Al menos 92 personas, entre ellas hombres y mujeres, fueron canalizadas a programas de reeducación por maltrato y omisión, como parte de las acciones emprendidas tras la declaratoria de Alerta de Género en Ciudad Juárez.
La información fue dada a conocer durante la presentación de avances del DIF Municipal y el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM), en conferencia de prensa realizada este viernes en la Presidencia Municipal.
En informe se indicó que además 259 personas recibieron acompañamiento en procesos de separación, con atención psicológica, legal y social, así como la mayoría llegó tras solicitar ayuda por primera vez.
Las cifras surgen en un contexto en el que aún no existe una estructura sólida de atención institucional, pues apenas en septiembre de 2024 cuando el DIF formalizó su Unidad de Género, un área que opera con 30 personas como personal voluntario, para realizar tareas de seguimiento, sensibilización y detección de casos.

La responsable de las unidades de género del DIF, Olga Hernández, señaló que estos programas buscan evitar que las violencias familiares se repitan en generaciones futuras.
Explicó que no se trata solo de sancionar, sino de intervenir en las dinámicas que sostienen relaciones violentas, especialmente cuando hay niñas y niños involucrados.
Otra de las acciones fue la actualización de 100 registros en el sistema estadístico del DIF, cuya base de datos busca identificar zonas críticas y establecer prioridades de intervención, aunque aún no se han hecho públicos esos diagnósticos.
Refirió además que 30 personas (27 mujeres y 3 hombres) participan en actividades comunitarias para sensibilizar sobre la violencia de género.

Mientras que, Elvira Urrutia Castro, directora del IMM, señaló que ya hay seis dependencias municipales con personal capacitado en perspectiva de género, aunque reconoció que el reto es que todas las áreas incorporen esa visión de forma transversal.
Mencionó que a cinco años de haberse declarado la Alerta de Género en Ciudad Juárez, el esfuerzo institucional avanza, pero los números siguen dejando al descubierto un problema estructural.
Agregó que el acompañamiento a víctimas y la formación interna son pasos importantes, aunque insuficientes si no se garantiza continuidad, evaluación y expansión de estos programas.