Ciudad Juárez, ubicada en la frontera norte de México, es un epicentro industrial cuyo motor principal es la maquiladora. Con un modelo de producción que implica el ensamblaje de productos, el trabajador de maquiladora o “makiloko” emerge como una figura central.
Estos trabajadores no solo representan la fuerza laboral que impulsa la producción industrial, sino que también son símbolos de la resiliencia y adaptabilidad de esta ciudad.
En este contexto, la vida del “makiloko”, como comúnmente se le dice, es un reflejo de la dureza y la dedicación que caracteriza a los habitantes de esta región fronteriza.
Es por ello que Efraín Astorga, conocido por muchos como Pankracio Títere Luchador, hace casi dos décadas creó el personaje del “Makiloko”, en una ciudad donde las historias de migración son tan comunes como el polvo del desierto.

Desde 1998, Efraín tuvo la idea de crear un personaje que representara la vida fronteriza, lleno de características distintivas y únicas.
“La idea era un personaje fronterizo. En ese tiempo trabajaba en la maquiladora y había un cliché que a los que trabajaban más les decía ‘makilokos’. Pasaba con los nuevos. Ellos llegaban y subían el estándar, haciendo más piezas que los locales. Decían que nomas les faltaba tener una cabeza de robot”, platica.
Efraín dibuja desde que era adolescente, así como su primer acercamiento al arte fueron las caricaturas, pero más que nada el cartón político.
Comenta que su primera inspiración fue un caricaturista juarense llamado Ramos que presentaba la revista “Juárez de mis recuerdos”, lo que lo impulsó a crear personajes de Ciudad Juárez.
Con el tiempo y tras conocer a los integrantes creativos de “656 Cómics”, Efraín llevó a su personaje al universo del cómic.
“Cuando conocí a los chavos de 656 Cómics me surgió la idea de hacer un cómic completo del personaje y llevarlo al universo de la ciudad que pasó de ser Makiloko a ser Makiloko City y a hablar de toda la ciudad”, explica.

Señaló que en 2006, Efraín publicó su primer cómic “Makiloko”, una tarea titánica para un creador independiente en un mercado dominado por gigantes como DC y Marvel.
“Era muy difícil entrar en un periódico y publicar. Yo estaba muy morrillo y por eso me gustó irme por el lado de los cómics. Para mí fue muy difícil promoverlo, para venderlo y competía con los cómics comerciales”, comenta.
Dice que en 2014, su obra fue expuesta en el Museo de IMBA, un momento crucial que le permitió mostrar su trabajo a una audiencia más amplia.
Historia de Makiloko
El cómic de Efraín está centrado en dos personajes. El primero es el personaje del Jefe Makiloko, propietario de una maquiladora y que se hace tan poderoso que se convierte en el “dueño de la ciudad”.
Y el otro personaje es el Makiloko Operador que, en realidad, podía ser cualquier persona. Entre estas identidades se encontraba el “cholo”, con un lenguaje distinguible del “malandro juarense”, con palabras como “chuco” y “vato”.

Pero también de quienes está conformada esta ciudad: miles de migrantes de otros estados de México.
“Muchos de mis cómics contaban las historias de diferentes personalidades. Cuando se quitaba la cabeza de robot podíamos hablar de diferentes personas de la ciudad, como migrantes, personas que nacieron aquí y personas que iban llegando. Estaba basado en ese choque de cultura”, cuenta.
Este enfoque permitía abordar temas relacionados con la frontera y las diversas culturas que confluyen en Ciudad Juárez.
“Un ejemplo: mucha gente de Durango llegaba aquí (…) En el Centro había un lugar donde los ‘cholos’ le ponían letras a su ropa. Entonces, la gente de Durango que era como vaquerona, empezó a hacer lo mismo, pero le ponían Durango al pantalón”, añade.
Efraín platica que aunque él es originario de Ciudad Juárez, su familia es oriunda de otros estados de la República Mexicana, por lo que presentar este choque cultural también representaba para él lo que es vivir en la frontera.
“Yo soy de aquí de Juárez, pero la mayoría de mi familia es de fuera. Mi mamá es de Coahuila, mi papá es de Durango. Mis abuelos eran de Jalisco. Yo y mis cuatro hermanos somos la única generación que nacimos aquí”, agrega.
Fenómeno migratorio
La conversación con Efraín abordó el tema de la migración, tanto en el pasado como en el presente, pues Ciudad Juárez se ha caracterizado por acoger a personas en movilidad.
“Parte de reactivar el cómic de Makiloko es ver este nuevo enfoque del migrante ya transnacional. Es como en el tiempo en que Estados Unidos hablaba de los mexicanos que llegaban a trabajar. Nosotros estamos viviendo lo mismo con personas que vienen de otros países. Es abordar un poco ese nuevo fenómeno de migración que está lleno de contrastes”, señala Efraín.
Considera que antes la migración en esta frontera era en su mayoría de personas que provenían de otros estados, lo cual ayudó a fundar la ciudad, pero ahora la migración internacional trae nuevos retos y oportunidades.

“Es un fenómeno lleno de contrastes. Estoy tratando de entender su impacto, tanto en términos de cambio como de evolución”, concluye.
Efraín sigue activo en la creación de contenido, aunque por lo pronto sólo tiene poca presencia notable en YouTube, está por crear una página dedicada al Makiloco en Instagram donde pueda mostrar a su personaje.
Su trabajo continúa resonando en la comunidad, reflejando las experiencias y desafíos de la vida en la frontera, pero a través de Pankracio, un luchador que también representa muchas figuras de Ciudad Juárez.



La historia del Makiloko es un testimonio de perseverancia y creatividad, una narrativa que mezcla la cultura del trabajo duro en la maquiladora con la riqueza cultural de Ciudad Juárez.
A través de este personaje, Efraín no solo cuenta su historia, sino también la de una ciudad diversa, marcada por el constante flujo y reflujo de personas y culturas, con una identidad propia: la cultura de la frontera.
Aquí te compartimos a Makiloko City