco Police” quien murió ahogado en ese lugar.

Se dice que las autoridades borraron registro de esta historia, aunque se hace oficial a través de las narraciones de cronistas e historiadores.

Hasta estos días, la gente cuenta que, por la noche, sobretodo en el Centro, el fantasma del “Loco Police” se hace ver y escuchar por las calles.

El Diablo bailando

Cuando ocurren hechos de sangre, la gente dice “El Diablo anda suelto”, pero hubo un tiempo en que no solo andaba suelto, sino también, bailando con muchachas guapas en diversos centros nocturnos.

En diversas partes del país el Diablo fue visto bailando o bebiendo en esta clase de establecimientos y la historia es aprovechada por padres y madres de familias conservadoras, para asustar a jóvenes, con el fin de obligarles a regresar temprano a sus hogares. En el caso de las señoritas, a que no hablaran con hombres desconocidos.

En el caso específico de Ciudad Juárez, la gente asegura haber visto al Diablo dos veces, en dos centros nocturnos que funcionaban en los años setentas y que ya no existen.

Uno de estos establecimientos se llamaba “Malibú”, se encontraba en lo que hoy es conocido como la zona de San Lorenzo, justo en el estacionamiento de un popular supermercado.

Cuenta la leyenda que una noche, una mujer muy bella y joven estaba bailando en medio de la pista, cuando un asistente se le acercó y empezaron a bailar en pareja.

Todo era diversión a media oscuridad, hasta que repentinamente se encendió la luz y ella pudo escudriñar a su galante compañero de baile, descubriendo que, en vez de pie izquierdo, tenía posada una pata de cabra en el suelo.

Ella comenzó a gritar espantada y el joven corrió a encerrarse en los baños. El tumulto, confundido, se dispuso a calmarla y otros cuantos corrieron en busca del hombre.

Sin embargo, al lograr abrir la puerta de los sanitarios, él ya no estaba, y en su lugar, sólo podía percibirse un fuerte aroma a azufre.

La algarabía fue tal que incluso llamaron a la policía. Algunos periodistas se enteraron y la historia salió publicada en un periódico local al día siguiente.

La otra aparición del “Rey de las Tinieblas” fue en un salón de baile llamado “El Carrusel”, el cual tampoco existe, pero se ubicaba en la avenida Paseo Triunfo, a la altura de la calle Francisco Márquez.

Esta vez la protagonista era una joven desobediente de nombre Martha, quien, al no tener permiso de sus padres para salir a divertirse, salió a escondidas de su casa para llegar hasta esta discoteca.

Ya ahí, un hombre muy guapo la invitó a bailar y, tras varias horas de estarse divirtiendo con él y sentirse casi enamorada de aquel caballero con el que bailaba swing, de un momento a otro, la pista de baile comenzó a emanar un fuerte aroma a podrido.

A la vez, una nube de humo se formó bajo la figura de la pareja, lo que la hizo bajar la vista hacia el piso y notar que su acompañante no tenía pies, sino una pata de cabra y una de gallo. La impresión la hizo desmayarse y cuando recuperó el conocimiento, su acompañante no estaba, aunque en la espalda de su vestido, por donde éste la había abrazado al bailar, había arañazos como único vestigio de que estuvo toda la noche bailando con Satanás.

Estatua de Tin Tan se mueve sola

Dicen que por las noches la estatua de Tin Tan se mueve, incluso que camina por la plaza
Dicen que por las noches la estatua de Tin Tan se mueve, incluso que camina por la plaza

En la Plaza de Armas, sobre la fuente, se encuentra la escultura del fallecido cantante y actor Germán Valdés, mejor conocido como “Tin Tan”.

Este comediante es uno de los más populares del Siglo de Oro mexicano y, aunque no nació en esta localidad, fue aquí donde inició su carrera artística y transcurrió la mayor parte de su niñez y juventud, por lo que su persona ha sido adoptada en el imaginario colectivo como alguien referente de la ciudad.

La escultura, a cargo de los artistas José Villa y Rafael Gómez, es Tin Tan mismo, fumando, bañado en pintura dorada, con los ojos abiertos en una expresión de alegría, como si estuviera sonriendo.

Fue inaugurada en agosto del 2001, realizada por encargo del entonces presidente municipal Gustavo Elizondo Aguilar.

Siendo este personaje el referente cultural que es, y estando situado en pose de fotografía, es un punto obvio para fijar la vista, tomar “selfies” y retratos.

No obstante, muchas personas aseguran haber visto que, en la madrugada, cuando la plaza se vacía, la escultura se mueve, cambia de posición como “para descansar” y luego regresa a la original. Algunos incluso dicen haberla visto caminando alrededor de su sitio habitual, para luego correr asustados.

Sorprendentemente, nadie tiene un registro videográfico de esto.

Historias

Juventud fallecida recibe homenaje

La principal causa de muerte en México entre jóvenes y adolescentes, tristemente, es la violencia. Un grupo de la población que debería ser la promesa del futuro es quien está pereciendo en medio de la ola de inseguridad que se registra en el país.

De acuerdo información de la asociación Derechos Sin Infancia, en el estado de Chihuahua el 27.8 por ciento de las muertes entre este grupo de la población fue el homicidio. Mientras que a nivel nacional la entidad ocupó el 5 por ciento de los fallecimientos entre jóvenes.

Debido a esta situación, jóvenes que pertenecen a la asociación Red Tira Paro realizaron un homenaje a sus congéneres en el Monumento a Benito Juárez, como parte de la conmemoración del Día de Muertos.

Jóvenes intervienen inmediaciones del Monumento a Benito Juárez / Fotografía: Red Tira Paro
Jóvenes intervienen inmediaciones del Monumento a Benito Juárez / Fotografía: Red Tira Paro

Laurencio Barraza Limón, secretario ejecutivo de Red Tira Paro, expuso que en esta intervención urbana participaron decenas de jóvenes que acuden a los programas de la organización civil, luego de tomar un taller de arte madonnari.

Explicó que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el homicidio es la principal causa de defunciones entre jóvenes de 15 a 34 años, por lo que utilizando gises, creatividad y destreza, los jóvenes plasmaron sus ideas en ilustraciones, como una manifestación pacífica y cultural que exige un cambio en las condiciones de vida de la población joven, el cese de la violencia y una mayor intervención por parte de las autoridades ante sus necesidades.

Laurencio Barraza Limón, secretario ejecutivo de Red Tira Paro

«El propósito fue plasmar una ofrenda por el día de los muertos y, en particular, por los jóvenes que han sido víctimas del clima de violencia que impera en la ciudad», refirió.

Jóvenes intervienen inmediaciones del Monumento a Benito Juárez / Fotografía: Red Tira Paro
Jóvenes intervienen inmediaciones del Monumento a Benito Juárez / Fotografía: Red Tira Paro

En total se colocaron cuatro dibujos a escala, con el propósito de que la ciudadanía se sensibilice y vea lo importante que es la participacion de jóvenes en la sociedad, así como existe una gran necesidad de tener una mayor inversion en ambientes culturales y de segunda oportunidad para la juventud.

También intervinieron algunos cruceros para pegar engomados en los vehículos de los juarenses, los cuales tenían la leyenda «para una ciudad amigable con sus jóvenes», expuso

«Lo que se busca es insistir en la sensibilización para ver a los jovenes como una oportunidad, para que vean (a los jóvenes) como algo que transformará nuestra sociedad», concretó.

Jóvenes intervienen inmediaciones del Monumento a Benito Juárez / Fotografía: Red Tira Paro
Jóvenes intervienen inmediaciones del Monumento a Benito Juárez / Fotografía: Red Tira Paro
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