En Ciudad Juárez, una mujer lidera una investigación que combina la biomimetización y bioimpresión, un método para reemplazar tejidos dañados que parece sacado de una película de ciencia ficción.
Esmeralda Saraí Zúñiga es doctora en Ingeniería Biomédica y que encontró en este campo una técnica que abre nuevas posibilidades en trasplantes y regeneración celular.
Actualmente, es la líder del grupo de investigación en biomimética e ingeniería tisular de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), así como ha representado a México en América Latina con su investigación sobre mimetización.
Además en el 2023 fue elegida, al igual que siete mexicanas más, como una de las 25 mujeres en la ciencia como parte del proyecto 3M Latinoamérica, donde se reconoce a científicas exitosas a nivel internacional.
Sustitutos biológicos
En entrevista con Circuito Frontera, la doctora Zuñiga platicó que actualmente su equipo trabaja en la creación de sustitutos biológicos que imiten la estructura y función de tejidos humanos.
“El objetivo es desarrollar materiales similares a órganos y tejidos, especialmente huesos, mediante herramientas de diseño asistido”, explicó.
Mencionó que utilizan programas computacionales para generar modelos tridimensionales que replican la forma y composición ósea, así como realizan simulaciones digitales para analizar la resistencia de estos materiales bajo cargas y esfuerzos mecánicos.

Para fabricar estos modelos, emplean bioimpresión 3D con hidrogeles en lugar de filamentos o resinas convencionales, los cuales contienen componentes como hidroxiapatita y óxido de zinc, esenciales para la regeneración ósea.
Expuso que durante la investigación realizaron pruebas en donde midieron la capacidad para soportar peso de una persona al caminar o estar de pie, simulando condiciones reales.
También que actualmente trabajan con gelatina extraída de la piel de pez tilapia, combinándola con minerales óseos para mejorar compatibilidad.
Explicó que esta mezcla permite que el cuerpo reconozca el implante como propio, evitando el rechazo.

Mencionó que cuando un hueso tuvo una fractura (osteosarcoma) y se tuvo que remover, colocan ese material y el hueso va a empezar a crecer sobre éste. La doctora indicó que a ese proceso se le llama osteointegración, es decir, que se van a volver uno solo.
La inspiración en Terminator
“Soy ingeniera biónica por parte del Politécnico Instituto Politécnico Nacional. Entonces la biónica básicamente también es lo que busca. Crear sistemas pero artificiales ahí completamente. En nuestro caso buscamos quedar instrumentos, bueno, dispositivos, como te decía, una parte artificial y una parte biológica”, dijo.
Comentó que desde su adolescencia, se interesó por la ciencia y recuerda que parte de su inspiración fue la película “Terminator”.
“Terminator, cuando se quita la piel y sale la mano robótica a partir de ahí. Me quedé tan sorprendida, dije, ‘Eso se podrá hacer, ¿no?’ Y pues sí. Empezamos a verlo y eso fue algo más personal”, platicó.

Otro factor que influyó en ella fue que a la edad de 12 años sufrió un accidente vehicular que despertó su vocación por ayudar a personas con lesiones graves.
En esa ocasión sufrió un edema cerebral y tuvo un traumatismo craneoencefálico de segundo grado, lo cual la llevó a estar hospitalizada bastante tiempo.
Dentro del hospital, Esmeralda se dio cuenta justamente las necesidades que se tienen con base a fomentarlos o buscar cómo reparar diferentes tejidos que se pueden dañar, sobre todo en cuestión del cáncer.
“Yo estaba en el ala donde estaba el área infantil, pues me tocó mucho niño con cáncer. Tú veías cómo iban perdiendo parte de su cuerpo, cómo iban justamente con tratamientos muy agresivos que este los iban pues debilitando. Entonces, creo que más que nada el buscar llevarlo a una área médico-biológica fue justamente por experiencia propia”, recordó.
Innovación biomédica
Aunque no se convirtió en médico, Esmeralda buscó soluciones científicas para mejorar la calidad de vida de pacientes con quemaduras, cáncer y fracturas óseas.
Actualmente, Zúñiga colabora con instituciones como la Universidad de Guanajuato, el Tec de Monterrey y la Universidad Politécnica del Estado de México.
Así como uno de sus proyectos más destacados fue premiado en el concurso “25 Mujeres en la Ciencia” a nivel Latinoamérica por su innovación biomédica.
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Este proyecto consiste en un dispositivo miniaturizado para pruebas farmacológicas personalizadas, utilizando células del paciente para determinar el tratamiento más adecuado.
Explicó que esta iniciativa busca avanzar en la medicina de precisión, optimizando los medicamentos para cada individuo y reduciendo efectos adversos.

En Ciudad Juárez, donde los incendios invernales causan numerosas quemaduras, Zúñiga trabaja en apósitos hechos con piel de tilapia para cicatrización.
Este tratamiento, económico y accesible, podría mejorar la recuperación de los pacientes y reducir costos en hospitales y clínicas.
Además, desarrolla un gorro refrigerante para mujeres con cáncer, diseñado para reducir la caída del cabello durante la quimioterapia.

Señaló que aunque en Europa y Estados Unidos este tipo de productos ya se comercializan, en México su uso es poco difundido, por lo que buscan asociaciones para pruebas.
Con sus investigaciones, la Esmeralda Zuñiga no sólo ha revolucionado las ciencias biomédicas, sino que también genera un impacto social, mejorando la vida de cientos personas, pero además es una inspiración para hombres y mujeres en la comunidad fronteriza.