Quienes creen que los medios de comunicación no lo dicen todo, no se equivocan. Las causas para no mostrar toda la información disponible pueden ser desde pequeñeces sin importancia hasta hechos más relevantes.
También puede haber razones moralmente válidas y otras éticamente cuestionables a la hora de hacer la selección de la información que se publicará.
En un proceso de comunicación dado, existen ciertas zonas o filtros que bloquean el flujo de algunos segmentos de la información o todo un hecho completo. Estos filtros están conformados por los denominados gatekeepers (guardianes de la puerta o seleccionadores), dedicados a filtrar, desechar, eliminar o bloquear el paso de la información por diversos motivos.
El término fue acuñado por Kurt Lewin en un estudio sobre las dinámicas interactivas de los grupos sociales. Puede haber más de un gatekeeper en un solo proceso dado de comunicación.
Por ejemplo, el vocero de alguna institución pública es un gatekeeper, pues selecciona según su criterio o el de sus superiores, qué es lo que será lo más conveniente comunicar a los medios y qué datos es mejor reservar por el momento o permanentemente.
A veces el gatekeeper es un sistema de reglas establecidas que puede tener un grupo, una institución o un medio. Por ejemplo, las directrices de Facebook hacen gatekeeping al prohibir contenidos como la promoción de conductas violentas, pornografía y venta y uso de drogas.
Los motivos del gatekeeper para bloquear ciertas noticias, datos o imágenes varían y pueden deberse a diferentes situaciones, desde las más legítimas o inofensivas, hasta algunas más cuestionables. Aquí enumero algunas:
- Falta de espacio o tiempo.
Por ejemplo, cuando sucede un hecho relevante ya cuando se cerró la edición impresa de un periódico y ya se encuentra en las prensas. - Información demasiado lejana para las audiencias.
Un desastre o un hecho bélico sucedidos en países africanos o del Lejano Oriente, pueden resultar de poco interés para algunas audiencias (lo que no debería suceder). - Baja calidad de la información, información repetida o no verificada.
Rumores y trascendidos entran en esta categoría. - Información extemporánea.
Cosas que sucedieron hace varios días o semanas puede que ya hayan expirado y pierdan su calidad de interés público. - Información cuya difusión puede poner en peligro a un individuo o un grupo de personas.
Los datos sensibles de ciudadanos participantes en hechos de violencia pueden ser un ejemplo. - Información que si se difunde podría crear distorsiones en la economía, los mercados o la gobernabilidad.
- Códigos deontológicos (éticos) de la empresa o institución donde se considera la información o del propio gatekeeper.
- Información que podría poner en juego el prestigio o credibilidad del medio o institución donde se considera.
- Motivos comerciales y/o mercadológicos.
Como por ejemplo, la autocensura cuando se trata de publicar hechos que afecten empresas o instituciones públicas con contratos vigentes de publicidad con los medios. - Tendenciosidad y/o sesgo en la información a considerar.
- Intereses (legítimos o no) del medio o institución que difundirá la información, o de sus dueños o socios.
- Línea editorial.
- Convicciones e ideología personal del gatekeeper o del medio o institución en donde trabaja.
Según Ignacio Camargo, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UACH, un gatekeeper exitoso para la organización será aquel que elimine sus propios intereses, convicciones y sesgos del proceso de selección y descarte, y en cambio interiorice y emplee (al menos durante su jornada de trabajo) los criterios del medio, institución o el dueño del medio o alto funcionario para el que presta sus servicios.
Con esto último pienso en Sarah Huckabee Sanders, la hábil vocera de Donald Trump que hacía extraordinarios malabares y un uso intensivo de la retórica y la sofística para darle sentido a las decisiones que día con día tomaba su jefe.
En idéntica situación se encontraba su antecesor inmediato, Sean Spicer. Ignoro si estos dos voceros que ha tenido la Casa Blanca de verdad se creían lo que aseveraban, pero el caso es que fueron hábiles al cubrirle las espaldas al exmandatario republicano.
En algunas de las áreas de comunicación social de instituciones públicas en la región, se está percibiendo una notoria falta de entrenamiento y desarrollo de los criterios que debe tener un buen gatekeeper.
Vemos entonces que en la información que filtran a los medios con los que tienen contratos publicitarios no hacen una criba o limpieza de las informaciones que difunden, donde difunden comunicaciones privadas, además de datos personales y sensibles de ciudadanos. Esa falta de criterios es altamente cuestionable y conviene preguntarnos por qué está pasando.
Podemos hablar también de cómo los medios hacen verdadero “bullying” a la gente que tiene la mala suerte de dar la mala nota. (Pienso en el ya añejo caso del conductor gritando “Tengo miedo” ante las cámaras; muy seguramente después de eso su vida ya no fue igual).
¿Qué esos gatekeepers no se detienen a pensar que podrían arruinar una vida?
La ética y la responsabilidad social deben estar siempre presentes en el comunicador cuando le toque hacer su labor. Como bien dijo Kapuściński: “un buen periodista (yo usaría el término comunicador para ampliar un poco más) no puede ser mala persona”.