Después de mucho esperar, a principios del 2022, se hizo la convocatoria para formar el Consejo Consultivo de Participación Ciudadana de Juárez. Apliqué para un lugar en él. Llevé mis documentos y un día en la mañana me llamó el Ingeniero Leyva, jefe de la oficina de participación ciudadana, para decirme que tenía que presentarme esa tarde en el Cabildo. Le dije que me parecía muy apurado que me hablara, no de un día para otro, sino para dentro de unas horas. Me respondió que así era ese asunto y le colgué.
Creo que no lo tomó a bien, pues cuando en la sesión de Cabildo, las regidurías veían su celular para seguir las indicaciones de por quién deberían votar mi nombre no fue elegido.
Cosa que no me importó en realidad, lo relevante era que el consejo se instala con ciudadanía que ocupe los espacios y el hecho de que se apunte gente nueva habla muy bien.
La cosa no quedó ahí, pues uno de los consejeros, Abelamar Chacón, me pidió que aplicara para ser su suplente. Un suplente que entraría sólo si él se ausentaba cosa que estoy seguro no piensa hacer.
Apliqué entregando los mismos documentos que había entregado antes, sólo cambiando la fecha. Lo hice más como un favor para cumplir un formalismo. Pero me rechazaron.
La razón oficial fue que no entregué documentos que no habían sido solicitados. Se registró en las minutas de la sesión donde se tomó esa decisión que el ingeniero Leyva, en ese entonces era encargado de la oficina de Participación Ciudadana hizo una moción para destacar que se debía de rechazar mi candidatura por usar calificativos al hablar.
Al enterarme de que me negaban mi derecho a la participación ciudadana, fui a la Comisión Estatal de Derechos Humanos…
¿Cómo explico la experiencia para que no sea aburrida y sirva para reflexionar o al menos para ver dónde fui yo el pendej@?
Inicié mi queja con un escrito donde especificaba que se había vulnerado mi derecho a la participación ciudadana, citando la Constitución Federal, la Estatal, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Ley de Participación Ciudadana.
Después de haber metido mi escrito, me llamaron para reunirme con Eduardo Antonio Sáenz, primer visitador general de la CEDH en Ciudad Juárez, quien me dijo que efectivamente el Municipio debe fundar y motivar todas sus acciones y que en mi caso no había fundado su rechazo a mi postulación como Consejero Suplente. Me asignaron al visitador Gerardo Flores para que le diera seguimiento a mi caso.
¡A huevo! Pensé.
La comisión dio aviso al municipio y éste respondió con una supuesta fundamentación que decía que no había entregado evidencia suficiente por lo que sólo tenía un punto… ¿Punto de qué? No lo sé, nunca lo supe.
La única reglamentación que el Ingeniero Leyva menciona en su escrito para fundamentar el rechazo a mi candidatura fue del reglamento interno del Consejo donde dice que los integrantes del mismo deben dirigirse con respeto entre sí… pero bueno, yo nunca he estado en una reunión del consejo ¿Por qué decir que he violado ese reglamento?
Cuando recibí esa respuesta tan falta de cualquier sustento legal, volví a escribir a la CEDH para hacerles saber que la respuesta del municipio no tenía ningún fundamento legal, quería que el gobierno municipal garantice mi derecho a la participación ciudadana, como dice la ley, además entregué un listado de documentos donde el municipio ha registrado la evidencia de mi participación.
De ese escrito no recibí respuesta y ya no vi más a Gerardo Flores, me empezó a atender José Antonio Chacón. Pero los oficios estaban dirigidos a Gerardo Flores.
Volví a entregar otro escrito dirigido a Gerardo Flores para preguntarle qué pasaba, si me iban a asesorar o no.
De verdad parecía que la intención era aburrirme para evitar hacer algo, de hecho cuando entregué ese escrito, José Antonio Chacón me dijo que el municipio ya había fundado su decisión, yo le dije que no entendía como se hablaba de fundar si no se apoyaba en ley, reglamento o norma alguna, me dijo que así, le pregunté si podía asesorarme sobre qué hacer, me dijo que no y me deseo suerte.
Le expresé que me sentía abandonado por la comisión.
A los dos días me llamó el licenciado Chacón y me dijo que hiciéramos una estrategia… ya no supe de qué, se lo pedí por escrito y pareció enfadarle esa situación… Piensan que uno tiene todo su tiempo para actuar cuando mejor les parece.
Las personas que se quejan en la CEDH, tienen que restar tiempo a sus vidas para defender sus derechos y la Comisión parece no ayudar mucho.
La cosa es que por fin me ofrecieron una estrategia. El artículo 198 del código Municipal del Estado plantea que se pueden impugnar las decisiones del municipio…
Ese día estaban frente a mí de nuevo Eduardo Antonio Sáenz, Antonio Chacón y otro abogado que no se presentó. También ese día me dijeron que Gerardo Flores había sido asignado a otra oficina y que por eso Antonio Chacón tenía ahora mi caso… cosa que nadie me había informado y ahí estoy como pendej@ escribiéndole a Flores.
Les di las gracias, diciéndoles que me hubiera gustado saber la información antes pues el procedimiento se debe realizar dentro de los siguientes 15 días de la decisión tomada. Y desde la última comunicación del municipio ya habían pasado 13 días. Sáenz, me dijo que eran 15 días hábiles, el código municipal dice “siguientes”, sin especificar… le creí mejor al código, ya no me dan mucha confianza.
Lo que nunca entendí y les pude preguntar es, ¿qué pasó con mi derecho a la participación ciudadana? Y todas las leyes, tratados y reglamentos que lo sustentan. La respuesta de Sáenz me impresionó, dijo que no sabía y que para eso debería haber leído con atención toda la comunicación que generó este asunto.
Jajajaja… De hecho, ni la leyeron, ahí que la respuesta del municipio estaba motivada pero no fundada, cuando el municipio dice este es el fundamento, no importa si dice algo coherente.
El procedimiento fue simplemente una cuestión de procedimiento, no hay reflexión ni defensa de los Derechos Humanos, es más, si en dos días no ofrecía yo una respuesta al municipio el siguiente paso podría ser poner una denuncia en el Tribunal de Justicia Administrativa, pero me advertían que eso implicaba una asesoría legal… acceder a la justicia requiere dinero… Acceder a Derechos siempre implica dinero, entonces, ¿para qué está la Comisión?
¿Sabrán lo que son los Derechos Humanos? Se supone que la CEDH no está para defender delincuentes, pero parece que es su mejor trabajo. Me puse a buscar información, tomé el presupuesto del año pasado para la CEDH y lo dividí entre la cantidad de expedientes que concluyeron ese año. Así como para saber cuánto nos cuesta cada caso que resuelve.
El resultado fue:
Seguramente se puede hacer una imagen más completa con más información, pero ¿de verdad la CEDH es un órgano garante?
No hay que olvidar los motivos por los cuáles movimientos feministas tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional…
¿No será que les estamos dando mucho dinero y responsabilidad que no han sabido cumplir?
¿Has ido a la comisión? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Vale su costo?
Creo que es necesaria una comisión para observar que se respeten los Derechos Humanos, de hecho la he visto funcionar alguna vez como cuando hizo una recomendación para eliminar el Toque de Queda de Héctor Murguía… pero pareciera que al igual que cualquier otro órgano burocrático, si no se le cuida y exige, se oxida y deja de cumplir con su razón de ser.