• Skip to primary navigation
  • Skip to main content
  • Skip to primary sidebar
  • Skip to footer
Facebook Twitter Youtube Instagram
  • English
    • Inicio
    • Frontera
    • Rincón Animal
    • Migración
    • Mujeres
    • Historias
    • Especiales
    • Reporte de Puentes
    Circuito Frontera

    Circuito Frontera

    Conéctate con la frontera

    Borde Cultural

    Mi vida después del útero

    08.10.2024

    Daniel Barrera Blake / Delatripa

    La luz danzante de los cirios, emite unos destellos al reflejarse en la paloma de porcelana blanca colgada de la pared.


    Pared que también alberga, en otro clavo más
    bajo, la figura de un Cristo.


    Cristo que mantiene sus brazos extendidos, en claro gesto de recibimiento de quien se encuentre acostado a sus pies.


    Pies colgantes de cerámica que rozan las margaritas más altas de la gran corona, repleta de flores.


    Flores blancas, robándose las miradas de los
    asistentes.


    Asistentes que presencian, con morbo e incredulidad, el doloroso proceso de mi expulsión.


    Expulsión que no estoy dispuesto a aceptar y mis manos, aferrándose a los bordes, pueden presumir esa negación.


    Negación a soltarme, con párpados cerrados
    bien apretados, pero incapaces de contener la filtración de la luz.

    Luz atemorizante.


    Atemorizante, quizás, no sea el mejor modo
    de describirla, pero luz es allá afuera.

    Afuera no es aquí y yo no quiero ir allá, yo
    quiero seguir aquí.


    Aquí, donde existe el mejor clima en cualquier época, donde nunca falta alimento, ni televisor o internet; donde abunda la comodidad y escasea la responsabilidad. Responsabilidad que se limita a la tarea de vivir lo más amenamente posible, sin sufrimientos ni esfuerzos.


    Esfuerzos que ahora hago en vano para salvar
    la destrucción.

    Destrucción inevitable de mi nido, mi bolsa,
    mi hogar.


    Hogar que, hace apenas unos meses, parecía que no se derrumbaría nunca, hasta ahora. Ahora me expulsa y no me permite morir dentro de él, aunque yo preferiría jugármela entre sus pilares y techos colapsados.


    Colapsados, como alguna vez se colapsaron
    mis experiencias fuera de la bolsa y no quiero
    recordar.


    Recordar mis días fuera de la bolsa me revuelve el estómago y me entra un nervio, con temblorina y todo.


    Todo lo que no quiero recordar ahora viene a
    mí, por haberlo mencionado; viene vívido y punzante.
    Punzante fue el zumbido en mi cabeza aquel
    día.


    Día de finales de invierno, dentro del aula dónde yo solo defendía mi gordura de las duras burlas de mis compañeritos. Yo no tenía la culpa de que ellos no recibieran un amor tan profundo como el que mi madre me profesaba a mí; un amor permisivo sin límites y lleno de cuanto antojo culinario tuviera. Pero a ellos no les importaba; su envidia, nacida de no contar en su vida con un amor tan férreo como el de mi madre, los impulsaba a ponerme en el centro de sus comentarios hirientes. Yo solo quería explicarles que yo no tenía la culpa, pero era como agregar gasolina al fuego de la exaltación colectiva. Todo acabó, cuando alguno de ellos me lanzó encima el cajón de madera donde la Miss guardaba los legos.


    Legos pateados por mi madre, al entrar colérica, a gritonearle a la Miss, después a los directivos y por último, a los papás de los niños abusivos. Más tarde sentí sus dedos entrelazándose con mi cabello, mientras me arrellanaba en su regazo para comerme el helado que me había ganado por soportar tan traumática experiencia. El resto de la semana no fui a clases, pude dormir hasta tarde. Pero al lunes siguiente entré en un kínder nuevo, mamá no permitiría que regresara a esa escuela de bestias. Aunque el dolor punzante persistió varios días en mi cabeza.


    **Este texto se publica como una colaboración con la revista literaria delatripa, una revista hecha en México dedicada al cuento, minificción y ensayo**

    delatripa narraciones

    NOTAS RELACIONADAS

    • La historia del tren en el Centro Histórico de Ciudad Juárez

      La historia del tren en el Centro Histórico de Ciudad Juárez

      11.12.2024

    • “Nací en medio del desierto”… Una lectura desde la infancia

      “Nací en medio del desierto”… Una lectura desde la infancia

      14.11.2025

    • Autores internacionales encabezarán la FELIF 2025 en Juárez

      Autores internacionales encabezarán la FELIF 2025 en Juárez

      08.05.2025

    Conexión Corporativa

    • Correrán para que ningún niño en Anapra pase hambre

      Correrán para que ningún niño en Anapra pase hambre

      14.11.2025

    • Arranca oficialmente el Buen Fin en Ciudad Juárez con llamado al consumo

      Arranca oficialmente el Buen Fin en Ciudad Juárez con llamado al consumo

      13.11.2025

    Previous Post: « Aprueba Cabildo ampliar presupuesto para el IMM
    Next Post: Teniente juarense participa en convención internacional de bomberos »

    Primary Sidebar

    CIRCUITO CINEMA

    Quiero, puedo y debo: el abrazo que el público devolvió a Juan Gabriel

     

    Síguenos en Facebook

    Circuito Frontera

    ¿Ya nos sigues en TikTok?

    Footer

    Copyright © 2025 Circuito Frontera. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este sitio sin autorización previa. El uso no autorizado constituye una violación a la Ley Federal del Derecho de Autor. Consulta nuestra sección ¿Quiénes Somos? para conocer todos los detalles sobre el Aviso de derechos de autor.

    • Inicio
    • Reporte de Puentes
    • ¿Quiénes somos?
    • Crematorio Plenitud
    • Frontera
    • Rincón Animal
    • Migración
    • Borde Cultural
    • Mujeres
    • Pregúntame
    • Historias
    • Especiales
    • Pregúntame
    • Border Noise
    • Conexión Corporativa
    • Circuito Cinema
    • Comunidad de Medios
    • ¿Qué es la comunidad de medios?