“Ser padre, también es eso. Recibir todos los días los abrazos más sinceros y amorosos desde primera hora”
Iván, un hombre de 34 años y padre de dos hijos
Martín, Iván y Rogelio son tres hombres juarenses de diferentes edades con algo en común: los tres son padres amorosos y protectores de su entorno familiar que buscan, a toda costa, el bienestar de sus hijos.
Esto, aunque parece algo natural, en ocasiones es una situación de posibilidad, de voluntad e incluso de “suerte”, pues de acuerdo con al último Censo de Población y Vivienda realizado por el INEGI en el 2019, al menos cinco de cada diez padres de familia en México están ausentes.
El reporte reveló que la cifra de padres ausentes en las familias mexicanas ha ido aumentando, pues en 1995 se carecía de este integrante de la familia en el 31 por ciento de los hogares; para 2008, el porcentaje aumentó a 41.5 por ciento, mientras que para el 2015 esta cifra fue del 47 por ciento.
Esto significa, según esta proyección, que de cada niño mexicano que nace, solo la mitad contará con un padre dentro de su núcleo familiar.
Los datos refieren que, en la encuesta realizada durante el 2010, en México el padre estuvo ausente en cuatro de cada diez hogares, es decir, en 11.4 millones de hogares mexicanos faltaba el padre. A su vez, una encuesta de Trabajando.com indicó que 53 por ciento de los mexicanos consideró que su padre estuvo ausente en su niñez por motivos laborales.

La figura del padre, comúnmente, se percibe como una persona ausente, ya sea de manera voluntaria o involuntaria, por lo que constantemente, los hombres deben enfrentar no caer en este “estigma”.
“Como padre cargas con ese estigma con que vas a ser abandonador, fue difícil para mí porque sentía que tenía que defender y no entendía porqué me juzgaban, porque yo siempre estuve con mis hijos y las mamás siempre pelearon su pensión porque yo nunca en el juzgado ni nada, aparte de una cuota fija les pagaba libros, escuelas, cursos extraescolares”, refiere Martín, padre de tres hijos, producto de dos matrimonios.
Platica que aún cuando tuvo que separarse de sus parejas, su intención siempre fue procurar a sus hijos, lo cual hasta la fecha hace, pues ahora todos son adultos y pueden valerse por sí mismos.
En su caso, él también fue hijo de un padre ausente y aunque su madre fue un apoyo incondicional, temía que se fuera a repetir el patrón con él, situación con la que luchaba constantemente.
“Realmente no sé porqué mi papá no estuvo conmigo… Aunque tengo tres hijos me separé de sus mamás, pero desde el primer día que me separé de ellas, yo continué con mis hijos. Al día siguiente fui por ellos para llevarlos a la escuela”, refiere.

Explica que se trató de una situación muy difícil que tuvo que aprender a sobrellevar, al grado de que sus hijos se sintieran amados y protegidos aunque no vivieran en el mismo lugar.
Pero también hay quienes se toman muy en serio esta figura e intentan ser la mejor versión de sí para brindar amor a sus hijos, como parte de experiencia llamada vida.
“A veces como padre fuera de la casa tienes que nadar contra corriente de todos esos prejuicios de padre abandonador, para los padres que queremos a nuestros es hijos es difícil, pero aquí seguimos”, comenta.
Sin manual de por medio
Iván y Rogelio consideran ser padres es de las mejores experiencias que han tenido en la vida, aunque también representa un reto constante, pues no existen reglas o un manual para seguir en este camino.
“Es un hecho que no existe un manual de cómo ser buen padre y que debemos aprender a trabajar actitudes que deterioran el sano desarrollo de nuestros hijos e hijas… En lo personal ser padre es el mayor de los compromisos que me he puesto sobre los hombros y no tengo pensado dejarlo de lado”, refiere Rogelio.
Dice que ser papá es una de las mejores experiencias de su existencia, así como intenta hacer la vida de su hija un poco mejor de lo que fue la suya, como convivir más con ella, acompañarla en sus aprendizajes y, a la vez, soltarla un poco para que aprenda cosas por sí sola.
“Me preocupo, al igual que mi esposa, por enriquecer el entorno de mi hija acorde a nuestras posibilidades. Me siento parte de una generación de padres más consciente de los problemas que pueden originar ciertas acciones como el abandono o ciertos tipos de maltrato”, comenta.

En el mismo sentido, Iván cuenta que ser padre para él es recibir amor incondicional y sincero, aunque también se convirtió en un aprendizaje constante.
“Ser padre es aprender a aprovechar todos los instantes del día. Despertar temprano, preparar café, leer un poco mientras en la casa está quieta. Una vez que los hijos despiertan, la casa se llena de emociones, de alboroto y de agitación. Ser padre, también es eso. Recibir todos los días los abrazos más sinceros y amorosos desde primera hora”, expone.
Menciona que no sólo es escucharlos y entenderlos, mientras comparten emociones y aficiones, sino que también es alcanzar momentos felices y, por su parte, intentar ser mejor persona y entender qué es el amor.
Los tres coinciden en una cosa: ser padre es una experiencia maravillosa, más sí existe amor de por medio.