El Día Internacional de los Pueblos Indígenas, conmemorado el 9 de agosto de cada año desde 1994, es de gran importancia por varias razones.
Entre ellas, la primera es la visibilización y el reconocimiento de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, ya que este día destaca la lucha histórica por nuestros derechos, por nuestra autodeterminación y el reconocimiento como pueblos con identidades, culturas y lenguas únicas.
También aporta al fomento de la conservación cultural y lingüística. Los pueblos indígenas somos guardianes de vastos conocimientos ancestrales, prácticas culturales y lenguas que han perdurado durante generaciones, además jugamos un papel crucial en la protección del medio ambiente, ya que gran parte de nuestra vida y nuestra cultura está ligada a la tierra y la naturaleza.
Este día también promociona la igualdad y la justicia Social, ya que al menos en este día, se fomenta el diálogo sobre la discriminación, el racismo y la desigualdad que enfrentamos los pueblos indígenas.
Sin embargo, la atención a las necesidades de las personas indígenas no debe circunscribirse a un día al año, siempre debemos estar pugnando por la creación de políticas públicas más inclusivas y justas que aseguren nuestro bienestar y prosperidad, que promuevan los derechos humanos, la inclusión y el respeto de las lenguas, la identidad, la idiosincrasia y las diferentes culturas indígenas en la sociedad global.
Ninguna persona tendría que estar luchando por sus derechos, mismos que se encuentran reconocidos en el marco jurídico nacional e internacional, pero desafortunadamente, no es así para los pueblos y comunidades indígenas, quienes hemos sufrido de exclusión desde hace muchísimos años pese a la lucha histórica por la garantía de esos derechos que deberían ser universales.
Y es aquí donde la representación política de los pueblos indígenas cobra vital importancia, pues si no contamos con una representación sustantiva en los diferentes niveles de gobierno e instituciones que conforman el Estado, no lograremos la inclusión de nuestras necesidades en la agenda pública.
No obstante, a las personas que están a cargo de legislar para proteger estas garantías parece no importarles, como ejemplo, pongo el caso del Estado de Chihuahua, que a pesar de que el Congreso del Estado está vinculado (obligado) por el Tribunal Electoral Local desde 2020 a legislar en ese sentido con la sentencia JDC-02/2020, incluso, dicha obligación proviene desde 2015, cuando la reforma de la Constitución Federal le dio a los Congresos de las entidades federativas 90 días para homologar sus leyes locales, desde entonces, han pasado ya 9 años y la omisión subsiste.
En 2021 se llevó a cabo una consulta indígena con el objetivo de reformar, adicionar diversas disposiciones de la constitución local, la finalidad de dicha consulta era, (según la propia convocatoria) obtener opiniones, propuestas, planteamientos, y en su caso el consentimiento de los pueblos y comunidades indígenas que radicamos en el Estado de Chihuahua, en relación a diversas medidas legislativas que se pretendían implementar (10 iniciativas).
¿Pero que creen? El año pasado se hizo una reforma a la Ley Electoral Local y de los derechos políticos electorales de las comunidades indígenas, no se dijo absolutamente NADA
¿Qué paso? ¿Dónde quedaron nuestras opiniones?
La finalidad de las consultas es precisamente tomar en cuenta los resultados para impactarlos en las minutas y dictámenes de la las modificaciones a las leyes, sin embargo, sacaron una reforma donde ni por asomo hablan de:
1.- La representación de indígenas con el cargo de Regidor en los Ayuntamientos;
2.- De crear una Diputación por el principio de representación Indígena.
3.- Del derecho a la participación y consulta de los pueblos indígenas.
4.- De incorporar la figura de Diputado de Representación Indígena al H. Congreso del Estado.
5.- De establecer el derecho de participar en el nombramiento del titular de la Comisión Estatal pare los Pueblos Indígenas.
Cuando la propia convocatoria incorporaba estas temáticas como parte de la reforma constitucional, esta simulación de los entes del Estado es la que tiene inconformes e indignados a los pueblos indígenas, pues solo se acuerdan de nosotros para la foto o cuando hay proceso electoral.
En el proceso electoral próximo pasado, se implementaron acciones afirmativas que obligaron a los partidos políticos a postular personas indígenas para ocupar cargos de elección popular, y aunque esto representó de alguna manera un avance, no fue suficiente pues en muchos casos los propios partidos políticos hicieron fraude a la ley postulando a personas que no son indígenas, valiéndose de engaños para obtener las constancias de auto adscripción calificada que los avalaba como tal.
Además las acciones afirmativas tienen la característica de ser temporales, es decir, cuando termina el fin para el que fueron creadas, desaparecen, así que las que se emitieron para el proceso pasado ahorita ya no son válidas, ósea que en momento, no existe ninguna disposición jurídica que garantice nuestra participación en los procesos comiciales, tendremos de nueva cuenta que ir a tocar la puerta del Instituto Estatal Electoral para que en las elecciones que vienen nos dejen participar.
Esto no sería necesario si existiera una ley que de hecho garantizara y protegiera nuestros derechos políticos y electorales, pero hasta la fecha no existe, es por eso que es inminente nuestra participación en puestos de representación popular para poder ser verdaderos agentes de cabio, pero no por medio de partidos políticos como ya se ha intentado, pues la experiencia nos dice que a ellos no les interesan nuestras causas, solo las posiciones de poder que pueden ganar con nosotros y ya que están en el ejercicio del cargo se les olvida la verdadera representación.
Por eso, proponemos una figura que emane directamente de los pueblos indígenas, una regiduría o diputación que sea electa por las propias comunidades mediante nuestros sistemas normativos internos, o usos y costumbres, y que se integre directamente al cabildo o al congreso como integrante legitimo de los mismos, es decir, que se reserve un espacio o un curul para esta figura de representación electa directamente por nosotros, sin intervención partidista.
De tal manera que, aprovechando la importancia de la conmemoración de este día, es necesario hacer un llamado a la nueva integración de la legislatura que está por tomar posesión, para que atiendan esta asignatura pendiente y ahora si no nos dejen fuera, en el entendido de que no es una dadiva la que estamos pidiendo, sino la garantía de un derecho que constitucional y convencionalmente nos corresponde, que no se les olvide que los pueblos originarios habitamos estas tierras mucho antes que los mestizos y lo mínimo que merecemos es una representación VERDADERA, sin simulación por parte de los partidos, como dije anteriormente, electa mediante nuestros usos y costumbres, que conozca de primera mano nuestras necesidades, para poder ser verdaderos agentes de cambio.