A casi cuatro meses del inicio del gobierno de Donald Trump, decenas de personas migrantes varadas en la frontera norte de México se preparan para regresar a su país de origen, tras endurecimiento de políticas migratorias.
Lo anterior, luego de que las nuevas restricciones migratorias impuestas por la administración estadounidense han cerrado rutas legales y complicado el acceso al asilo, dejando a muchos sin opciones.

Ese es el caso de Paola Quiróz, una migrante colombiana que vivió en Ciudad Juárez durante varios meses esperando una oportunidad para ingresar legalmente al país vecino.
Ahora, cansada del estancamiento y la incertidumbre, toma la difícil decisión de regresar a casa.
“Ya la mayoría se está yendo. Se va. Están agarrando para Costa Rica, ya pierde uno la esperanza y nosotros ya nos vamos para Ciudad de México a esperar los vuelos para devolvernos”, platicó.
Desde el 20 de enero, cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, se han endurecido los procesos de asilo, se han cerrado rutas legales y se han intensificado los operativos de control fronterizo.

Estas medidas han dejado a miles de personas atrapadas en ciudades fronterizas como Juárez, donde los recursos, la seguridad y las oportunidades son limitadas para las familias migrantes.
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Paola, como muchos otros, llegó con la esperanza de reconstruir su vida en otro país. Sin embargo, ante el cambio en las reglas del juego y sin apoyo suficiente, optó por retornar.

Su historia refleja una tendencia creciente en la frontera: la migración forzada en reversa, empujada no sólo por la política estadounidense, sino también por la falta de condiciones dignas de estancia en México.