La gordofobia es definida como la discriminación que viven las personas gordas por el hecho de serlo.
También como un fenómeno sociocultural, económico y político que está cargado de prejuicios valorativos, incitadores de odio contra los cuerpos que no entran dentro de los cánones corporales normativos.
Este odio, discriminación y rechazo social genera en las personas con sobrepeso odio contra sí mismas y contra su cuerpo, lo cual atenta además contra su salud mental.
Reflexionar sobre este tema cobra relevancia tras un fenómeno social que puede visualizarse en diversas áreas a nivel mundial, pero que en nuestra ciudad se presenta como un latente problema de seguridad pública.
Y es que las redes sociales de los y las juarenses de pronto se han llenado de imágenes y memes sobre una pelea entre mujeres ocurrida el lunes 22 de julio en el Camino Real.
Aparentemente, dicha riña surge a partir de comentarios ofensivos mutuos en el contexto de uno de los grupos de Facebook denominados “Femmes” y que ha tenido encuentros previos de violencias al exterior del domicilio de una de las familias involucradas.
Este intercambio de violencia física es la continuidad de la violencia entre dos familias que a través de redes se han lanzado insultos de índoles clasistas, racistas y gordofóbicos, lo mismo que las personas que reaccionan y responden a las publicaciones relacionadas a este lamentable hecho violento.
¿Por qué llaman tanto la atención las peleas entre mujeres? ¿Por qué la violencia se convierte en un espectáculo?
Una de las razones que me llevan a escribir este breve texto es lo peculiar que me parece el hecho de que ambas familias hayan optado por documentar estos enfrentamientos por medio de transmisiones en vivo, en donde las personas comentan en favor de unas y otras, llevando y trayendo información, ampliando el rango de violencias, incluso incitando a que esto continúe y suba de nivel.
Pero el clasismo también queda latente en resaltar que las protagonistas de este lamentable incidente residen en la colonia Anapra, en el norponiente de la ciudad.
Que si bien es una zona de atención prioritaria (como tantos sectores del municipio de Juárez), debido a las diversos factores y falta de infraestructura urbana que sitúa a sus habitantes en condiciones de vulnerabilidad, también es una zona donde reside un alto índice de población económicamente activa en la industria maquiladora, es decir, personas que trabajan duro para salir adelante.
Algunas notas periodísticas señalan que una de las personas que grabó la riña con su teléfono celular lo hizo mientras sostenía un bebe en brazos, los videos que circulan tienen una duración aproximada de 6 minutos y cabe destacar que no se alcanza a apreciar el arribo de fuerzas de seguridad pública ni de ninguna autoridad.
Las madres de dichas mujeres también protagonizaron este fatal enfrentamiento en donde las personas alrededor, lejos de parar esta situación se dedicaron a grabar, incluso en uno de los videos puede escucharse a una mujer decir “espérense, eit pues a cuál grabo”.
Además, que durante el video también puede apreciarse como única intervención, la participación de algunos hombres que llevarán a sus familiares a participar en dicho enfrentamiento y deciden inmiscuirse de último momento para separarlas y retirarse del lugar.
Aquí el problema no son Eliizabeth, Karina, Raquel ni Fabiola, sino una sociedad que aplaude celebra, incentiva las violencias que surgen de un sistema que criminaliza las corporalidades no hegemónicas.
¿Qué estamos inculcando a nuestras infancias? ¿Qué harán las autoridades para prevenir este tipo de situaciones?
La gordofobia como un problema estructural se pone de manifiesto en el hecho de que día a día en los medios de comunicación, películas, show de comedia, entre otros, se utilizan las tallas de las personas, pero sobre todo a las mujeres que no cumplen con los estándares de belleza (algunas veces disfrazado como un interés en la salud), como un elemento para burla, para denostar, promoviendo desórdenes alimenticios como como la anorexia y la bulimia y que ponen en riesgo la salud, autoestima y dignidad de las personas.
Aquí el peligro es que sigamos perdiendo la humanidad, el respeto al prójimo, que promovamos los actos violentos como algo a lo que hay que dar seguimiento y es que escribir sobre esto no responde al amarillismo, sino como he explicado previamente me mueve la necesidad de compartir la tristeza que me ha provocado ver el “circo mediático” en que se ha tornado este asunto y señalar como foco de atención el atender la problemática de la gordofobia.
Puede parecer exagerado señalar que la gordofobia es un acto de terrorismo, pero lo afirmo en tanto que atenta en contra de la vida, la integridad de las personas, que desestabiliza el funcionamiento de la sociedad, altera la paz pública, es contraria a los derechos humanos y no se limita al uso de armas de fuego, sino a la difusión de ideas que promueven odio hacia otro grupo de personas.
Opinar y denostar a las personas a partir de algún rasgo tal como su corporalidad, origen étnico, orientación sexual o identidad de género, condición socioeconómica, creencias religiosas o políticas o cualquier otro atributo es contrario a una sociedad sana, es algo que debemos combatir ciudadanía y autoridades.