Max es un perro de rastreo que será utilizado para la localización de personas migrantes. Éste recibe la orden de “¡Busca, busca, busca!”, momento en que el canino inicia su labor para la búsqueda.
Lo anterior forma parte de un método que utilizará el Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración (INM), enfocado en localizar migrantes perdidos en el desierto, en las inmediaciones de la frontera de Chihuahua con Texas y Nuevo México.
Desde hace ocho meses, el Grupo Beta desarrolló habilidades caninas para la búsqueda de personas, una tarea que tradicionalmente implicaba largas caminatas.
El uso de binomios, compuesto por un agente y un perro, permite localizar a las personas con mayor rapidez, gracias al agudo sentido del olfato de los perros entrenados.
“Antes, solíamos caminar durante horas, especialmente en áreas donde los vehículos no pueden acceder, pero ahora con los binomios podemos cubrir más terreno de manera más eficiente”, explicó Carlos Castillo, coordinador del Grupo Beta.
Max, un pastor belga de un año, comenzó su entrenamiento a los tres meses, basado en la motivación con comida.
El agente Reyes, encargado de la protección al migrante y binomio de Max, explica que el perro no se detiene hasta encontrar a la persona buscada.
Max se especializa en localizar a personas que están en el suelo, una habilidad crucial para rescates en el desierto.
También indicó que el Grupo Beta está entrenando a otros cinco perros, más pequeños que Max, en una escuela privada contratada por el INM.
Durante una demostración, Max mostró su habilidad al encontrar rápidamente a una persona escondida, siendo recompensado con croquetas, agua y caricias por su éxito.